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Una misión de rescate muy indiscreta

bra_rescueHay prendas de vestir que las carga el diablo. Que por pudor parece que tienen que ser enterradas en el cajón de una cómoda y sólo pueden ser exhibidas en momentos de lujuria, pasión y desenfreno. ¿Por qué? Con lo preciosa que es la lencería. Ese encaje, esa organza, esos diseños que realzan la figura femenina… Mejor lucirlos que esconderlos por vergüenza.

Ese rubor y sofoco debió tener ‘la vecin@ del quinto’ (puede ser del cuarto o del tercero, pero me gusta más el cinco. ¡No seáis mal pensados!) al comprobar que el sujetador había caído accidentalmente al porche del inquilino del primero. Pobre, seguro que estaba tendiendo y tuvo un despiste. ¡Qué fatalidad!

«¿Y ahora qué hago? Llamo a su puerta y le digo que recoja el sostén. ¿Qué cara me pondrá?«, debió pasar por su cabeza. Pues ni cort@, ni perezos@, y para no enfrentarse al bochorno de reclamar la prenda al vecino, ideó un plan infalible: ‘El pesca Bra‘. Lo que no sabía es que el ocupante del piso estaba atento a todos sus movimientos y grabó la furtiva operación de rescate.

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Amenaza de muerte a su vecino por «decir a la gente que tengo sexo con un gato»

kristina-sexo-gatoUna potente y cegadora luz me ha golpeado la cara tras entrar en el amarillista The Sun. Nada nuevo, por cierto, ya que este diario tiene la habilidad de impactarme de manera especial. Me habían advertido de que, con motivo del nacimiento del primer hijo de Guillermo y Catalina, había cambiado su logo. The Sun mutó en The Son (El Hijo) y, claro, semejante alarde de ingenio me obligaba a hacer una parada en su site. Esperaba que la parada fuera breve, pero no. ¡Qué poder de atracción tenéis, bandidos! La visita se extendió porque encontré en un pequeño rincón una noticia que lo tiene todo: conflicto generacional, amor, odio, violencia, sexo

El titular no dejaba lugar a la duda: ‘Woman who had sex with cat tried to stab neighbour, claiming he told everyone‘ (Mujer que tuvo sexo con su gato trató de apuñalar a su vecino, alegando que se lo dijo a todo el mundo), así que sucumbí a los encantos de la sutil prosa de ‘The Son’.

Resulta que en un tranquilo barrio de Oklahoma City vivieron un monumental sobresalto días atrás, cuando una joven vecina de 23 años armó un jaleo tremendo. La chica, Kristina Michelle Brown (¡qué carita de cordero degollado tiene en la foto!), blandía un cuchillo y voceaba amenazante «¿quieres morir?» mientras se dirigía a Elmer Morrison, un señor de 72 años que vive en la casa de al lado.

El motivo es que la muchacha acusa a su vecino de ser un Casillas chivato y de haberle contado a la gente que ella -abrid bien los ojos- ¡¡¡tiene sexo con su gato!!! Sin cortarse un ápice, así se lo contó Kristina a la policía local, que acudió al vecindario para evitar una tragedia nada más tuvo conocimiento del altercado. «Tuve relaciones con mi gato y ahora todo el mundo lo sabe. El sr. Morrison lo vio desde la valla que separa nuestras casas».

Como decíamos, la chica cree que el veterano caballero ha largado más de la cuenta sobre el especial cariño que siente por su gatito (¡seguro que ha subido a Instagram alguna foto del minino!) y cree que merece morir por ello. El señor Morrison, claro, no sale de su asombro. Además, asegura que él no sabía absolutamente nada de esa relación especial y que, por tanto, no ha podido contar nada a nadie.

Sea como fuere, Kristina ha sido acusada de asalto e intento de agresión con un arma mortal y en breve pasará por el juzgado para conocer su condena. «Cualquier cosa que no sea estar alejada de mi gatito», pensará la desafortunada, supongo.

Una pintura que impide robar el WiFi

Menudo bajón me ha dado al leer en ALT1040 que han inventado una pintura que permite bloquear las frecuencias de las redes inalámbricas. Vamos, que como lea esto mi vecino, es mi perdición. Para suerte de algunos, mi humilde bitácora se actualizaría mucho menos.

Según este prestigioso blog, que recoge una investigación llevada a cabo por científicos de la Universidad de Tokio publicada en New Scientist, los culpables de esta, a mi juicio, gran injusticia, son el óxido de hierro y el aluminio. Del primero me lo podía esperar porque tiene un nombre muy feo, pero del segundo… toda la vida envolviendo el bocata en papel albal para que ahora me joda la vida de esta manera. No hay derecho. No, si al final me llevan preso.

Pero esperad, que eso no es todo. Lo peor es que esta maldita pintura sólo cuesta 14 dólares, así que por poquito más de diez euros mi vecino podrá impedir que le chupe su ancho de banda. Creo que mis días en la Red están contados.

PD: ¿Alguien se ofrece para pagarme una tarifa plana? Es que a mí no me llega.