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Todo el mundo andaba buscando a la dueña de estas fotos

BecConsejo: «Saca ganas de donde sea»

Hace cuatro años una cámara cayó al océano en Santa Cruz (California, EE UU). La dueña del aparato suponemos que quedó disgustada, sabiendo que bajo el agua quedaban sus 104 fotos de calor y risas de forma irrecuperable. Sin embargo, no fue así.

Hace unos meses, Peter Govaars (46 años) llevó a sus hijos a una playa californiana y mientras sus pequeños hacían castillos de arena (al menos eso cuenta la prensa norteamericana) él encontró una cámara a sus pies con la tarjeta de memoria aún dentro. Supongo que podéis más o menos adivinar que era la cámara que había caído al océano hace cuatro años, porque si no, vaya mierda de historia relato más desconcertante.

Dice Govaars que creyó que era una apasionante cápsula del tiempo. Efectivamente, era una mezcla de cápsula del tiempo y mensaje en una botella, pero 2.0, porque ahora todo es mucho más moderno. El caballero, que lo es, dijo que a él le habría gustado recuperar las fotos, así que…

Así que como es ingeniero informático en cuanto llegó a casa se puso a trastear la tarjeta. El ordenador no la reconocía pero no se rindió. Cogió un cuchillo, desmontó la tarjeta, la limpió con alcohol (vaya, como mi padre… al final llevará razón y el alcohol y su saliva son mágicos) y la montó de nuevo. Instantes después estaba descargando en su escritorio 104 fotos de junio de 2007.

Vio las imágenes y decidió que era el momento de encontrar a los dueños. Contactó con un periódico local, el Santa Cruz Sentinel, y les contó la historia. Al mismo tiempo, subió las fotos a Flickr y las colocó en un álbum llamado «DoYouKnowUs» («¿nos conoces?»).

Los internautas se pusieron en marcha y pronto empezaron a adivinar datos de la familia hasta que la encontraron. La dueña resultó ser Stephanie, una joven de (ahora) 17 años que aparecía en algunas de las imágenes y que vive en Texas, a casi 3.000 kilómetros de donde ocurrieron los hechos.

Final feliz, esta vez sí.

PD: La magia de Internet, supongo.