Hace poco he realizado un viaje del que, por motivos de seguridad, no puedo dar detalles, así que sólo voy a hablaros de este vídeo que grabé en el aeropuerto.
Quedaba poquito para embarcar y decidí pasar al baño. Ya sabéis, mejor subir meadito al avión, que luego uno nunca sabe. Pues bien, cuando llegué, mitad por ignorancia, mitad por mi escaso carácter viajero, me quedé alucinado con el sistema de higiene de los retretes. No es que no me gustase, de verdad, es que me parece demasiada tecnología en busca de un imposible: que te sientas como en casa. Puedo equivocarme, pero en un momento de urgencia intestinal yo seguiría sin sentarme, por mucho que el plástico rote.
Como podéis ver, el plástico se renueva y no habría problema en plantar ahí el culete, pero… ¿lo haríais? Yo no. ¿Demasiados prejuicios? Quizá. Reconozco que si me sacan de casa (siempre que no hablemos de un viaje, es decir, de una estancia prolongada fuera), muy fea se tiene que poner la cosa como para entregarle mi alma a Dios con tan poca intimidad y confianza.
PD: Ojo, que reconozco la mejora y prefiero eso a la porquería habitual, pero esa no es la cuestión. La pregunta es: ¿Os sentaríais?
PD2: Lo que más gracia me hace es el marcador (aunque estúpidos como yo lo hagan correr en balde; eso sí, por motivos estrictamente informativos).
PD3: Una última cosa, y antes de que me apaleen. Ya me han comentado que esto tiene unos pocos años, pero entended que para mí es novedoso.
Envía el post: