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¿Qué sucede cuando mezclas plomo fundido con un refresco?

cola_plomoLo primero, antes de descubriros nada, no intentéis realizar este experimento químico en casa porque puede ser muy peligroso. La persona que lo lleva a cabo en el vídeo que ilustra este post parece que tiene los conocimientos necesarios para hacerlo con ‘total seguridad’ (aunque viendo los elementos que utiliza, yo no me pondría muy cerca).

El ‘hirviente juego’ consiste en fundir plomo (a 327,5 ºC) y mezclarlo con un refresco, en este caso, una lata de Coca Cola. ¿Para qué? Pues la verdad es que un principio pensaba que para observar una explosión estilo El profesor chiflado (una gracieta). Me equivoqué, cosa que me alegra porque el resultado del ensayo es verdaderamente sorprendente. Lee el resto de la entrada »

La venganza de la novia: ¡el momento más memorable de la cámara del beso!

Para los no iniciados en la materia, conviene explicar que la llamada ‘kiss cam’ es la cámara que recorre las gradas de los eventos deportivos durante los tiempos muertos en busca de parejas que se besen mientras el resto del público les ovaciona. Se usa, sobre todo, en Estados Unidos, donde el espectáculo siempre va más allá de la mera competición, y se han convertido en una tradición. ¡Hasta los Obama se han besado en público tras ser ‘cazados’ por ella!

La ‘kiss cam’ ha dado muchos momentos divertidos, entrañables y curiosos, pero ninguno de ellos tan ovacionado como el que hoy os traigo. En un partido de béisbol disputado en Fresno, durante un descanso, el operador de la ‘cámara del beso’ comenzó su búsqueda de parejas enamoradas. De repente, se detuvo enfocando a una joven pareja: un chico rubio que hablaba por su teléfono móvil y una muchacha morena. La chica, al verse en el videomarcador, le reclamó el correspondiente beso a su novio quien, con un gesto de desdén, le hace ver que está demasiado ocupado con su teléfono como para detenerse un segundo a besarla (0:05 segundos en el vídeo).

Tras la primera intentona, hubo una segunda (0:25), también fallida, lo que calentó los ánimos de la chica… y de otros aficionados que estaban en la grada y que empezaron a abuchear al tipo. El realizador le dio una tercera oportunidad (1:20) al chaval para enmendar su error, pero niente. El tío seguía con el teléfono y pasando de su novia, que reaccionó con bravura: se levantó, agarró un vaso de refresco y ¡¡se lo arrojó a la cara!! De repente, el que supongo que ya será su exnovio dejó de hablar por teléfono para ver cómo ella se alejaba entre los aplausos del público y acompañada por la mascota del equipo local. ¡Bien por ella! Ese feo no se le hace a una mujer… y menos tres veces.

Le pueden caer cinco años de cárcel por no pagar un refresco

No sé si estos días habéis visto el fútbol. Pues que sepáis que es pecado mortal. Toda esa gente que quiere que pensemos en la crisis y en los mercados de día y de noche, que solo demos vueltas a los recortes… toda esa gente nos odia. Y nos odia doblemente por pasar el rato en el blog del becario, donde no hay ni una ¿noticia? que merezca la pena ser leída. Básicamente porque todo lo que cuento aquí, como en Twitter y en Facebook, son chorradas.

Hoy no va a ser excepción. Así es como, gracias a este blog, descubriréis que hay un señor que se enfrenta a una pena de hasta cinco años de cárcel porque se fue de un establecimiento sin pagar un refresco que valía poco más de 70 céntimos. El hombre en cuestión es Mark Abaire, que tiene 52 años y cara de alemán (aunque es estadounidense).

Resulta que la semana pasada acudió a un establecimiento de comida rápida en Naples (Florida, EE UU) y pidió un vaso para beber agua. Según la prensa local, Mark decidió que mejor que agua se iba a poner un refresquito en una de esas máquinas de «sírvase usted mismo» y, ya puestos, se lo iba a llevar fuera del restaurante para tomárselo.

El gerente le explicó que podía hacerlo, claro, siempre y cuando abonara lo que valía la bebida en cuestión: no llegaba a un euro. Pero Mark, que es muy suyo, decidió que no, que iba a llevárselo fuera y no lo iba a pagar, porque… yo qué sé por qué, igual porque piensa que pagar la bebida es de pobres, vete tú a saber.

Así pues, llamaron a la policía, que le arrestó, y dado que este pequeño hurto se suma a otras condenas por robo de años anteriores… Mark lo lleva crudo. El refresco fue la gota que colmó el vaso y su expediente policial evolucionó de delitos menores a delito grave (por reiteración, como en el fútbol… uy perdón, he dicho fútbol), algo que en Florida supone enfrentarse a una pena de hasta 5 años de cárcel y una multa superior a los 3.700 euros.

Puede que considerara una estafa pagar 70 céntimos por un refresco de esas máquinas, dado que muchos consideran que lo único que echan son polvos (y no de los buenos), pero lo mismo el refresquito le sale por 4.000 euros… eso sí le va a doler en el bolsillo.

PD: Un consejo, amigos. Si os cruzáis con un gurú, corred tan rápido como podáis (en dirección contraria a él, por supuesto).