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El guacamayo que se ríe como los malos de las películas

Quemad cualquier ejemplo de cultura que tengáis a mano y sed bienvenidos a el blog del becario ese lugar en el que nada es lo que parece porque todo suele ser bastante peor.

Para que veáis que no os engaño, el hilo conductor de la entrada de hoy es un guacamayo llamado Polo que tiene ocho años y que se ha hecho bastante famoso por la risa que se gasta, que recuerda muy mucho a la de los malos de las películas de Hollywood (porque los malos españoles no se ríen así, las cosas como son… basta con comparar a Danny Devito en Batman Returns con Jordi Mollá en Dos policías rebeldes II).

Como si fuera a conquistar el mundo, Polo acompaña sus carcajadas de batidas de alas y gestos sospechosos con la pata. Vamos, que le falta decir «¡Maldito seas, Perry el ornitorrinco!» para ser pura maldad. El vídeo dura algo más de un minuto, pero con que veáis los primeros 20 segundos probablemente os haréis una idea, ya que de lo contrario terminaréis locos e hipnotizados y habréis sucumbido a su maquiavélico plan (perdón por lo de «maquiavélico», sé que ha sonado culto pero no tenía intención, fue pura casualidad).

El vídeo es de 2008 pero, cosas de Internet, es ahora cuando ha empezado a coger viralidad. Y yo me pregunto… ¿cómo habrá aprendido a reír de esa forma? ¿Le habrán enchufado en casa LaSexta 3 ininterrumpidamente? Bueno, parece improbable porque hace cuatro años aún no estaba en antena. Quizás le pusieron DVD’s, quizás era el guacamayo de un mantero o quizás…

… O quizás era la mascota de Pavel Durov, el millonario que creó una red social llamada VKontakte y al que llaman el Zuckerberg ruso, que hace unos días acaparó las portadas de algunos medios después de que pusiera en marcha una medida solidaria que a mí me parece de mal gusto.

Durov se dedicó a lanzar billetes de 5.000 rublos (algo menos de 120 euros cada billete) desde la ventana de su oficina en San Petersburgo. Visto así, el tipo, de 27 años, parece un muchacho generoso que quiere ayudar a la gente anónima a superar la complicada situación que atravesamos. Ahora bien… ¿qué me diríais si os cuento que los lanzaba como avioncitos y entre risitas con sus compañeros? Pues ya no hace tanta gracia, ¿a que no?

Como cabía esperar, la gente se arremolinó en torno al lugar en el que caían los billetes peleándose por ellos mientras los directivos sonreían desde la ventana. El salario medio en Rusia es de unos 23.500 rublos mensuales (alrededor de 560 euros), de modo que haceros una idea de lo que suponía cada billete para esa gente.

(El vídeo está en ruso, pero viene a contar lo que os he explicado)

Pues bueno, por si no fuese bastante, Durov explicó que simplemente intentaba crear una «atmósfera festiva» en la ciudad y que tuvo que parar pronto porque «la gente se convirtió en animales». Decidme o no si a este tipo le pega tener ese guacamayo y haberle enseñado esa risa. Es más, me atrevería a decir que Durov aprendió todo lo que sabe viendo al señor Burns en Los Simpsons… y así nos va.

PD: Mañana a ver si nos animamos un poco, que con lo simpática que había empezado la cosa hablando del guacamayo al final vamos a terminar el día encabronados ligeramente contrariados.

PD2: Vale, lo confieso, lo del guacamayo era una excusa para rajar del tal Durov.