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Atan su pelo al techo para no dormirse cuando estudian

La sabiduría popular dice: «la letra con sangre entra«, aunque para este caso concreto sería mejor expresarlo: «la letra con un tirón de pelo entra«. Al menos así lo piensan varios estudiantes chinos, que no dudan en sujetar su cabello al techo cuando están hincando los codos duramente para no recibir de forma inesperada la llamada de Morfeo. ¡Cómo están las cabezas!

pelo_techoDos alumnas de la Universidad de Fujian lo han experimentado en sus propias carnes (más bien en su cuero cabelludo, que debe ser a prueba de bombas). El método es muy sencillo: unas cuantas pinzas, cabellera bien tensa y si la cabeza osa abandonar la verticalidad en busca de un sueño reparador, ¡zas! Sacudida al canto. ¡Qué dolor!

«Soy muy exigente con todo lo que hago y en época de exámenes no puedo perder el tiempo durmiendo. Siempre quiero obtener las mejores calificaciones y esta es una buena opción para lograrlas«, comentó a un medio local Huang Lu, una de las estudiantes que aplica a rajatabla ‘el método del tirón‘.

pelo_china2¿Qué será lo siguiente: clavarse agujas en la piel? Pues parece que no voy desencaminado ya que hace más de 2.500 años, un político llamado Su Qin se hundía un punzón en la pierna para evitar dormirse a toda costa. El suplicio era tan insoportable que vencía cualquier tipo de cabezada. Con semejantes antecedentes, ahora comprendo por qué los entrenadores chinos son tan exigentes con sus pupilos.

También está el caso del joven Sun Jing, un ávido lector de libros que vivió durante la dinastía Han (siglo III a.C.), y al que la cultura china atribuye la invención de tan original método de estudio, que pudo haber bautizado como: ‘Dame un mechón y te quitaré el sueño

Yo, si os soy sincero, prefiero los sistemas más tradicionales: un café bien cargado, unas cuantas latas de refrescos energéticos… Puede que sean opciones menos saludables pero mucho más placenteras.

(Fotos: news.163.com)

«Mamá, córtame el pelo ya, que creen que soy una niña»

Ser feo tiene sus ventajas. La experiencia me ha demostrado que los guapos solo se encuentran con problemas a su paso: automáticamente les etiquetan como tontos, muchas veces solo los quieren por su físico, se ven obligados a cuidarse y a machacarse en el gimnasio… lo suyo sí es tener un examen cada día y no lo de Torres e Higuaín.

No sé si sois guapos (o si tenéis amigos que lo son), pero ese martirio del que os hablo comienza en la más tierna infancia. Existe la costumbre de, a los niños guapos, dejarles el pelito largo, en plan «Hola, me llamo Yahel y tengo diez años». Pero claro, con el cuerpecito aún por desarrollar, el niño, y esto de pequeño molesta mucho, tiene que aguantar comentarios del estilo: «Ay… pero qué niña más guapa, ¡madre!» o «¿cómo te llamas, preciosa?» y eso molesta. En cambio, como decían en un monólogo de El club de la comedia, a un niño feo jamás le dejarán el pelo largo, porque en lugar de Brad Pitt en una portada de la Súper Pop parecería Santiago Segura en una escena de El día de la bestia.

Después de estos párrafos de introducción seguro que entendéis por qué el pequeño Rean Carter, de cinco años, le ha pedido a su madre que le corte el pelo de una santa vez. Al pobre Rean no le han cortado el pelo nunca en sus cinco años de vida, como si fuera una chiquilla a la que esperan hacerle un peinado excepcional en su comunión, y eso ha provocado que al jovencito lo tomen por jovencita demasiado a menudo, algo que le toca la moral (a esas edades no te toca ninguna otra cosa porque no pueden decir tacos) al crío.

Actualmente la hermosa cabellera del pequeño Rean le llega a la altura de la cintura (45 centímetros de largo), pero le trae más disgustos que alegrías. No piensa lo mismo su madre, Leeanne Smith que desde un primer momento se negó a cortar esos «encantadores rizos de oro» a su pequeño y que ya ha confesado a la prensa británica «haber llorado» ante la idea de que Rean pierda su melena.

En el colegio le obligaron a hacerse coleta y los niños, que son crueles como Bart y Nelson de Los Simpsons, apartaban al pobre Rean de los juegos porque «parecía una niña», según recogen los diarios ingleses.

Ahora bien, la batalla en casa de los Carter no ha acabado todavía. Primero, porque el niño quiere que el barbero meta a fondo la tijera mientras mamá prefiere que le corten lo menos posible y segundo porque al hermano de Rean, Regan (efectivamente, no se calentaron mucho la cabeza con los nombres en esta familia), tampoco le han cortado el pelo de momento, aunque tiene solamente dos años.

Por si os interesa… el pequeño Rean vive en Sunderland, como mi primo Miguel Ángel, y se cortará la melena en las vacaciones de Semana Santa. Lo digo por si aún no tenéis decidido a dónde ir de vacaciones y os apetece pasaros por allí para ver tamaño espectáculo (y saludar a mi primo, que os pilla de paso).

PD: La historia tiene también su parte tierna, porque Leeanne prepara una subasta del pelo de Rean para donar lo recaudado a una institución benéfica.

Expulsado del instituto por no querer cortarse el pelo

Cada casa, cada empresa, cada blog y cada colegio tiene sus normas. Hay padres que no te dejan levantarte de la mesa hasta que no han terminado todos de comer, hay empresas que te obligan a ir a trabajar en traje, hay blogs que censuran como si esto fuera un cortijo y hay colegios en los que si te dejas el pelo largo te mandan a tu casa… a ver si tu padre te deja levantarte de la mesa antes de que todos hayan acabado de comer.

Teniendo en cuenta esto, habrá mucha gente que entienda que JT Gaskins, un joven estadounidense de 17 años, esté expulsado del Madison Academy debido a su empecinamiento por dejarse el pelo largo, según publica la prensa estadounidense. Ahora bien, quizás muchos cambien de opinión cuando conozcan por qué JT se está dejando crecer el pelo y cuál es la historia que hay detrás de este chico.

Gaskins sufrió leucemia cuando tenía ocho años y, ahora que se está convirtiendo en un hombre (convirtiendo, ¿eh? Hasta que uno no cierra su cuenta de Tuenti no puede decir que lo es del todo), quiere devolver a la sociedad un poquito de todo lo que le dieron. Por ello empezó a dejarse crecer el pelo, con el objetivo de donarlo a una organización caritativa.

¿Os suena raro? Lo entiendo, pero os explico. Hay una organización que se llama Locks of Love y que fabrica pelucas para niños y adolescentes a partir de este tipo de donaciones (también acepta dinero, por si queréis ayudar). Gaskins quería ayudar y su alma caritativa le está costando sus estudios.

Ahora lleva dos semanas estudiando en casa, porque como entenderéis nuestro muchacho no está dispuesto a cejar en su empeño y no se plantea visitar barberías ni peluquerías en un momento más o menos cercarno.

Según las normas del instituto, el pelo debe estar por detrás de las orejas y no puede caer sobre los ojos. El cabello tampoco puede ser teñido, debe estar limpio… bueno, una serie de normas que JT incumple parcialmente.

El Consejo Escolar sugirió que se hiciera una coleta y quería evitar que otros alumnos le imitaran. No obstante, no fue suficiente y la familia Gaskins no lo aceptó. Ahora están recogiendo firmas para protestar contra la expulsión y, de momento, llevan más de 47.000.

PD: ¿Cómo lo veis? ¿Lleva razón JT? ¿Debería acatar las medidas del instituto? ¿Tendría que llegar a un acuerdo con la dirección del centro? Soy todo oídos.

El hombre al que detuvieron con el pelo a medio cortar

BecConsejo: «Termina lo que empieces»

Estos días guadiana, en los que a veces publico y a veces no, obedecen a un resfriado un poco traicionero que amenaza con aguarme el fin de semana (no sé si era el mejor momento para independizarme, la verdad). Pero bueno, vayamos al lío, porque tampoco es plan de martirizaros con las visicitudes mmmm… vitisitudes mmmm… vicitisudes… con mis problemas, vamos.

Supongo que si habéis llegado hasta aquí es porque queréis conocer la historia de David C. Davis el hombre de 21 años que aparece en vuestras pantallas con un estrafalario peinado. ¿Queréis saber cómo llegó a esa situación? Pues bien, allá vamos.

Resulta que David C. Davis, a partir de ahora Dadá, estaba cortándose el pelo en un piso de Stamford, en Connecticut (Estados Unidos). En un momento determinado, cuando el barbero sólo había conseguido podar la mitad de la cabeza de Dadá, éste saltó de su silla y clavó unas tijeras en la espalda de otro cliente.

No, no os preocupéis, esto sigue siendo el blog del becario así que como supondréis el agredido no ha muerto, ni está grave, ni nada parecido. Por extraño que parezca, y según cuenta la prensa estadounidense, el hombre al que clavaron las tijeras, también de 21 años (el agredido, no las tijeras), llevaba un abrigo «bastante gordo» (esto es literal) lo que impidió que el artilugio le causara heridas graves. Aún así, fue llevado al hospital, claro.

Dice Dadá que la víctima se comportó de forma agresiva con él, por lo que respondió en defensa propia. Yo no estaba allí, así que no os sabría decir. Lo que sí os puedo contar es que la Policía se dirigió al apartamento en el que había sucedido todo y allí el agresor, como cabía esperar, no estaba.

Dadá había huido con el pelo a medio cortar; sin embargo, los perros de la Policía le localizaron en un domicilio cercano, donde fue detenido (por los agentes, no por los perros, que bastante habían hecho ya con encontrarle) y trasladado a dependencias policiales.

A la espera del juicio, que se producirá a finales de este mes, al hombre le han impuesto una fianza de más de 3.600 euros (lo que pasa es que allí son tan raros que se lo han puesto en dólares… con lo bonito que es el euro, oye).

PD: Me pregunto si a los perros le darían la mitad del pelo de Dadá para que fueran en su búsqueda.

PD2: Y de regalo, de parte de la genial Delia (un encanto de mujer), el vídeo del cocinero acusica y la chica que no sabía rebozar.

Radhakant Baijpai tiene pelos de hasta 25 centímetros en las orejas

Tiene el Récord Guiness desde 2003, cuando sus pelillos sólo medían 13 ‘míseros’ centímetros. Ahora, seis años después, podemos decir que este hindú no tiene rival: ¡25 centímetros le miden los pelos de las orejas!

A sus 58 años, Radhakant Baijpai lleva ya cuatro décadas sin cortarse esas melenas. No sé qué tal oirá con esa mata (para que luego critiquen a Madonna por un «matojillo» de nada), pero en su país es todo un símbolo. Creen que da suerte.

Y él está tan orgulloso. ¿Pór qué no? Su mujer quería que se lo cortase, supongo que para no estornudar cada vez que le daba un beso en la mejilla, pero Radhakant se mantuvo firme… y, según leo en ‘Daily Mail’, le fue muy bien:

«Antes, la gente se burlaba de mí (…) y ahora les hablo con orgullo de la suerte de que mi cabello me ha traído».

PD: Como él dice, le salen competidores, pero no tienen nada que hacer. Radhakant cree que sólo su hijo, que ha salido a él, puede desbancarle algún día.

–> FOTOS: Archivo y ‘Daily Mail’.