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Un niño de 8 años llevaba en coche a su padre borracho y dormido

BecConsejo: «Sensatez»

Sabéis que los niños que conducen son un clásico en este blog, casi tanto como el «Ah, estás ahí, Perry» en Phineas y Ferb. No obstante, el caso que hoy os traigo es algo particular.

Hasta el momento habíamos visto, entre otros, un niño de 7 años que condujo 30 kilómetros para ver a su padre, a otro que llevaba una camioneta con solo cuatro años y a uno que ni era un niño ni conducía, pero cantaba una canción llamada Scooter que a mí me hace mucha gracia.

Pues bien, hoy tenemos al padre del año, Billy Joe Madden (28 años), que bebió más de la cuenta y, como es un tipo sensato, dijo que borracho no cogía el coche. Hasta ahí un razonamiento de primera… el fallo quizás vino después cuando decidió que su hijo de ocho años era la persona adecuada para hacer el trayecto. Diría que, al fin y al cabo, el menor no había bebido, ¿no?

Además, para completar la hazaña, consciente de que el niño no iba a poder llevar el coche todo el camino, decidió echarse a dormir un ratito en el asiento del copiloto, supongo que con la intención de recuperar fuerzas para cuando le tocara hacer el relevo con el crío.

Las autoridades detuvieron a Billy Joe Madden, Billy el sensato para los amigos, cuando un conductor avisó a la Policía de que había un coche circulando de forma errática por la carretera y que aparentemente estaba conducido por un niño, según publica la prensa estadounidense.

Pensaréis… Billy está loco. ¿Cómo se le ocurre dejar que conduzca su hijo solo, sin supervisión? Pues no, muchachos, estáis equivocados. Había alguien supervisando que el niño no hiciera ninguna locura al volante. Se trata de la otra hija de Billy el sensato, de cuatro años, que seguramente le iba diciendo: «Hermanito… pisa el freno que esta carretera es de 80 km/h».

Como os dije, arrestaron a Billy, aunque la lista de cargos es tan larga que casi que ni os la voy a enumerar. Haceos a la idea de que, aunque nosotros hemos visto paso a paso las sensatas decisiones de B. J., la Policía no tuvo tiempo de elaborar un razonamiento tan exhaustivo.

Afortunadamente, y de ahí que me tome esto un poco a guasa, nadie resultó herido. Por eso no hay quien le quite a Billy el mote de el sensato. Si su hijo condujo un rato sin tener accidentes… ¿no merece por lo menos equipararse a Sato, expiloto de Fórmula 1 de dudosa calidad?

PD: Comentan por ahí que Rayo McQuinn está preocupado por si el niño participa en la nueva Copa Piston. (Ésta va para @Klarilis)

El disgusto del niño en el campo de béisbol

BecConsejo: «Piensa en los niños»

En el último post, el de la mujer detenida el día de su boda (por más que algunos se empeñen no me lo he inventado, haced una búsqueda en Google con su nombre y veréis) se originó un pequeño debate sobre qué personaje de Los Simpsons decía aquello de «¿Pero es que nadie va a pensar en los niños?». Yo os decía que era la mujer del reverendo Lovejoy e insisto, después de oír el audio en YouTube.

Pues bien, esa frase que cerraba el último post me vale para enlazar con el siguiente, porque a menudo nos convertimos en niños y les quitamos la ilusión a los que sí son aún críos. A veces sin querer, como en el vídeo que veremos a continuación, otras queriendo, como cuando el señor Burns le intenta quitar la piruleta a Maggie.

Os pongo en antecedentes: están jugando un partido de béisbol los Giants y los Dodgers cuando una bola se va fuera y se acerca a un niño que la espera como si aquello fuera lo último que fuera a hacer en su vida. Sin embargo, la atractiva joven que está sentada delante de él se levanta y coge la bola. Vaya… su gozo en un pozo. ¡No imagináis cuánto!

El niño se lleva un disgusto de los gordos, casi tanto como cuando mi madre me dijo que no me compraba un bollo y yo me puse a darme cabezazos contra el suelo de la panadería (comprobaréis que de pequeño yo no era mucho más listo que ahora, luego aprendí y me daba cabezazos contra el sofá, que es mucho más blandito). El pobre se pasa un rato haciendo pucheros y cruzando los brazos, haciendo plausible su disgusto.

Ahora bien, ¿qué hay que hacer en estos casos? Su deseo de tener una pelota es relativamente asequible, pero podría ser un mal ejemplo enseñarle que todo lo que quiera lo tendrá. Me imagino al muchacho yendo a un concierto de Justin Bieber y poniéndose a llorar porque no tiene la camiseta que Justin (Baby, baby, baby uhhhh) ha lanzado al público. A ver si el fan que la recoge se la da…

Bueno, sea cual sea vuestra opinión (yo no lo tengo claro), supongo que sabréis que al final el niño consiguió su bola. Si veis el vídeo hasta el final descubriréis que tanto él como su amigo/hermano/desconocido que está a su lado reciben una. Todo porque durante el descanso pusieron la imagen del niño en las pantallas gigantes (ahora la ponen en YouTube y es todo un éxito).

Sin embargo, quien piensa en los niños (que diría la señora Lovejoy) no es la atractiva joven que recoge la bola, sino un señor con acreditación, que hace de él un niño feliz y famoso en YouTube.

PD: Y yo me pregunto… ¿por qué demonios os cuento todo esto, si a mí ni siquiera me gusta el béisbol?

Un niño de 7 años conduce durante 30 kilómetros para ir a ver a su padre

BecConsejo: «Vigila a los niños»

Todos hemos tenido siete años (confío en que no se le permita acceder al blog a niños de seis o menores), pero pocos han tenido a su alcance un coche automático. Y de esos pocos, una minoría se ha planteado montarse y conducir hasta un sitio cualquiera (ya sea La almeja borracha, La teta enroscada o el bar de Moe). Pues bien, dentro de los pocos poquísimos que piensan en eso… tenemos uno que dijo: «¿Por qué no?» y condujo durante 30 kilómetros.

Se trata de un niño estadounidense de 7 años que cogió el coche de su padrastro (un Pontiac Sunfire rojo, por si a alguien le interesa) y condujo durante algo más de 30 kilómetros alcanzando velocidades de hasta 80 kilómetros por hora rumbo a casa de su padre.

Esto pasó en Michigan, porque si pasa en España ya imagináis lo que habría ocurrido. Primero: habría salido en Callejeros. Segundo: un conductor se habría cruzado con él y, en lugar de avisar a la Policía, diría a su copiloto: «¿Ves? Si es que la Policía no está nunca donde tiene que estar. El otro día me salté un Stop y me multaron. Ahora va un niño de siete años conduciendo y nadie le dice nada».

No desesperéis… sí le dijo la Policía, sí, pero primero tuvo que alcanzarlo. Nuestro pequeño protagonista conducía en pijama y descalzo, pero le pisaba al acelerador (¡cuánto daño han hecho los simuladores!).

Cuando los agentes consiguieron que detuviera el vehículo (y no fue fácil), encontraron al pequeñajo llorando y diciendo que quería visitar a su padre. Según la prensa norteamericana, la madre de la criatura había tenido turno de noche y le dijo al niño que la despertara a las 10 de la mañana, justo cuando el muchacho cogió el coche. Vamos, como para pedirle un favor.

Dice el jefe de la Policía que nunca había visto conducir a un niño de siete años y que se alegra de que nadie saliera herido porque, al fin y al cabo, conducir conduciría pero tanto caso a las señales como un perro a los colores… ninguno, vamos.

Y ahora… una simulación: así pasó, en dibujos animados (esta semana, si saco tiempo, os hablo de estos genios que conocí gracias al crack de Hernán Zin).

PD: Esto supera con creces a mi mayor trastada, que fue tirar los juguetes por el balcón porque había un perro ladrando. ¿Cuál ha sido vuestra mayor travesura?

Tiene cuatro años y conduce una furgoneta

BecConsejo: «Aprende pronto»

¿Tenéis hijos de cuatro años? ¿Sobrinos? ¿Amigos? ¿Empleados? Bueno, hagan lo que hagan esos niños, difícilmente serán tan precoces como Katiresh, un niño indio de cuatro años que conduce la furgoneta de su familia.

Mérito tiene lo del crío y mérito (casi tanto como temeridad) tiene también lo de sus padres, que se atreven a montarse con él aunque el tráfico en la India no sea la monda (que no lo sé, porque además supongo que no es lo mismo Nueva Dehli que un pueblo perdido).

Según un diario peruano, que fue donde descubrí a este Fernando Alonso de la vida (bueno, allí dirán «Narain Karthikeyan de la vida»), su padre asegura que el pequeño se puso pesado con que quería conducir de modo que no había más remedio que enseñarle.

Espero que su progenitor tenga algo más de paciencia cuando el niño se ponga cabezón con otras cosas. Me veo al pobre Katiresh robando un banco y al padre diciendo: «Es que se empeñó tanto…», o rodeado de una comitiva de vírgenes porque «le hacía mucha ilusión».

Supongo que os inquieta saber cuánto tardó el nene en aprender. Pues bien, según su padre, en 29 días empezó a desenvolverse como si fuera un chófer profesional. ¡¡Y no ha tenido que aprenderse las señales!!

Katiresh alcanza los 70 km/h y lleva más de 32 kilómetros a sus espaldas. Todo gracias a una especie de zancos que le acercan a los pedales y alimentan su sueño de convertirse en piloto de Fórmula 1.

PD: No lo hagáis en casa. Por si las moscas.

El niño que se ligó a la animadora

BecConsejo: «Apunta alto»

Es un post en el que me va a tocar abrir el paraguas, lo sé. Es un post donde tendría que haber puesto a 432.454.652 trollys para poder aplacar a las hordas de amigüitos que me dirán lindezas tras leerlo, lo sé. Es un post que «por qué ponen en portada de un periódico esas cosas» y «ojalá y te despidan» y blablabla, lo sé. Dicho lo cual… allá vamos.

A veces me gusta traeros historias de superación, de esfuerzo, de constancia… hoy es una de ésas. ¿Cuántas veces te has enamorado de alguien en el colegio, en el instituto, en la universidad? ¿Cuántas veces has intentado que te den un beso y no lo has conseguido? ¿Cuántas veces has tenido dudas porque no has sabido cómo pedirlo? (Y no me vengáis con que los besos se dan, no se piden).

Chicos y chicas que no habéis tenido suerte en el amor, este niño os va a abrir los ojos. Si quieres algo, dalo todo, insiste y, con un poco de suerte, cosecharás grandes resultados…

¿Habéis visto? El niño insiste y consigue su beso, aunque me tiene un poco mosqueado que no haya querido explicar su táctica infalible. Cuando le pregunta el cámara (su padre, entiendo) él se encoge de hombros como diciendo: «Chaval, esto se tiene o no se tiene».

Dicho esto, os advierto:

– Este vídeo es de una táctica infantil

– Vea detenidamente el comportamiento del niño

– En caso de duda, no lo aplique en una discoteca

Lo digo porque me veo que algunos de vosotros (suerte para vosotras, que no tenéis que ligar, porque podéis elegir -¡guapas!-) se apunta esto como truco infalible made in becario y el sábado, en una discoteca, se acerca a una joven manceba a pedirle un beso. Si no tenéis seis años (si los tenéis, probablemente no os dejen pasar en la discoteca) el porcentaje de error es bastante alto, aviso. Es más fácil que os llevéis una galleta (ni dulce, ni salada) que un beso.

Si pasa eso, no quiero denuncias por daños y perjuicios 🙂

PD: Aprovecho para pediros, lectoras del blog, algún truquillo que nos valga para salir del paso. ¿En qué fallamos los hombres cuando os intentamos ligar?

Tiene dos años y fuma 40 cigarros al día

BecConsejo: «Antes de invitar a alguien, comprueba que llevas dinero suficiente para hacerlo»

No sé si recordáis a Tong Liangliang, un niño de dos años que fumaba como si tuviera cuarenta. Pues bien, Tong era un aprendiz comparado con el grandullón Ardi Rizal, desgraciadamente.

Ardi vive en Sumatra (Indonesia), tiene dos años y fuma cuarenta cigarrillos al día. Sin duda sus padres saben cómo cuidar a su hijo: Mohamed (30 años), el padre de la criatura, le dio su primer cigarro cuando Ardi tenía 18 meses y no está nada preocupado por la salud del pequeño… ¡Dice que le ve saludable!

Efectivamente, Mohamed, no queda duda de que la salud de la Ardi es a prueba de hierro. A sus dos años ya pesa 25 kilos, tiene problemas para andar (de correr, mejor ni hablamos) y cuando no le dan cigarrillos «se enfada, grita y golpea su cabeza contra las paredes», según confirma Diana (26 años), madre del crío.

Diana insiste en que «es un adicto» y que cuando no fuma «dice que se siente mareado y enfermo», según leo en la prensa internacional.

Las autoridades locales intentaron que el pequeño dejara de fumar prometiendo a sus padres un coche nuevo, pero a éstos les da igual. Lo ven tan sano, tan fuerte, tan espléndido… que prefieren seguir pagando los 4,5 euros diarios que les cuesta el vicio de su hijo (en un país donde, según me dicen, el sueldo medio está en 81 euros al mes).

El fallo evidentemente no está en el niño, sólo faltaría, sino en los padres. El niño se ha acostumbrado a fumar y a moverse con su coche de juguete, pero supongo que si sus iluminados padres no le hubieran dado el primer pitillo ahora no tendrían un hijo aquejado por tantos problemas.

Será un milagro que el pequeño llegue a los 40 años, máxime si tenemos en cuenta los niveles de tabaquismo y obesidad infantil en los que se mueve con sólo 24 meses de vida.

¡Ah! Por cierto, la solución no es ofrecerles un coche nuevo, sino pedirles el carné de padre. «¿Cómo? ¿Que no lo tienen…? Pues nos veremos obligados a quitarles la custodia».

PD: Gracias a EdD, por el chivatazo esta mañana, y a mi padre, que me lo dijo ayer.

PD2: Es posible que retiren el vídeo de YouTube (ya lo han hecho una vez), así que os dejo otra versión aquí.



Hoy hace un año

El ladrón se quedó atrapado y llamó a la Policía

«Dobla toda, ¡a que le das!»

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Las mejores bodas del mundo y el niño acojonado de la montaña rusa

Ludwig Börne (escritor alemán del siglo XIX)

El humor no es un don del espíritu, sino del corazón.

Esta semana he visto tres vídeos que me gustaría destacar. El primero, el que tenéis a continuación, pertenece a una boda de esas que ya no se ven. Una boda con buen rollo, sin tiranteces ni envidias. Una boda para ir de invitado.

Aunque puestos a desternillarse, el segundo vídeo es un clon del anterior pero a lo bestia, en plan escandaloso… y lo que es peor, contagioso.

En definitiva, estamos ante dos enlaces en los que triunfó el amor y de los que sólo podrán salir niños tan maravillosos como este inocente pequeñín de Kansas City, que se subió por primera vez a una montaña rusa este verano. Se lo pasó… de miedo (nunca mejor dicho). Dentro el tercer vídeo.

PD: ¿Cómo es posible que el niño, en el momento de mayor pánico, se parezca tanto a Zapatero? Me dicen que es una foto de su infancia y me lo creo.

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¿No te gusta el primer día de colegio? Sube al helicóptero

Niños, el primer día de colegio ya no es lo que era. Depresión, nervios, llantos… todo eso es historia gracias al método Bart Sutherin. Su idea vale tanto para niños intrépidos como para los más miedosos. A los primeros les das un aliciente, una descarga de adrenalina, mientras que a los segundos les dices: «¿Te acojona la vuelta a clase? Pues esto te va a acojonar más».

A este señor del condado de Lake (Clermont, Florida) no se le ocurrió otra cosa que coger a su hijo de 14 años, subirlo a un helicóptero y llevarle a clase en su primer día. Así podría hacerse una idea, gracias a la vista aérea, de las instalaciones del colegio (un buen método para aprender a escaparse, por ejemplo).

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Lo malo es que debió pasarse por el forro las normas de aviación estadounidenses y ahora le están investigando. No parece que vaya a tener problemas porque cumplió los protocolos de seguridad, pero meterte con un trasto así en un sitio repleto de niños tampoco es que me parezca muy responsable.

PD: Según el el Orlando Sentinel, la intención de Sutherin era que el chico «causase una impresión positiva entre sus compañeros». Joder, pues si ponemos el listón tan alto… Hoy en día, hacer amigos es dificilísimo.

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¿Darías tabaco a tu hijo de dos años?

Os advierto que la historia que traigo hoy no es la mejor manera de comenzar un viernes. Me la contó ayer por la noche un lector llamado Alfredo y casi no he podido pegar ojo. Entre lo indignado que estaba y la duda sobre contar o no el tema al tratarse de un menor… no he parado de dar vueltas. Al final he decidido que, por la gravedad que le atribuyo al asunto, había que contarlo.

Se trata de Tong Liangliang, un niño de la ciudad china de Tianjin que, aunque sólo tiene dos añitos, ya se fuma un paquete de tabaco al día.

¿Por qué? Pues según una información de la Radio Internacional China (CRI) recogida por RIA Novosti, fue su propio padre quien, al ver que el niño nacía con una hernia de la que por su juventud aún no podía ser operado, decidió darle un cigarrillo a los 18 meses. Pensó que así se le calmaría el dolor.

Lo que no valoró y al final ha conseguido es que el hábito iría a más, hasta tal punto de que ahora, si el crío no tiene un cigarro, monta unos cirios del copón. Y ‘claro’, para no escucharle y que no se ponga nervioso… ¡se lo compra! De todas formas, a papá tampoco parece preocuparle mucho, porque todo el mundo bien que se ríe a su alrededor. Perdonad mi ignorancia, pero yo ahí no veo un niño al que se le calme ningún dolor, sino una pobre criatura utilizada como mono de feria por un grupo de inconscientes (con el padre a la cabeza).

El fumador más joven

En 2005, otro chino entró en el ‘Guinness de los récords’ por haber empezado a fumar a los tres años. Ahora, el dudoso honor de ser el fumador más joven del mundo pasa a manos del pequeño Liangliang. Es para estar orgullosos.

PD: ¿En qué mundo vivimos? ¿Cómo puede hacer un padre tal salvajada con su bebé? ¿No se da cuenta de que a ese paso no se desarrollará como un niño normal? Lo está lastrando de por vida. Y no me valen las excusas de la pobreza y el bajo nivel cultural, porque si lo diesen por normal no se prestarían para grabar un vídeo ‘tan molón’ para ellos. Saben muy bien que es una barbaridad.

PD2: Muchas gracias a Alfredo por enviarme el vídeo ayer por la noche.

PD3: Tengo que reconocer que me encantaría que esto fuese un ‘fake’, , aunque eso significase que habría vuelto a meter la pata.

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¿Cómo puede una madre anteponer una creencia a la salud de su hijo?

Cuando a Colleen Hauser le dijeron que a su hijo Daniel, de 13 años, tenían que darle quimioterapia, no se le ocurrió otra cosa que llevárselo. Las creencias religiosas de la familia sólo permiten métodos terpeúticos «naturales».

Daniel tiene un linfoma de Hodgkin, una enfermedad por la cual se forman células cancerosas en el sistema linfático. Aunque en la última revisión se vio que el tumor había crecido, los médicos creen que con el tratamiento adecuado podría curarse (sí, curarse, esa palabra que a cualquier familiar o paciente le encantaría escuchar de boca de un médico).

Pero lo peor es el que el chico ya tiene lavado el cerebro. De hecho, cree que la ‘quimio’ le matará y aseguró antes de huir que si alguien le obligaba a ponérsela lo combatiría «a patadas y puñetazos». Y mamá le da la razón y se va con él. Genial.

PD: Esto es como lo de no admitir transfusiones de sangre. Me asusta pensar que haya gente dispuesta a ver morir a sus hijos por una puñetera creencia. Eso no se llama coherencia, se llama egoísmo. No me extraña que el juez haya emitido una orden de arresto contra la madre. Ojalá los encuentren y salven al chaval, que tiempo habrá de hacerle entender todo lo demás.

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