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¡Llevan a comisaría a una niña de cinco años por no pagar el comedor!

Andamos escandalizados por las tasas de comedor que proliferan en España, pero más allá de los Pirineos las cosas no están mucho mejor. De hecho, en algunos casos están mucho peor. Por ejemplo, en la región francesa de Aquitania, al sur del país galo. En pleno rifi-rafe entre Hollande y Depardieu por la nueva tasa impositiva para altas rentas, casi ha pasado desapercibida una noticia que a mí me parece desoladora.

comedornina
La policía de Ustaritz, un pequeño municipio casi fronterizo con Irún, irrumpió en el comedor de un colegio y sacó del mismo a una niña de cinco años ¡porque sus padres no habían abonado una deuda de 170 euros por ese servicio! El asunto puede parecer lógico. Me explico. Si no has pagado un servicio, no tienes derecho a disfrutarlo. Sin embargo, los modos no parecen los más idóneos. ¡¡Y eso que aún no os he dicho que la niña acabó en comisaría!! Sí, amigos. Por lo visto, tras sacarla del comedor del colegio, los policías encargados de tan peliaguda misión, fueron a la casa de la pequeña en horario laboral y, al comprobar que sus padres no estaban allí, no tuvieron mejor ocurrencia que trasladarla a las dependencias policiales.

El trauma, como podéis imaginar, fue morrocotudo. La pequeña, que se llama Leah, pensó que sus padres habían muerto o, como mal menor, que estaban entre rejas, según declaraciones del papá de la criatura al diario Sud Ouest. El hombre, que ya ha abonado parte del impago, no salía de su asombro. «El problema financiero es menor y estoy listo para resolverlo», aseguró mientras exigía depurar responsabilidades: «¿Quién dio la orden de sacar a mi hija del comedor y llevarla a comisaría?».

La indignación ha llegado también a la escuela, donde el director del centro, que desconocía la ‘operación’ ha elevado una protesta al Ayuntamiento porque «no aceptamos que se use a los niños como rehenes».

De momento, ningún responsable del Consistorio ni de la policía ha accedido a dar su versión de los hechos. Mientras, la pobre Leah acude cada día a clase hecha un lío. Ya no sabe quiénes son los buenos y quiénes los malos de esta película casi de terror…

Breves: Riley, de cinco años: «las empresas nos engañan para comprar cosas rosas»

El feminismo mundial ya tiene una nueva heroína. Se trata de esta aviesa niña de cinco años, quien con un léxico y un razonamiento impropio de su edad muestra ante una cámara su indignación por un cliché demasiado extendido: el color rosa es de niñas. Riley, en un alegato que ya firmarían algunos adultos, lamenta que «todas las niñas compren princesas y todos los niños compren superhéroes» y va más allá, aún. Está convencida de que, en una maniobra de marketing que no le gusta nada, las empresas «nos engañan para comprarlo todo en ese color (en referencia al rosa)». Aquí os dejo el vídeo, que amenaza con convertirse en un fenómeno mundial.

Tendrá que pagar 100.000 dólares a su ex marido por darle una hija fea

¡Esto no nos lo habían enseñado en los cuentos infantiles! El amor no es, ni de lejos, tan bonito como algunos nos quieren hacer creer. Hemos visto recientemente a hombres que subastan a sus esposas en Internet o a multimillonarios que no encuentran pareja ni pa’trás. Sin embargo, la historia que riza el rizo es la de un chino que denunció a su mujer tras darle una hija fea. Como lo leéis: el detonante fue TENER UNA NIÑA FEA. Para que luego nos cuenten la milonga de que la belleza está en el interior…

La ex señora Feng, antes y después de sus operaciones de estética. (ideasynoticias.com)

La ex señora Feng, antes y después de sus operaciones de estética. (ideasynoticias.com)

El señor Feng no pudo superar jamás el desasosiego de ser papá de una criatura poco agraciada. Atormentado por ello, se separó de su esposa e interpuso una demanda contra ella por «infidelidad», alegando que la niña fea recién nacida no se parecía a ninguno de sus progenitores. Así, sin pruebas de paternidad ni leches, suena un poco a excusa. Más parece que estaba hartito de su doña y buscaba cualquier motivo para alejarse de ella.

Durante el proceso, Feng afirmó que se casó «por amor, pero en cuanto nació nuestra primera hija, apareció un problema. Es tan fea que me asustó«. Ante una evidencia que saltaba a la vista y presionada por el abogado de su marido, la demandada confesó que no había infidelidad alguna y que la niña era clavadita a ella, que si ahora tenía un aspecto agradable era porque había invertido unos 100.000 dólares en cirugía estética. De niña era el patito feo del colegio y no se había convertido en cisne por gracia de la naturaleza, sino por el arte de un cirujano plástico.

Como castigo por haber engañado a su marido (al no contarle lo de sus operaciones), el juez condenó a la ya ex señora Feng a abonarle 100.000 dólares (unos 93.000 euros), una sentencia ejemplar que satisfizo al demandante. Que digo yo que hay que ser muy cretino -poned vosotros el adjetivo- para denunciar a tu esposa por traer al mundo una niña que atormenta a los espejos… Pero también podemos sacar un par de moralejas.
Moraleja 1: NO ENGAÑÉIS
. Tarde o temprano la verdad se abre camino y os puede costar 100.000 dólares.
Moraleja 2: Ser guap@ es mucho mejor que ser fe@. ¿Estáis de acuerdo?

«Mamá, córtame el pelo ya, que creen que soy una niña»

Ser feo tiene sus ventajas. La experiencia me ha demostrado que los guapos solo se encuentran con problemas a su paso: automáticamente les etiquetan como tontos, muchas veces solo los quieren por su físico, se ven obligados a cuidarse y a machacarse en el gimnasio… lo suyo sí es tener un examen cada día y no lo de Torres e Higuaín.

No sé si sois guapos (o si tenéis amigos que lo son), pero ese martirio del que os hablo comienza en la más tierna infancia. Existe la costumbre de, a los niños guapos, dejarles el pelito largo, en plan «Hola, me llamo Yahel y tengo diez años». Pero claro, con el cuerpecito aún por desarrollar, el niño, y esto de pequeño molesta mucho, tiene que aguantar comentarios del estilo: «Ay… pero qué niña más guapa, ¡madre!» o «¿cómo te llamas, preciosa?» y eso molesta. En cambio, como decían en un monólogo de El club de la comedia, a un niño feo jamás le dejarán el pelo largo, porque en lugar de Brad Pitt en una portada de la Súper Pop parecería Santiago Segura en una escena de El día de la bestia.

Después de estos párrafos de introducción seguro que entendéis por qué el pequeño Rean Carter, de cinco años, le ha pedido a su madre que le corte el pelo de una santa vez. Al pobre Rean no le han cortado el pelo nunca en sus cinco años de vida, como si fuera una chiquilla a la que esperan hacerle un peinado excepcional en su comunión, y eso ha provocado que al jovencito lo tomen por jovencita demasiado a menudo, algo que le toca la moral (a esas edades no te toca ninguna otra cosa porque no pueden decir tacos) al crío.

Actualmente la hermosa cabellera del pequeño Rean le llega a la altura de la cintura (45 centímetros de largo), pero le trae más disgustos que alegrías. No piensa lo mismo su madre, Leeanne Smith que desde un primer momento se negó a cortar esos «encantadores rizos de oro» a su pequeño y que ya ha confesado a la prensa británica «haber llorado» ante la idea de que Rean pierda su melena.

En el colegio le obligaron a hacerse coleta y los niños, que son crueles como Bart y Nelson de Los Simpsons, apartaban al pobre Rean de los juegos porque «parecía una niña», según recogen los diarios ingleses.

Ahora bien, la batalla en casa de los Carter no ha acabado todavía. Primero, porque el niño quiere que el barbero meta a fondo la tijera mientras mamá prefiere que le corten lo menos posible y segundo porque al hermano de Rean, Regan (efectivamente, no se calentaron mucho la cabeza con los nombres en esta familia), tampoco le han cortado el pelo de momento, aunque tiene solamente dos años.

Por si os interesa… el pequeño Rean vive en Sunderland, como mi primo Miguel Ángel, y se cortará la melena en las vacaciones de Semana Santa. Lo digo por si aún no tenéis decidido a dónde ir de vacaciones y os apetece pasaros por allí para ver tamaño espectáculo (y saludar a mi primo, que os pilla de paso).

PD: La historia tiene también su parte tierna, porque Leeanne prepara una subasta del pelo de Rean para donar lo recaudado a una institución benéfica.

Una niña de 5 años estrella el coche de su madre y llama al 911 para pedir ayuda

Quiero que conste en acta que mi intención era seguir con los vídeos estúpidos hoy. Tenía preparado uno de un hombre que corta un parquímetro con una motosierra delante de la agente policía que le estaba multando. No obstante, desde que conocí la historia de Ameleah Kegley supe que mis planes se iban al traste.

Ameleah Kegley es una niña de 5 años residente en Mansfield, Ohio. El otro día, el autobús escolar la dejó en la puerta de su casa y la pequeña se extrañó de que su madre no estuviera esperándola. No obstante, entró con tranquilidad a casa y esperó. Esperó. Esperó… así tres horas, hasta que decidió que era el momento de coger las riendas de la situación, cogió las llaves del coche de su madre y se montó para ir a buscarla (¿a dónde? Solo ella lo sabe). Metió la llave, encendió la calefacción y las luces y arrancó. Bueno, no arrancó del todo, de modo que el coche se fue hacia atrás y se estrelló en el jardín del vecino sin herir a nadie.

Hasta aquí podría haber sido una historia curiosa, un nuevo momento de niños conductores, pero hay más. Ameleah entró a casa y, consciente de la que había formado, llamó al 911, donde una joven de 20 años que responde al nombre de Evelyn Saunders cogió la llamada, según publica la prensa estadounidense.

Nuestra niñita le contó que el coche de su madre había tenido un accidente y que necesitaba que fuera la policía porque no sabía dónde estaba mamá. «Estoy viendo la televisión, no sé quién sacó el coche», dijo nuestra mentirosa profesional (para que luego digan que los niños siempre dicen la verdad… ahora solo podemos creer lo que nos digan los borrachos).

Para entonces Evelyn, como buena madre que es, ya intuía lo que había pasado. Aún así, mantuvo a la cría al teléfono para confirmarlo. En el rato que estuvieron hablando la pobre pidió que volvieran a poner el coche en su sitio porque su mamá le iba a echar la bronca, que todo estaba oscuro y que la echaba de menos (¡pobre!).

Entonces llegó un policía que la encontró de pie en la puerta hablando por teléfono y que le preguntó por su madre. Ameleah le contó que había llegado del colegio, pero nadie la esperaba, de modo que se puso a jugar con sus dos gatos, pero ya tenía hambre.

Era difícil que su madre la recogiera porque estaba ingresada en el hospital por una enfermedad que no ha sido revelada. Según cuentan, la madre (Christina Hunter, de 31 años) pidió al padre (Aaron Kegley, 26) que recogiera a la pequeña, pero Aaron no recibió el mensaje. Aún no han averiguado si el padre hizo caso omiso o si la madre jamás llamó.

PD: Lo mejor de todo es que cada vez que Evelyn le preguntaba a la pequeña que cómo había llegado el coche hasta allí ella respondía «no lo sé»… Al final confesó, la pobre.

El regalo que esta niña no esperaba

A todos, cuando somos pequeños, hay algo que nos hace especial ilusión. Algunos querrán conocer a su cantante favorito, los hay que disfrutarían dentro de una casa de muñecas de 15.000 euros, incluso puede que exista alguien que sueñe con tener La herencia de Tía Ágata. En mi caso era conocer a la plantilla del Real Madrid de entonces, Míchel a la cabeza.

En fin, a lo que iba es que todos queríamos (queremos) algo que sabemos que no vamos a tener… ¿o sí? El vídeo de hoy os hará olvidar todas las penurias que hemos pasado últimamente: ni conductores ebrios, ni millones tirados al váter, ni operaciones raras. Solo una niña feliz.

Poneos en situación: Lily, protagonista del post, es una niña a punto de cumplir seis años. Mamá coge la cámara y le dice que si quiere abrir un regalo anticipado por su cumpleaños a lo que ella, obviamente, responde que sí. Acto seguido la vemos en el sofá abriendo una mochila rosa en cuyo interior se encuentran películas, camisetas, comida… muchas cosas, en su mayoría de la marca Disney, al igual que la propia mochila de princesas.

Aprovechando que Lily está exultante, mamá le pregunta si hay algún lugar al que ella querría ir con todos esos productos, si existe un sitio en el que debería llevarlos puestos y la pequeña, sonriendo, dice nuevamente que sí: Disneyland.

Como suponéis quienes habéis llegado a esta línea, la madre le dice que está de enhorabuena, porque se van a Disneyland ese mismo día. Ella no se lo puede creer y… bueno, mejor que lo veáis vosotros. Como ya sabéis el contexto, podéis ir directamente al lío a partir del 1:50.

La pobre llega a dudar de su cumpleaños y le ha pregunta a su madre «¿es hoy?» porque no entendía que un regalo tan grande pudiera llegar una semana antes.

No sé si alguna vez habéis llorado de felicidad. Si no lo habéis hecho y pensáis que es imposible, tenéis que volver a ver a esa niña bailando y llorando justo antes de decirle a su madre «Te quiero».

PD: Luego nos hacemos mayores y la gente se graba en vídeo para dar malas noticias… pero eso ya es otra historia.

La malvada niña de La Sexta

Lucía es una niña adorable… pero sólo si no la conocéis. Detrás de ese rostro angelical se esconde una malvada personalidad que sueña con que una bomba de destrucción… bueno, casi mejor que os lo diga ella:

Sí chicos, tal y como lo oís. El «mayor deseo» de Lucía «siempre ha sido que el colegio sea destruido por una bomba de destrucción». Cómo compaginará sus ansias de aniquilación con su profesión de veterinaria es aún un misterio, pero lo conseguirá, que no os quepa ninguna duda.

Dicen las malas lenguas que ya ha puesto en marcha su plan, y que en los últimos días ha sido vista por Carabanchel, junto a su pareja, tratando de acelerar el proceso para que su deseo se convierta en realidad lo antes posible.

De su pareja hay pocos datos, tan sólo un vídeo de hace meses, en el que le pudimos ver gritando «vivas» a… bueno, mejor que lo veáis vosotros mismos:

No falta quien sospecha que la futura profesión de Lucía es sólo una tapadera y que no le interesa en absoluto la veterinaria. Según uno de sus profesores, que no quiso revelar su identidad por miedo a represalias, la precoz niña pasa horas en la biblioteca del centro leyendo libros de fisión nuclear… yo no quiero decir nada.

PD: También me han dicho, aunque aún no lo he podido contrastar, que ya se ha puesto en contacto con Kim Jon-il, Ahmadineyad, Gaddafi y Hugo Chávez. Todo parece indicar que los cuatro líderes visitarán España para celebrar una cumbre del mal junto a Lucía.

PD2: La niña es un encanto, las cosas como son. Y a mí, con su edad, tampoco me gustaba el colegio.

Hoy hace un año…

Google, no dejo que me grabes

La lista de las políticas más bellas (I)

La lista de las políticas más bellas (II)

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El caso de la niña con piel de jabalí

La comunidad médica está desconcertada (o al menos eso dicen) con el caso de la niña con piel de jabalí. Se trata de una niña de seis años que vive en China y a la que en muchos medios occidentales han bautizado como la «niña gato».

Li Xiaoyuan, que en la prensa china es conocida como la «niña con piel de jabalí», vio cómo, en cuestión de meses, un pequeño lunar en su espalda se convirtió en una pesadilla.

El vello abarca prácticamente toda su espalda y ahora empieza a cubrir sus brazos e incluso su rostro.

Su padre, Li Yan, residente en Fengkai, al sur de China, subraya que los médicos dijeron «que sólo era una marca de nacimiento incluso cuando empezó a expandirse», pero que ahora supone un gran problema porque «ningún otro niño quiere jugar con ella».

La prensa internacional recoge declaraciones de la madre, quien dice que «les rompe el corazón verla sufrir así» (y no es para menos).

Los médicos son pesimistas y por el momento no creen que la enfermedad de Li Xiaoyuan tenga remedio.

PD: Esto tiene una explicación más complicada que el caso del niño con versos del Corán, sin duda.

ACTUALIZACIÓN PD2: Gus me comenta que la foto «tiene toda la pinta de montaje» porque tiene el contorno pixelado. ¿Cómo lo veis vosotros?

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¿A qué se dedica su madre?

Miren, que es un cielo de mujer, me rebotó un forward bastante gracioso. Yo, hasta el momento, sólo lo había visto en inglés, pero alguien se tomó la molestia de traducirlo (y me viene de perlas).

La verdad es que, errores cognitivos al margen, lo cierto es que esto de querer ser como los papás es algo bastante habitual.

No es mi caso, evidentemente. Mi padre no fue censor del régimen, ni censor de mi casa, ni ascensor, ni nada que se le parezca.

Sin embargo, imagino que muchos de vosotros repetís la profesión paterna y a mí, sinceramente, no me habría importado.

Es curioso, solemos pasar por una época de devoción por nuestros padres para luego rechazar todo lo que viene de ellos porque son unos carcas (el famoso pavo tiene mucha culpa de ello) y solemos acabar queriéndolos como al principio para, una vez se hacen mayores, hacerles poco caso, porque ya tenemos a nuestros hijos y nuestros padres son ahora los abuelos… esos de «no le hagas caso al abuelo» a los que visitamos de mes en mes, cuando toca.

Mi punto débil son los abuelos, ya lo sabéis, pero con los padres, como no puede ser de otra forma, también me sale la venita sensible.

Además, los padres de hoy son los abuelos de mañana…

PD: Yo que quería escribir algo de humor… y al final me he terminado poniendo reflexivo. Otra vez.

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