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‘Asco de vida’: «Nuestra intención no es hundir más a la gente»

Las miserias cotidianas ajenas se han hecho con un huequito en los corazones de muchos usuarios que visitan a diario una web que recopila desgracias de otros.

En poco tiempo se han convertido en toda una sensación en Internet y el proyecto tiene cada vez más fuerza.

Así es Ascodevida, un lugar donde puedes encontrarte con la cruz del día a día: cuando el novio o la novia no es tan fiel como se creía, cuando una madre es demasiado sincera, cuando uno hace el ridículo en público…

¿Queréis conocer un poco más a los cracks que han importado esta idea a España? Pues aquí tenéis una entrevista en la que os cuentan un poco más de qué va el asunto:

– ¿De dónde y cuándo nace la idea?

La idea nació a mediados de Abril de 2009. En una tarde insípida navegando por Internet, nos cruzamos con Vie de Merde, y tras intentar buscar si existía alguna página parecida en español, creímos que era nuestra oportunidad, que una idea así seguro que tendría gancho y tendría atrapada a mucha gente.

Existía alguna página en español, pero estaba abandonada y no tenía la chispa que necesitaba. Esa misma tarde decidimos el nombre, compramos el dominio y, tras dos semanas trabajando en nuestros ratos libres, nació Asco de vida.

– ¿Cuál es el objetivo de ‘ascodevida’?

Lo primero es entretener a los usuarios, porque aunque sea una página que relata desgracias ajenas, no es nuestra intención hundir aún más a la gente, sino intentar sacar una sonrisa o carcajada con cada historia. Ya tenemos bastante con nuestras propias desgracias día a día, no hace falta hurgar más en la herida.

Aunque la página tenga un tono cómico, no evita que muchas veces recibamos historias bastante tristes y/o desagradables.

– ¿Qué hace falta para que una historia sea publicada en vuestra portada?

Básicamente que sea entendible (no aceptamos el lenguaje hoygan), que sea real (o al menos que no sea una historia demasiado surrealista) y que tenga un repunte cómico al final. Estos serían los tres requisitos básicos, aunque hay veces, ya sea por un motivo u otro, que nos los saltamos.

– ¿Sospecháis que muchas de las historias falsas o es que en realidad somos unos desgraciados?

Estamos seguros que alguna que otra historia falsa se nos cuela, ya que es algo imposible de comprobar, aunque recuerdo haber rechazado historias demasiado inverosímiles como para ser ciertas y que después han sido debatidas en el foro y reconocidas como verdaderas por su autor. Eso no hace sino que reforzar el dicho que la realidad muchas veces supera la ficción.

– ¿Qué predomina más entre quienes responden a los casos, los consejos o el regodeo?

En el país en el que vivimos predomina el regodeo, así que en Asco de Vida no vamos a ser menos. Cabe decir que hay muchas veces que si la historia es fuerte, hay mucha gente que presta su apoyo y comprensión. Y es que siempre hay alguien que se identifica contigo.

– ¿Cuál es vuestra historia favorita?

Es complicado escoger una entre miles y miles. Una de reciente que nos hizo bastante gracia fue ésta: «Hoy, haciendo memoria, me he dado cuenta que la última vez que follé pagué en pesetas. ADV»

– ¿Tantas decepciones dan las relaciones interpersonales?

Depende, habrá de todo, lo que la gente a la que le van bien las cosas, no publica sus anécdotas a Asco de Vida. Aunque si nos fijamos en las estadísticas, la gran mayoría de ADV’s enviados son de Amor o de Sexo, ¿es quizás lo que más vende? o ¿es quizás lo que más decepciones causa?. Sin ningún tipo de duda creemos que es una combinación de los dos.

– ¿Sois más recelosos a la hora de confiar en la gente?

Sinceramente no, ya que más que nada, nos tomamos la web a cachondeo, como tiene que ser. Si nos tomáramos al pie de la letra todo lo que se publica, deberíamos desconfiar de que nuestro hermano no esté liado con nuestra novia, que no nos hayan puesto comida de gato en vez de paté o que cada noche nos hagan una putada en nuestro coche.

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Veranea como un miserias: un hotel ofrece un «paquete de supervivencia»

Siempre he sido de la opinión de que si no puedo hacer algo bien, mejor esperar que hacerlo mal. Si no tengo dinero para ir de hotel, me voy a un camping a disfrutar del entorno. Y si tampoco llego a eso, me quedo en casa. Pero para gustos se inventaron los colores, así que atentos a la siguiente historia.

La familia Billington carecía de presupuesto, pero tenía el capricho de ir a un hotel de lujo. En mi opinión, es la eterna contradicción del quiero y no puedo, la máxima del tío miserias (que no del pobre; ojo, no es lo mismo), pero hay que respetarlo. Cogieron sus bañadores, sus juegos de mesa, los palos de golf (ahora entenderéis mejor lo de ser un miserias; no conozco a nadie que juegue al golf con sus propios palos y viva en una caravana)… y alguna cosilla más: linternas, papel higiénico, sacos de dormir y un colchón hinchable.

–> FOTO: Reuters / Fred Greaves

La habitación que habían reservado por sólo 19 dólares (unos 13 euros) en el Rancho Bernardo Inn del sur de California no tenía ni para limpiarse el culete. Así es el «paquete de supervivencia» que el hotel ofrece a sus clientes más apurados. Sí, tal cual lo leéis, un establecimiento de lujo ofreciendo lo más básico. Para hacernos una idea, es como si El Bulli pusiera en la puerta principal un puesto de perritos calientes a un euro.

Según he leído en una información de la agencia Efe, el hotel descuenta de su tarifa de 219 dólares la noche todo aquello que el cliente no quiera utilizar de la habitación, así que si quieres veranear como Herman Billington, su mujer y sus dos hijos de 9 y 10 años, olvídate de camas, papel, toallas, aire acondicionado… Eso sí, hay una especie de tiendecita de campaña para meterse ahí con los sacos (supongo que para ambientar) y una lamparita en el baño, pero sólo por seguridad.

–> FOTO: Rancho Bernardo Inn Golf Resort and Spa

Y es que la crisis ya está empezando a recalentar muchas cabezas. La tontería del hotel se une a la de papá Billington, un entrenador personal de 39 años que dice que hay que ahorrar por el momento económico actual, que parece que es la excusa para argumentar todo tipo de gilipolleces.

Sin embargo, su mujer, Erica, lo tiene mucho más claro. «Los niños sienten como que van de campamento y yo voy al spa». Acabáramos. ¿Y la crisis? ¿y el ahorro? La tarifa del spa es de 140 dólares entre semana y 175 de viernes a domingo (cuatro veces lo que vale la habitación)… ¿No sería mejor prescindir de los chorritos de agua caliente algún día y poner unas camas en la habitación? Pues no, es mejor que tus hijos duerman en el suelo, no por nada, sino porque les gusta. Lo importante es que a la reina no le falte de nada.

PD: Y como los Billington, 240 familias más, según Maureen Carew, del departamento de gerencia del hotel. A sus amigos les dirán dónde han estado, pero… ¿les contarán también cómo? Mantener las apariencias es una cuestión vital.

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