Hay costumbres… y costumbres. Muy peculiares son los ritos funerarios, que varían de cero a infinito en función de cada cultura. Por ejemplo, en occidente se guarda luto por los muertos vestidos de riguroso negro, pero en la tradición oriental el color del luto es, mayoritariamente, el blanco. En España, los velatorios son sitios de recogimiento, en cambio, en Estados Unidos se organizan fiestas familiares e incluso desfiles callejeros, como ocurre en Nueva Orleans.
De todas formas, no voy a ponerme a repasar todos los funerales del mundo, sino que hoy voy a hacer hincapié en un rito que me ha llamado poderosamente la atención. En Taiwan, para despedir a los muertos también se organiza un ritual festivo que (y aquí está la gran noticia) ¡¡¡incluye la presencia de strippers!!! Sí, los taiwaneses tienen el detalle de regalar un baile erótico al finado antes de su último viaje.
La tradición se remonta al siglo XIX, cuando en algunas aldeas de la isla se organizaban bailes en torno al cadáver. Estas danzas fueron subiendo de tono, hasta lo que hoy es una carroza motorizada con luces de neón y barra americana en la que jóvenes ataviadas con minifaldas y tacones de aguja se contonean e, incluso, se despojan de toda su ropa ante un ataúd. ¡Toda la ropa! Esta práctica, sin embargo, está empezando a ser muy cuestionada por las autoridades del pequeño país asiático, quizá porque está estrechamente vinculada a la mafia, ya que es común que a sus capos mafiosos se les despida de este mundo rodeado de una corte de bailarinas sexys.
A mí, en principio, me parece muy respetable que cada uno organice los funerales de sus seres queridos de la forma que crea conveniente, siempre dentro de la ley. Sin embargo, esta tradición me resulta machista, ya que no se conocen casos de hombres con el torso desnudo que bailen alrededor de una fallecida. En este caso, ni aunque la muerta sea la mujer de un mafioso.
Aprovecho para confesar que me gustaría que a mi funeral acudieran los ángeles de Victoria’s Secret. Y también Clint Eastwood, Keith Richards y Kirk Douglas, que espero que duren tanto tiempo que me sobrevivan. Por cierto, ¿qué deseo tenéis vosotros para vuestro último adiós?