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Un español perdido en… Lovech

BecConsejo: «Si te para la Policía, háblales en búlgaro… aunque no sepas búlgaro»

Ya casi ni nos acordamos de aquellos viajes de aerolíneas Bec. Nos pueden las prisas, el «me lo pone para llevar», la comida rápida. Quizás por eso se nos han perdido tantos becarios (algunos de ellos seguían el blog desde su origen) por el camino. No obstante, nos dejamos de lamentaciones porque hoy vamos a tomar un vuelo rumbo a uno de los últimos viajes que nos quedan… ¡¡VAMOS A BULGARIA!! Allí nos espera Ismael.

1) Nombre

Isma.

2) Edad

28 años.

3) En España vivía…

En Madrid, pero soy malagueño.

4) Ahora vivo…

En Lovech, Bulgaria.

5) Me mudé…

El 1 de marzo de 2010.

6) ¿Por qué me fui?

Se acercaban los treinta peligrosamente y salí corriendo a probar suerte en el extranjero y trabajar en una ONG, algo que siempre había querido hacer. Me entró miedo a la estabilidad, a la rutina, al estrés, a las miles de cosas que quieres hacer antes de ser mayor. Así que me decidí a coger la maleta, dejar el periódico en el que trabajaba y hacerme voluntario europeo en una organización que trabaja por el desarrollo de los jóvenes y la concienciación medioambiental, donde doy clases de español, hago un periódico en búlgaro con los chavales, participo en campamentos… entre otras muchas cosas. Eso sí, sin dejar de trabajar en el periodismo que es lo que más me gusta, ahora como free-lance y redactor jefe de EsNoticia.eu.

1) De España añoro…

Sin duda y aunque sea un tópico, el tiempo. Aquí por la mañana llueve, después sale el sol para volverse a esconder y caer una granizada o una tormenta eléctrica… todo en el mismo día, en fin, un gustazo. Bueno eso y las cañas del domingo por la tarde en La Latina (Madrid).

2) En España no tenía y ahora sí…

Tiempo libre para leer, para viajar, para relajarme en general. El estrés de Madrid me quemaba.  La comida está muy buena, es mucho más natural, nada de transgénicos.

3) De Lovech no me gusta…

Lovech es un poco aburrida, no hay gente joven con la que relacionarse; pero siempre estoy de viaje de todos modos.

4) Recomiendo que visitéis…

Quién venga a Bulgaria no puede perderse la catedral ortodoxa de Alexander Levski, el Monasterio de Rila y la ciudad de Veliko Turnovo (la ‘Cuenca’ búlgara).

5) La mejor comida de Lovech…

Mi plato favorito es el banitsa, una especie de bollo de hojaldre y sirene (queso blanco típico búlgaro, parecido al feta), que está tremendo y por supuesto el yogur búlgaro, famoso en todo el mundo y que ellos ponen para todo (postres, sopas, salsas…).

Antes de que aterricemos debéis saber que…

  • Una barra de pan vale unos 40 céntimos de euro (80 stotinki)
  • Un billete sencillo de metro / bus cuesta 50 céntimos de euro (1 leva)
  • Un café vale entre 60 céntimos y 1 euro (1,20-2 leva)
  • Alquilar un apartamento nuevo para una persona no muy lejos del centro de Sofía, capital de Bulgaria, vale unos 200 euros (400 leva).
  • El sueldo medio es muy bajo, de hecho es el más bajo de toda la Unión Europea, equivale a unos 300 euros (600 levas).
  • El desempleo ronda el 10%.

Ahora sí. Bienvenidos a Lovech. Os dejo con Isma para que os cuente.

Paciencia

Como os decía soy periodista pero me vine a Bulgaria como voluntario en una ONG con un programa de cooperación de la UE, el Servicio de Voluntariado Europeo (SVE). Mi SVE tiene lugar en Lovech (al norte de Bulgaria), un pueblo de 50.000 habitantes o eso dicen… porque a veces parece un pueblo fantasma… Trabajaré durante nueve meses para una ONG local, Ecomission, que funciona como centro juvenil y que además organiza actividades destinadas a la concienciación medioambiental.

Puedo decir que he desarrollado una paciencia que ni el mismísimo Dalai Lama: venía de trabajar en un periódico on line donde todo es para ayer e intentar aplicar aquí ese sistema era imposible. Al principio me costó bastante asimilarlo sobre todo cuando dependes de todo el mundo porque no controlas el idioma. Esa lentitud en la forma de trabajar para ciertas cosas sigue existiendo… pero yo me he vuelto mucho más tranquilo, si no puedes con ellos..

«Sí» para decir «no»

La verdad es que antes de venir sabía poco del país, ahora me podéis preguntar lo que queráis. Lo primero que debéis saber de esta república ex comunista es que son prácticamente los únicos en el mundo que dicen que «Sí» haciendo el gesto del «No», es decir… cuando dicen que Sí mueven la cabeza de izquierda a derecha y para el No pues al contrario.

El idioma

Otro tema es el idioma, el búlgaro es extremadamente difícil y para poner las cosas mejor usan el alfabeto cirílico. Lo cierto es que no me costó mucho aprender a leerlo, pero se me resiste bastante. El cirílico es taaan complicado y tienetaaantas consonantes juntas en una misma palabra, que a la tercera ya te has perdido y sueltas lo primero que se te pasa por la cabeza.

La verdad es cuando empiezas a entender frases sueltas o eres capaz de mantener un mínima conversación con el dueño de un bar (con un par de cervezas somos capaces de comunicarnos en cualquier idioma…), te sientes más orgulloso de ti que tu propia abuela (баба -baba- en búlgaro). Eso sí casi todos los jóvenes hablan inglés e incluso español. Porque algo que me ha sorprendido muchísimo es que Verano Azul también es una serie mítica aquí, todo el mundo la conoce y adora.

Comida

Respecto a la comida para mí se ha convertido en una pesadilla porque lo que comen está tremendamente rico, pero también engorda TREMENDAMENTE… jeje Lo más popular es el banitsa, un bollo caliente relleno de sirene (queso bulgaro, parecido al feta); también el kebabche (carne picada y muy especiada en forma de albóndiga o salchicha) y lo más popular es la shopska salata (pepino, tomate y sirene por todos lados). Comas lo que comas, ellos siempre beben antes rakia, apta sólo para bebedores habituales y que para mí no es más que aguardiente de toda la vida… Nunca olvides el brindis, mirando fijamente a los ojos mientras dices Nazdrave, no hacerlo puede resultar maleducado. Y por supuesto el yogur búlgaro, famoso en el mundo entero por lo rico que está, junto con sus rosas, de las que sacan de todo, hasta mermelada.

En casa

Otra costumbre que me encanta es que suelen descalzarse antes de entrar en casa (la mayoría deja sus zapatos en el rellano de la planta junto a la puerta, ¿no hay ladrones por aquí? En España no durarían más de un par de horas…). Que no te sorprenda si te ofrecen unas zapatillas de estar en una casa… es lo habitual. No podéis imaginar mi cara de sorpresa cuando invité a un alumno a casa para darle unos apuntes y nada más entrar en mi casa sin preguntarme ni nada se quitó los zapatos y se quedó en calcetines… Eso o cuando vas a casa de alguien y te ofrece unas pantuflas rosas para que te pasees por su suelo…

La gente

Tengo que decir que por lo general estoy encantado y en lo que se refiere a los viajes (mi pasión) esto es una pasada porque, excepto algún caso, los Balcanes no están demasiado explotados turísticamente. Así por un lado la gente es bastante amable y curiosa con los extranjeros, nos tratan genial, y por el otro es mucho más barato viajar (que oye… también es importante teniendo en cuenta que trabajo como voluntario). Así que desde marzo hasta ahora he visitado ya como 12 países.

Cada día estoy más contento con la Unión Europea, no sabéis lo molesto que es usar cada día una moneda distinta, averiguar el cambio, pasarte una hora en la frontera con el control del pasaporte… ¡así que arriba la UE!

En definitiva y pocas palabras, dicen que para sentirse realizado en la vida hay que plantar un árbol (hecho), escribir un libro (me conformo con mi blog) y tener un hijo (¿no valen mis estudiantes de español?) ¡Así que puedo decir que me siento realizado! Bueno, venga, va… me pondré manos al a obra ver si consigo tener un hijo… ¡no será porque no lo intente!

PD: Ays, qué poquitos viajes nos quedan…

Hoy hace un año

Esto sí es vergonzoso

¿Cómo funciona esto?

Un mono conductor

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