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La travesura le puede salir cara a una niña de 11 años

BecConsejo: «Al final nos hacemos mayores. No te olvides de eso»

¿Recordáis cómo éramos con 11 años? Pensábamos que la noche era joven, que éramos inmunes a todo. Los de mi generación, además, creíamos que podríamos volvernos rubios si nos concentrábamos y hacíamos fuerza, como Goku, aunque lo máximo que conseguíamos era alguna que otra flatulencia inoportuna. Teníamos 11 años, uno más que el Serrat del gato «funámbulo y necio».

Pues bien, a Kelly Zierdt, que tiene 11 años, una travesura le puede salir carilla. Antes de ir directamente al lío, quiero que debatamos una cosa. ¿No habéis querido nunca ser recordados? Me refiero a que… no sé… ¿nunca habéis visto el Paseo de la Fama de Hollywood y habéis dicho… «me gustaría poner mi mano ahí»? A mí no me miréis, que estuve en Barcelona y una de las primeras cosas que hice fue comparar mi pie con el de Michael Jordan…

Bueno, pues Kelly se ha metido en un lío por venirse arriba en un caso similar. Resulta que esta cría escribió su nombre en cemento húmedo, una de esas cosas que todos pensamos alguna vez pero que al final no hacemos, y la cazaron. En fin, tampoco es muy difícil no, es como si yo pusiera mi nombre en cemento: «El becario de 20minutos.es»… seguro que vendrían a por mí.

De todos modos, la Policía les pilló en el acto, a Kelly y a sus amigos, los metió en un coche patrulla y los críos, que son críos, empezaron a llorar, según publica my9NEWS.

Ahora, Kelly tendrá que comparecer ante el juez por vandalismo tras poner sus iniciales en el cemento. El padre de la pequeñaja lo tiene claro y denuncia (bueno, protesta más que denuncia) que esto se está haciendo una bola cada vez más grande.

En cualquier caso, vamos al lío… ¿por qué tiene que comparecer Kelly ante el juez? ¿Por qué sólo ella? ¿Por qué la travesura le puede salir cara? Pues porque el papá de Kelly, el señor Zierdt, en lugar de regañar a su hija y castigarla sin ordenador un par de días, ha decidido que no le sale de los no está dispuesto a afrontar la multa de 250 dólares (algo más de 190 euros) con la que castigan a su hija.

El resto de padres sí lo han hecho, por lo que sus hijos han quedado libres. Según leo en la prensa norteamericana, la Policía dice que los padres, por lo general, ayudan a imponer los castigos, y que les hacen volver pronto a casa (a los hijos, no a los agentes, claro), ayudar más en las labores del hogar, etc. En este caso, los pequeñajos tuvieron que escribir un ensayo sobre por qué lo hicieron. Muy ilustrativo.

El señor Zierdt (el apellido es algo chistoso), no obstante, dice que su hija es una estudiante ejemplar y que ya ha entendido la lección, así que no paga.

A ver, señor Zierdt, que nos entendamos usted y yo (usted en inglés, yo en español y el traductor de Google mediando), lo de su hija es una chiquillada, una travesura que no tiene mayor importancia, ella quizás es una hermosa joven con un futuro prometedor, pero… ¿entonces qué hacemos con su firma? ¿La dejamos aquí en el barrio estadounidense para que el resto de niños hagan lo mismo? ¿Esperamos a que se haga una gran estrella de algo para que la firma tenga valor? ¿Le cantamos al resto de padres aquello de «Pringao, que eres un pringao»?

No, hombre, no. No le damos mayor importancia al tema, pero pagamos la multa, igual que si su hijo se dedicara a hacer pintadas (con buena fe, eso sí), porque las cosas no se arreglan solas, hombre.

PD: Lo dicho, Zierdt, pague ya y deje que su hija haga vida normal, que como tenga que ir a juicio con 11 años a lo mejor le coge el gustillo y de mayor tiene usted a una Lindsay Lohan en casa…