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Lo más raro que ha pasado durante la semana (Del 4 al 10 de abril)

BecConsejo: «Comparte la alegría»

Sé que añoráis la sección de Lo más raro de la semana, por eso vuelvo a traerla después de siete días de descanso.

Ya sabéis: algunas de las historias que no han tenido cabida en el blog durante la semana, algunas por despiste, otras porque no cabían, varias porque se repetían… ¡pero aquí van!

1. Una boda canina de 23.000 euros

Hay gente que tira por la casa por la ventana cuando se va a casar, pero sabes que alguien es asquerosamente rico cuando en lugar de gastarse el dinero en su boda… lo está gastando en la boda de sus perros. Sí amigos, casi 23.000 euros (que ya los quisiera yo para mí) es lo que costó la boda de dos perritos en el Reino Unido. Son dos Yorkshire Terrier y la responsable del despilfarro es la dueña de ella (Lola) que responde al nombre de Louise Harris y tiene 32 años.

La prensa británica desgrana la factura, pero amigos, yo creo que no tengo espíritu para traducirlo. Sí os digo que hubo joyería, un dineral en comida para personas y perros, maquilladores, peluqueros, fotógrafos… ¡¡¡Hubo una fuente de chocolate y gastaron más de mil euros en flores!!!

2. Se pone las orejas de elfo

Sé que después de las 42 operaciones de Cindy Jackson todo os parecerá poco. No obstante, tengo que detenerme ante Jordan Houtz, una muchacha que se ha dado a conocer porque se ha puesto las orejas puntiagudas (al estilo elfo, para que nos entendamos).

Lo vi en la televisión estadounidense ABC, donde alertaban de que esta nueva moda de ponerse las orejas puntiagudas, al estilo Spock, es irreversible; a pesar de lo cual empezaba a gozar de cierto éxito entre los jóvenes.

Evidentemente, esta intervención no está exenta de riesgos. El doctor Arthur W. Perry avisa de que es posible que se te deforme la oreja y que tengas una infección, algo que podría destruirla en pocos días.

Para ponerse orejas de duende es necesario cortar la parte superior de los cartílagos, según contaba a la cadena el señor Steve Haworth, experto en este tipo de intervenciones. Digo yo que, teniendo en cuenta que igual en unos años te cansas… mejor hacérselo temporal, ¿no? También habrá alguna forma de hacerlo.

3. Obsesionada con el color rosa

Wanda Matthews tiene 20 años, dos hijos y una obsesión: el color rosa. Hasta tal punto llega su pasión por ese color que su casa es de color rosa.

Y cuando digo su casa no digo la fachada, digo su dormitorio, el salón, la cocina, el baño y la sala de juegos para los niños. Y cuando digo todo, es todo: desde las alfombras hasta los muebles, la cafetera, la tostadora, las ollas y las sartenes. Todo en la casa de esta británica es pink.

Dice el diario británico Metro, que es donde vi la información, que sólo compra productos de limpieza rosas, que tiene un iPod rosa y que su móvil es de color negro. Es broma, el móvil también es rosa, es que hoy me he comido un payaso y por eso vengo tan gracioso.

¿Es posible repetir más veces la palabra «rosa» en menos párrafos? Yo creo que no.

4. No puede cerrar los ojos

Supongo que recordáis la historia de Holly Thompson, que bostezó y no pudo cerrar la boca durante cinco horas. Pues bien, imaginad que en lugar de la boca fueran los ojos y en lugar de cinco horas fueran seis años.

Pues es el caso de Marilyn Leisz, a quien una operación para arreglar un defecto congénito en sus ojos (seguimos con las operaciones, está siendo una semana muy quirúrgica) la ha dejado con los ojos abiertos durante más de un lustro, según la NBC (gracias a mi compañera Amaya por avisarme).

Después de 30 intervenciones para solucionar el problema no ha sido posible y Leisz, de Nueva Jersey (EE UU) se ve obligada a echarse líquidos en los ojos cuando se va a duchar, cuando se va a dormir, etc. Demandó al médico que la operó y de momento ha ganado casi 80.000 euros. Prácticamente nada, si tenemos en cuenta que el problema persiste.

PD: También han inventado una colonia con olor a bacon, pero eso para otro día, ¿no?

PD2: Se queda por el camino una boda en pleno vuelo, pero muchísimas gracias, Gaby. Sabés que se te quiere por acá.