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El millonario que se hizo mileurista es en realidad un impostor

Estoy harto de la prima de riesgo y de las cacerías. Harto de vivir cada día sintiéndome parte culpable de esta crisis en la que nos hemos visto dentro sin saber muy bien cómo. Por eso cada día intento, con vosotros, buscar la cara B de la situación, intentar echarnos unas risas o encontrar un resquicio de solidaridad. Por eso a veces me la clavan, como ha hecho el protagonista de hoy, el impresentable el sinvergüenza de Karl Rabeder. Y por eso, cuando me pasa, me molesta.

Es probable que no le recordéis. Karl, un millonario cualquiera, saltó a la fama hace tres años cuando dijo que vendía todas sus propiedades para hacerse mileurista y ser feliz. En noviembre os conté que todo le iba sobre ruedas, que estaba experimentando la verdadera felicidad. Pues bien, resulta que es mentira, este tipo tiene de solidario lo mismo que Homer Simpson de científico.

Resulta que nuestro millonetis de 49 años había contratado los servicios de tres agencias publicitarias para que difundieran por el mundo su falso mensaje de paz y amor. Se dedicó a decir que había donado al Tercer Mundo todo lo recaudado tras vender sus pertenencias y se hizo un montón de platós para contarlo. ¡SI INCLUSO ESCRIBIÓ UN LIBRO! Sí, muchachos, Solo la gente que no tiene nada lo puede dar todo… vivir para ver.

¿Y por qué? ¿Qué ganaba este personaje? ¿Publicidad? Bueno, sí, en parte publicidad, pero la historia va más allá. Su rollo benéfico incluía una subasta de su vivienda a través de pequeñas participaciones. Una rifa, vamos. Pues bien, usó la rifa para ganar 2,2 millones de euros por una propiedad que no valía ni 500.000 y donó solo un 0,7% (15.000 euros) a obras de caridad. Lo justo para sustentar su mentira de forma más o menos creíble.

Al contrario de lo que nos había vendido Karl, no estaba harto de la vida de lujo. Lo que estaba era arruinado y necesitaba dinero como el comer para saldar todas sus deudas. Se había prejubilado a los 42 años y se había comprado una casita en el sur de Francia. En ésas llegó la crisis y tuvo que empezar a vender propiedades, incluso la casita de Francia, en la que perdió bastante dinero.

Ahora la prensa austriaca recuerda que cuando encontraron su casa en los Alpes comprobaron que no estaba equipada para vivir en invierno y que tenía registrada una dirección de Viena como vivienda habitual. Lo dice la misma prensa austriaca que dio por buena la información durante estos años y lo dice amparándose en datos que tenía desde hace mucho, muchísimo, demasiado tiempo. Todo muy triste.

PD: Ya sabéis, el consejo de siempre… si es demasiado bueno para ser verdad, seguramente es mentira.