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Lo más raro que ha pasado durante la semana (14-20 de febrero)

BecConsejo: «Ve con cuidado»

Como de costumbre intento no enrollarme en el post resumen semanal. Simplemente os recuerdo que en esta entrada damos cabida a aquellas cosas curiosas que durante la semana no han tenido opción de aparecer en este descabellado intelectual blog. Ahí vamos…

1. La contorsionista con claustrofobia

Es posible que conozcáis a Kirsty Nicholson. Kirsty es una contorsionista de The Circus of Horrors que intentó entrar en el circo como cantante y terminó de aquí-me-meto-haciéndome-una-bolita.

¿Sigue sin sonaros? Quizás os acordéis de la vez que unos hooligans le tiraron un ladrillo y le hicieron un corte bastante feo en la cara. ¿No? Bueno, pues como veo que la mayoría de vosotros seguís sin caer, os cuento su historia.

Tampoco es que tenga mucha chicha (ni ella, ni la historia), así que intentaré resumirla. Kirsty, que tiene 23 años, padecía claustrofobia en su infancia, algo incompatible con su sueño de ser contorsionista.

Entonces su madre, muy hábil, decidió combatir su miedo obligándola a encajarse en cubos y cestas (bueno, en sitios pequeños en general). A medida que lo fue haciendo, lo fue superando y… ¡SORPRESA! Adiós el miedo, bienvenido el trabajo.

Dejadme solo un momento, voy a mi habitación a llorar… me he emocionado.

2. La portada o los pompones

Ya sabéis que salir en Playboy muchas veces trae consecuencias negativas. Basta con recordar aquel post de «Profesiones incompatibles con los posados de Playboy», que hicimos en el mes de julio.

Ejemplo de ello es también Taylor Corley, una animadora de 18 años que posó para la famosa revista con el sobrenombre de Taylor Stone y que ha sido obligada a dejar su puesto.

Bueno, obligada… no exactamente. La Mississippi State University obligó a Taylor a que eligiera entre ser animadora o modelo de revista y ella, consciente de que animando tampoco iba a tener mucho futuro, optó por lo segundo.

Es más, no sólo ha dejado de ser animadora. Según la prensa internacional, nuestra joven protagonista está también pensando en dejar la universidad para labrarse una carrera televisiva. Que tengas más suerte que los chicos de OT, Taylor.

Bien es cierto que el posado (no es la imagen de la derecha, como supondréis es otra en la que sale con menos ropa) fue anterior a su ingreso en el equipo de animadoras, pero viendo cómo funcionan las cosas en Estados Unidos, era fácil prever que podía pasar algo así.

Supongo que algún quarterback andará llorando por las esquinas de la universidad.

3. El carrito ‘tuneado’

¿Alguna vez habéis visto carritos de bebés tuneados? ¿No? Pues es el momento, porque Harry Berry tiene un coche fantástico, cortesía de su papá, Richard, un señor galés de 44 años que, como buen padre, quiere lo mejor para su niño.

Y lo mejor para su niño es instalarle en su carrito un reproductor de DVD, un aspirador, un calienta biberones, paneles solares y navegación por satélite, según leo en la prensa británica.

Cuenta Richard que la gente le para por la calle para ver el carrito fantástico, lo que nos hace pensar que quizás no todo es (sólo) por el bien del crío, sino que también influye (aunque sea un poco) el ego de papá.

El vehículo, que necesitará (digo yo) unos buenos brazos para ser impulsado, cuenta también con unas ruedas más gordas de lo habitual, un soporte de vaso y una bandeja.

Tiene también faros, matrícula, un reproductor de MP3, una sirena, una bocina… vamos, todo lo que suele ser necesario para un bebé.

Richard, me sé yo de unos cuantos barrios por los que no te aconsejo que pases con el carrito, si quieres conservarlo, claro.

4. Demasiado pendiente de la PSP

Sé que este vídeo no es de esta semana, pero probablemente muchos de vosotros no lo habréis visto. Gaby, corresponsal transatlántica, me informó hace unos días de que un chaval de diez años se cayó a las vías del metro en Loreto (Milán) porque se despistó mientras jugaba a la PSP. La escena fue grabada por las cámaras de seguridad, que también captaron cómo el policía Alessandro Micalizzi rescataba al muchacho despistado.

Aunque lo impactante es el vídeo, aprovecho para reflexionar (sin que sirva de precedente)… ¿por qué caminaba torcido y no en línea recta? ¿Será uno de esos casos en los que te metes tanto en el juego que cuando le das a saltar saltas tú también de forma instintiva? Y, lo más importante… viendo cómo va la gente en Madrid… ¿se habría dado cuenta algún viajero de que un niño se caía a las vías?

PD: Gracias a @tinoserrano, once again, por la colaboración.

PD2: Corregido lo de la universidad de Mississippi.

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