En Anglesey, Gales, el otro día se armó la marimorena (palabra que se está perdiendo y que se puede sustituir por marimonera), después de que los bomberos recibieran una llamada de alerta: unos ciudadanos habían oído maullar a un gato dentro de un contenedor de ropa en la calle.
Con tanto desalmado suelto, desgraciadamente no nos extraña que alguien meta un gato en un contenedor, de modo que los bomberos se pusieron manos a la obra para rescatar al animal.
Dado que recientemente el gato Puss-Puss se había perdido en la zona, lo primero que pensaron fue que éste era el animal atrapado, lo que hacía más urgente el rescate dado que Puss-Puss está embarazada, según recoge la prensa británica.

Los ciudadanos habían intentado recuperar al animal, pero las cerraduras habían sido manipuladas y el contenedor estaba atascado. Ni maña, ni fuerza, ahí hacía falta algo potente para hacer añicos el cacharro (aunque aquí en España yo he visto hacer virguerías en los contenedores de papel).
Así que empezaron a darle vueltas al coco y después de 12 horas de trabajo, entre las que hubo llamadas al centro responsable del contenedor, el traslado del propio chisme (con el gato teóricamente dentro) y algún que otro bocadillo, suponemos, porque en todo ese tiempo ya podrán haberse puesto las botas, ya… después de 12 horas, os decía, utilizaron una herramienta para cortar el contenedor de acero y descubrir que el animal atrapado no era Puss-Puss, sino un juguete a pilas.
Algunas de las personas que asistieron al rescate admitieron que les dio «vergüenza» encontrar un peluche, pero que resultó todo un alivio encontrar «un juguete» en lugar de «un gato muerto».
PD: Yo sigo pensando… doce horas… ¡como para una urgencia!
PD2: «Marimorena», «chisme», «cacharro»… y luego diréis que no uso un lenguaje de calidad y me limito solo a traducir. «Traductor», me llamáis… ¡¡ASÍ EMPEZÓ MOURINHO!! 🙂
