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Premio para el peor fotógrafo

Sé que muchos de vosotros aún lo recordáis. Es más, me consta que varios os lo tatuasteis en la piel, al más puro estilo Memento, para que no cayera en saco roto. No os hagáis los tontos, que sabéis a lo que me refiero. Sí, estoy hablando del famoso post del 8 de febrero. Cómo no olvidarlo, ¿verdad? Con sus ocho comentarios (dos de ellos míos), con sus once tuiteos y sus doce facebookeos. Una entrada para recordar en la que, como si no lo recordarais, os hablaba de un concurso que buscaba al peor fotógrafo del Reino Unido.

Era un concurso organizada por la web Red Cloud (de expertos en fotografía) y el premio para el ganador era un cursillo, a fin de corregir la inutilidad con una máquina fotográfica en las manos. Las fotos finalistas, que podéis ver en el antiguo post, eran una apología a la torpeza, una oda a las zarigüeyas fotógrafas, un cúmulo de personas en el objetivo, dedos cortados y cabezas borrosas (esperad, esperad… he mezclado el orden de los nombres y los adjetivos, ¿verdad? Bueno, el caso es que las fotos eran malas, ya me entendéis).

Pues bien, ya tenemos un ganador. Ya sabemos quién es el tipo que merece una estatua becaria por ser capaz de convertirse en el peor en algo, que eso siempre tiene su mérito y está muy poco reconocido. Su nombre es Stuart McGhee y la imagen en cuestión, ésa que pasará a los anales de la historia es… (oye, ¿lo de «anales» cuándo lo vamos a cambiar por otra palabra más bonita?).

A mí no se me ocurre ningún nombre que recoja todo lo que transmite la imagen. Casper se me antoja insuficiente, Corre hacia la luz, también. El bebé que brilla intensamente podría ser una solución, aunque como nombre comercial tiene poco futuro. El niño sin nariz o Lo último que vi fue un haz de luz y después no recuerdo nada son alternativas, aunque confío en que vosotros afinéis la mala leche y el buen humor para darle una vuelta de tuerca al asunto. Esta foto necesita un buen nombre y tú puedes dárselo.

Ahora bien, como sabéis que a mí no me basta con recoger los fallos que encuentro sino todo lo contrario, me gusta animaros a que os equivoquéis, os pedí en su momento que me enviaseis las fotos desastrosas que tuvieseis. El llamamiento, al igual que el post en sí, fue un rotundo éxito. Llegaron centenares de cartas pidiendo mi dimisión felicitándome y miles de imágenes a través de las comunidades becarias de Twitter y Facebook.

Cómo se pondría la cosa, imaginad, que para elegir a mi propio ganador tuve que contratar, a través de una ETT (empresa de trabajo temporal), a una decena de oompa loompas (a los que no pagué). Y después de trabajar durante un mes entero sin descanso, se decidieron. La mejor peor foto de la comunidad becaria fue para @polinesio_, que supo captar como nadie la esencia de del London Eye.

No, no hace falta que os pongáis las gafas 3D. Está hecha así 🙂

PD: Y pensar que, si no llega a ser por mí, no os enteráis de esto… ¡qué país!

Porque en una boda no puede salir todo perfecto

BecConsejo: «Trata de ser feliz disfrutando las cosas pequeñas» (como la final de un Mundial)

Aún recuerdo que cuando no llevaba ni un mes con esto del blog publiqué un vídeo que causó furor (seis comentarios, ¡guau!): Juntar a tres inútiles en una boda. Admito que no fue mi mejor post, y supongo que algunos ya me lo habréis perdonado. En cualquier caso, hoy os traigo una cosa que nos podría valer de precuela: Porque en una boda no puede salir todo perfecto.

No os preocupéis si estáis a punto de pasar por el altar y decir eso de «Sí, quiero, porque ignoro la que me espera»… es normal. Es habitual que no todo salga perfecto en las bodas porque son demasiadas cosas que deben coincidir: el vestido de la novia, el del novio, la iglesia / el juzgado, la comida, la distribución de las sillas, los invitados, los padrinos, el fotógrafo…

¡Ay, el fotógrafo! Hay gente con suerte que cuenta con la élite de la fotografía, como nuestro Jorge París (que es como Xavi o Iniesta pero con una cámara), pero no siempre es así. No obstante, en el vídeo que os traigo el problema no es la calidad de las imágenes, sino que el fotógrafo no conoce bien dónde tiene lugar el enlace y luego… pues pasa lo que pasa. Prefiero que lo veáis vosotros mismos:

Andar hacia atrás tiene estos inconvenientes, qué le vamos a hacer. Aunque aún podría ser peor… imaginad que en lugar de en una boda estás en un programa de la tele… imaginad que en lugar de estar trabajando estás disfrutando de un rato agradable con Mariló y el doctor… imaginad que en lugar de andar hacia atrás andas pa’ lante… imaginad que… bueno, prefiero que lo veáis vosotros mismos:

Lo que os quería decir con todo esto, la moraleja de la historia, es que…

1) Mira por dónde caminas

2) No te agobies con los preparativos, que al final, salvo hecatombe, todo se termina arreglando y lo que te puede parecer un mundo termina por ser una anécdota graciosa.

PD: Se me acaban las vacaciones… ¿ya se nota, verdad?