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Un italiano convierte a su ex en una muñeca hinchable

BecConsejo: «Piensa dos veces antes de gastar»

A día de hoy, en mi cuenta de correo de Gmail acumulo 153 correos electrónicos con sugerencias para posts y contenidos a los que aún no he podido dar salida. El más antiguo de esos 153 es de un chivatazo de David, que allá por abril de 2009 me avisaba de que el mercado de las muñecas hinchables se había modernizado tanto que ya casi las hacían a la carta.

Pues bien, hoy es el momento de hablar de ese tema, porque hay un pirado señor que se ha gastado 15.000 euros (ríete tú de la factura de Boris Karloff) en hacerse una muñeca de este tipo a la imagen y semejanza de su ex novia, según publica la prensa italiana.

Os resumo brevemente la historia para ver si así entendéis cómo alguien paga 15.00o euros por algo que cuesta (según dicen) 5.000 eurillos de ná.

Érase una vez un empresario que tenía el dinero por castigo, 50 años y residencia en la ciudad italiana de San Vediamo. Un empresario triste y desdichado que no encontraba sentido a la vida después de que su ex le dijera eso de «no es por ti, es por mí» y separaran por siempre sus caminos.

El empresario debió pensar que esa mujer tenía que ser suya y que, ya que tenía dinero, lo mejor era comprarla. Sabiamente, debió intuir que la mujer de carne y hueso no aceptaría, pero… ¿y una que no le abandonara jamás?

Así pues, se armó de valor y llevó una foto de su ex novia a un fabricante de muñecas hinchables realistas (Real Dolls, se llaman) para que le hiciera una que fuese como su ex.

La chica de plástico mediría 1,63 metros, pesaría 58 kilos (vamos, que para transportarla tampoco iba a ser muy sencillo), con las mismas uñas y la misma forma de los dientes que la de su cruel ex pareja (digo «cruel» porque será lo que él piense, no porque la conozca). Claro que como iba a ser una versión 2.0 de su ex, aprovechó para pagarle un aumento de pecho y de glúteos… hasta completar los 15.000 eurazos de los que hablábamos.

Su nueva ex es un geyperman femenino, ya que no sólo es de plástico, sino que tiene bastante elasticidad y es capaz de adoptar cualquier postura, sentada o tumbada (sin sufrir entumecimiento alguno).

Del dueño sabemos poco: que es un tipo adinerado (no sólo por la muñeca… es que, además, tiene una habitación dedicada para ella), tímido (a los encuentros con el comprador acudía con un pasamontañas) y paciente (esperó un año y medio a que «la pieza» llegara desde Estados Unidos). Un gran partido, sin duda.

PD: Yo desconfío mucho de las mujeres perfectas desde que vi Desafío Total.

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