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Tempestt Henderson es adicta a comer jabón

BecConsejo: «Cuida tu alimentación»

Si pensabais que comer papel higiénico era la forma más rara de limpiarse por dentro es porque no conocéis a Tempestt Henderson. Señoras y señores, amantes de las rarezas y del frikismo en general, pasen y vean… de los creadores de Kesha, adicta a comer papel de váter, llega… ¡¡la mujer adicta a comer jabón!!. Porque de algo hay que morir, claro.

Os cuento, mientras intento no morir de asco. Tempestt tiene 19 años, vive en Florida y asegura que es adicta a comer jabón y detergente, según leo en la prensa británica. Tengo mis reticencias, porque sabéis que yo siempre recelo de todo lo raro (aunque lo comparta con vosotros para que lo debatamos juntos), pero vamos a dar por hecho que sí, que es adicta.

Resulta que se come cinco pastillas de jabón a la semana (¿se puede vivir comiendo jabón? ¿Sudará espumita?) y que ignora las advertencias de «comer jabón puede (debería) matar». Lo peor de todo, si es que es posible que haya algo peor, es que esta joven damisela estudia enfermería. ¿Te pondrías en las manos de una enfermera a la que ves comerse un bocadillo de jabón (con «b», no con «m»)? Os juro que yo me cambio de hospital… y de país, si hace falta.

La historia es asquerosa curiosa de principio a fin. Lame las burbujas de jabón en la ducha y dice la ignorante estudiante que así se siente más limpia. Florida, tenemos un problema.

Después de seis meses de comer jabón como quien come pipas fue al médico y los doctores le dijeron que estaba enferma (¡OH, SORPRESA!), que tenía un trastorno que la llevaba a comer sustancias no nutritivas. Al parecer, hay gente que come monedas, metal, tizas, pilas e incluso cepillos de dientes (eso sí, no me preguntéis cómo, esto lo dicen en Daily Mail que es donde yo vi la información).

Cuenta Tempestt que lo suyo viene de un desengaño amoroso. Su novio se fue a la universidad y la dejó. En esos casos, los hay que se echan a la bebida y los hay que, me temo, se echan al jabón, que es más tóxico y en vez de hacerte olvidar, te limpia. Te limpia cualquier célula sana, obviamente.

Al parecer, lleva sin tomar jabón algunos meses y aquí es posible que os nazca la pregunta: «Becario, ¿por qué demonios hurgas en la herida de esta damisela en apuros?». Y yo os responderé: «Porque me parece una auténtica sobrada que, si realmente tienes un problema (y uno grave, como el de esta chica), concedas un reportaje haciéndote fotitos mientras simulas que comes jabón».

¿Imagináis a un hombre con claustrofobia haciéndose fotos en un ataúd? ¿O a una chica con aracnofobia disfrazada de Spiderman? Pues eso.

PD: Sólo diré una cosa más… no vayáis a cenar a su casa, por si las moscas.