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Intenta fugarse de la cárcel vestido de mujer… y fracasa, claro

Confieso que esta noticia me ha pillado con el paso cambiado. Por momentos perdí la noción del tiempo y no supe si estaba viviendo en la segunda década del siglo XXI o en 1950. En Argentina, un tipo se ha disfrazado de mujer para intentar escapar de la cárcel. ¡¡Disfrazado de señora!! Pero que eso ya no se lleva, calamidad, que está más visto que Pretty Woman en las noches dominicales de La1. ¿Acaso no conoces Prison Break? Tatúate el cuerpo entero o disfrázate de sofá, qué sé yo, pero no te vistas de mujer, que eso ya no cuela.

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El sujeto se llama Pablo D. Morales y lucía un bigotito a lo John Dillinger, aunque tiene mucho menos talento para el crimen. Ha estado varias veces en prisión, por robo y falsificación, siempre delitos relacionados con su deseo de ganar dinero fácil. En esta última ocasión, cumplía condena por encubrimiento, asunto agravado por sus numerosos antecedentes. Apenas veinte días después de su ingreso en el penal de Lavalle, el tipo decidió afeitar su mostachín, maquillarse, colocarse bisutería fea, ponerse una peluca e intentar sortear los controles policiales. ¡Con esa cara! Amigo Morales, es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que tú te hagas pasar por una mujer.

El caballero travestido pasó el primer control, que es muy probable que estuviera bajo la responsabilidad de un policía con problemas de visión, digo yo. Sin embargo, no era ciego del todo. El director de la cárcel, Carlos Motos, asegura que «en ese primer control vieron algo raro, así que al llegar al siguiente se verificó que no era un visitante, sino un interno».

Sin duda, Morales trató de aprovechar el hecho de ser un novato en la cárcel. Creyó que los guardias del penal aún no se habían quedado con su cara y probablemente tuviera razón. Lo que no calculó es que no hacía falta conocer al dedillo su identidad para saber que no era una mujer, sino un tío.

Ahora, las autoridades buscan a los que le facilitaron el ‘sutil’ disfraz -casi no se nota nada que es una peluca, ¡qué va!-. Con un poco de suerte, serán piezas del mismo calibre que Morales y acabarán haciéndole compañía. Igual hasta juegan juntos a los disfraces, quién sabe. De momento, el pseudo-Dillinger afeitado verá ampliada su condena, por patán.

Pasa su noche de bodas en la cárcel por acosar a una camarera del banquete nupcial

divoriciobodaYa lo advirtió Groucho Marx, «el matrimonio es la principal causa de divorcio», y esta perogrullada viene al pelo para que me atreva a aventurar una unión no demasiado larga ni feliz entre el ciudadano estadounidense Mark Williams y su reciente esposa, de la que no ha trascendido su nombre para ahorrarle el escarnio. Veréis, el tal Williams parece un pieza de cuidado, un sujeto que no respeta a su mujer ni el mismo día de su boda. ¡Habrase visto! Muchacho, si no estás preparado para casarte, no lo hagas.

Y es que en pleno banquete nupcial, cocido como una gamba a base de copazos, el tipo le tiró los trastos de manera descarada a una de las camareras del convite. No sólo eso, sino que se puso pesadísimo y llegó a propasarse con la pobre muchacha, de sólo 19 años de edad y, para más inri, ¡embarazada! Williams trató de obligarla a beber alcochol, a lo que ella se negó. Entonces, según la versión de la propia camarera, «me acarició la cabeza y me manoseó».

Incómoda por la situación, la chica telefoneó a su novio para que fuera a recogerla al final del convite, que se celebró en un barco. Al llegar a puerto, éste se acercó al recién casado para ajustar cuentas y se desencadenó una pelea entre ambos, que finalizó cuando la policía llegó a poner orden.

Los agentes esposaron y arrestaron a Williams ante la mirada de decepción y desconsuelo de su recién estrenada mujer, que no podía parar de llorar. Le habían frustrado uno de los días más especiales de su vida. El culpable, por cierto, pasó su noche de bodas en el calabozo, denunciado por acoso y resistencia a la autoridad. Y porque no procede denunciarle por estúpido…

Posa en la foto policial luciendo una camiseta con una imagen de un arresto anterior

robert_burtRobert Burt es un joven estadounidense de 19 años que se ha hecho famoso por una camiseta un poquito especial. El muchacho, que debía cumplir un arresto en una cárcel de Maine, dejó con los ojos como platos a los oficiales cuando se presentó para la foto policial con una prenda que llevaba impresa la imagen de su anterior paso por prisión. ¡Toma ya! Más chulo y no nace.

El ‘adolescente bigotudo’ (luce un mostacho estilo Zorro que le hace tener aún más vis cómica) fue condenado a pasar dos días entre rejas por conducir bajo los efectos del alcohol y sustancias estupefacientes. Un ‘angelito’ en ciernes.

Y como todo delincuente de postín, quiso entrar a lo grande en chirona (igualito que Ruiz Mateos). Así que lo anunció en su Facebook con un comentario: «Voy a cumplir mis 48 horas ¡Guau!«. Vamos que lo celebró como si se fuera de vacaciones.

Foto de su primer arresto.

Imagen de su primer arresto.

Durante el cacheo, el revuelo que creó entre los agentes fue mayúsculo cuando se quitó la chaqueta para realizarse la instantánea de control y mostró la famosísima y diría que ‘viral camiseta’ naranja. En la misma, además de la imagen de su anterior detención (en casi idéntica pose y con un modelo en color blanco), se podía leer la siguiente frase: «Reunión de la familia Burt 8/8-8/10/2014. Patrocinada por Bud Light y el sheriff del condado de Somerset«. Montó todo el numerito para hacer la gracia. Hay algunos que tienen cabeza solo para lucirla.

Como cualquier comedia que se precie (aunque conducir borracho de gracioso tenga muy poco) el final debía ser apoteósico y el ‘Gran Burt‘ también lo tenía muy calculado (menudo director, ni Billy Wilder en sus años dorados). De nuevo quiso compartir su alegría con el mundo por el reto conseguido y actualizó su estado de Facebook con esta sentencia: «Ya salí cabrones«. ¡Ahí queda eso!

(Fotos: Somerset County Sheriff)

El talentazo del mes: un preso se fuga de la cárcel camuflado en un sillón

Fue durante poco tiempo, pero tuve un jefe que me marcó con sus aforismos. Tenía una frase sabia para cada momento. Hoy, tras leer una noticia de impacto, me ha venido a la cabeza una que soltaba cada vez que nos pedía un esfuerzo extra: «la obligación del preso es intentar escaparse». Él lo decía como metáfora, aunque hay muchos que se lo toman al pie de la letra. Uno de ellos, el chileno Alexis Viveros, un joven de 22 añitos que desde 2011 cumplía condena en una cárcel de Santiago por un delito de robo con violencia y tres robos con intimidación.

Interior de una cárcel. ARCHIVO.

Interior de una cárcel. ARCHIVO.

Al muchacho le cayeron quince años de reclusión, pero meses atrás decidió que había llegado el momento de fugarse. ¡Era su obligación, que diría mi exjefe! Lo realmente noticioso no es que intentara escaparse del penal, sino el modo en que lo hizo. Alexis urdió un plan harto complicado, harto sacrificado y harto original. Se sometió a una dieta estricta para poder escapar de la cárcel ¡¡escondido dentro de un sillón!! El mueble, que él mismo había fabricado, sorteó los tres anillos de seguridad sin que nadie se percatara de que había algo raro. ¡Qué genio, no podéis negarlo!

Una vez fuera de la cárcel, la vida no fue sencilla para nuestro ingenioso protagonista. Viajó al sur de Chile y se disfrazó con el traje típico de los gauchos para llegar a Argentina. ¡El tío parece Mortadelo, tiene un disfraz para cada momento! Al atravesar los Andes, le sorprendió una tormenta de nieve que terminó por sepultar sus posibilidades de éxito. Débil por la desnutrición, agotado por la enorme caminata y con hipotermia, Alexis llamó la atención de la policía, que acudió a su encuentro. El muchacho no llevaba documentación y pronto se rindió y les contó su ‘hazaña’ a los agentes de seguridad. «Nos dijo que durante un largo tiempo se alimentó sólo con un vaso de leche al día para adelgazar y acomodarse en el sillón que él mismo había preparado para fugarse. Quería radicarse en Argentina con su familia y comenzar una nueva vida. Sabía que no podía regresar a Chile», aseguró al diario La Tercera el comisario Marcelino Pincheira.

Tras ser puesto a disposición judicial, Alexis Vivero ha sido expulsado de Argentina y entregado a las autoridades chilenas, que ya le han devuelto a la cárcel, donde tendrá que afrontar una pena aún por determinar pero que, seguro, será ya mayor que los quince años a los que había sido condenado en su momento. Eso sí, siempre podrá echar mano de un aforismo para justificarse: «la obligación del preso es intentar escaparse».

Un exconvicto de 73 años atraca un banco porque quiere volver a la cárcel

Imagen del CCTV del banco que sufrió el atraco de Walter Unbehaun.

Imagen del CCTV del banco que sufrió el atraco de Unbehaun.

Dicen que la cabra siempre tira al monte y es un dicho aplicable a muchísimas situaciones. Seguro que todos habéis hallado un momento perfecto para utilizar esta expresión. Yo lo he vuelto a encontrar esta mañana, cuando he leído en CBS News que un exconvicto de 73 años atracó un banco con la única finalidad de que lo detuvieran y lo metieran de nuevo en la cárcel. ¡¡¡La cabra siempre tira al monte!!!

El delincuente reincidente (hermoso e involuntario pareado) es un anciano que atiende por Walter Unbehaun y que ha pasado la mayor parte de su vida entre rejas, tras protagonizar un buen número de asaltos a bancos. Su penúltima fechoría data de 1998, cuando protagonizó un robo en Illinois por el que estuvo encarcelado hasta 2011. Desde entonces, el inadaptado Walter ha estado en la calle ‘sufriendo’ su libertad. Así, hastiado por la condena de sentirse libre, decidió volver a las andadas. Caminando con la ayuda de un bastón y armado con un revólver, entró en la sucursal de un banco en un suburbio de Chicago, se acercó a una cajera, le dijo que no tenía nada que perder porque sólo le quedaban seis meses de vida, la amenazó y salió del recinto con 4.178 dólares (unos 3.000 euros). Esa cantidad irrisoria deja bien a las claras que el robo era sólo el medio para un fin mayor, ¿no? Lo que pocos podían sospechar es que el objetivo era volver a la trena.

Por supuesto, las cámaras de seguridad del banco lo grabaron todo, por lo que a la policía le costó muy poco identificar al ladrón. Apenas un día después, los agentes del orden daban con el paradero de Walter, que se alojaba en un motel. El delincuente arrojó su bastón al suelo y se dejó apresar sin oponer resistencia, quizás aliviado porque presentía que iba a volver a su hábitat natural -«me he sentido más cómodo en la cárcel que fuera», aseguró-. Confesó ser el autor del robo y comentó a los que lo detuvieron que «quería hacer algo que garantizara que iba a pasar el resto de mi vida en prisión». ¿Es esto una especie de síndrome de Estocolmo?

Pendiente de que se celebre el juicio, Unbehaun ha sido encarcelado. No se sabe si es cierto que sólo le queda medio año de vida, pero sí que podrían caerle hasta 20 años de condena por re-re-reincidente. Desconozco si las leyes federales de Illinois son condescendientes con los delincuentes mayores de X años, pero si quieren serlo con Walter, por favor, que lo dejen encerrado como es su deseo, no vaya a ser que haga daño a alguien…

Irá a la cárcel por crear falsos perfiles en Facebook para insultarse a sí misma

Fuente: The Independent.

Fuente: The Independent.

Mientras me empapaba de la actualidad británica, me topé de lleno con una noticia que me dejó perplejo. Estaba en The Independent y venía encabezada con un titular que podríamos traducir más o menos así: «Una mujer será la primera persona que vaya a prisión por trollearse (insultarse) a sí misma». Supongo que compartiréis mi perplejidad al leer semejante despropósito. Si de verdad iban a meter en la cárcel a una joven por ofenderse a sí misma, ¿qué tendrían que haber hecho con el Tano Pasman, al que idolatro hasta niveles insospechados?

Así que decidí leer la noticia entera y ratifiqué que la fama de amarillista de la prensa británica está bien merecida. Resulta que la joven, Michelle Chapman (no confundir con esta otra Michelle Chapman, ojo), no había sido condenada a 20 meses de cárcel por proferir insultos contra su propia persona, sino porque esos insultos venían desde falsos perfiles de Facebook que ella mismo había creado. Esos perfiles, para más inri, eran de su padre y de su madrastra, a los que había denunciado anteriormente por sufrir «brutales ataques» en dicha red social debido a su sobrepeso.

De entrada, la policía dio total credibilidad a la denuncia de la oronda señorita Chapman. Sin embargo, posteriores investigaciones demostraron que las cuentas desde las que recibía insultos habían sido creadas desde el propio ordenador de Michelle. Ante la evidencia de los hechos, la Fiscalía solicitó el ingreso en prisión de la joven. El juez determinó que el periodo que tiene que pasar entre rejas es de 20 meses, ya que «quería convertir la vida de su padre en un infierno y buscaba vengarse de él por asuntos del pasado». Según el magistrado, «algunas personas han sufrido mucha angustia como consecuencia de su malvado comportamiento».

El abogado de la joven ya ha anunciado que recurrirá la sentencia, porque entiende que «Michelle sufre un trastorno mental» y que sus acciones no tenían otra intención que la de llamar la atención de la gente. Una especie de grito de auxilio, vamos. A mí, honestamente, me parece que presentar denuncias falsas debe ser castigado con severidad, pero entiendo que la muchacha no está en su sano juicio y le evitaría el amargo trago de la cárcel.

Un preso fugado se entrega porque tiene frío

Fuente: YouTube

Fuente: YouTube

Si el frío pudo con los ejércitos de Napoleón y de Hitler, ¿cómo no iba a derrotar también a un preso de poca monta de Kentucky? Así, víctima de las bajas temperaturas, Robert Vick se entregó a la policía estatal un día después de fugarse de una cárcel de mínima seguridad.

El hombre, que cumplía seis años de condena por robo y posesión de documentación falsa, estaba a dos meses de ser entrevistado por un tribunal para ver si le concedían la libertad condicional. Sin embargo, sintió un deseo irrefrenable de libertad y se fugó del penal de Blackburn aprovechando un descuido de los guardias de seguridad. Pero lo que los carceleros estropearon, lo arregló la ola de frío polar que viene azotando a Estados Unidos desde que arrancó 2014.

Tras pasar una noche en una casa abandonada, en la que tuvo que soportar temperaturas cercanas a los 20 grados bajo cero, y con serios síntomas de hipotermia, Vick, vestido con el uniforme de preso, acudió al motel más cercano, le explicó su caso a Maurice King, gerente del establecimiento, y le pidió que llamara a la policía. «Estaba congelado. Entró, llamó a mi puerta y me dijo que avisara a las autoridades. Llamé, pero no me creyeron y tuve que llamar de nuevo». Así relató King el suceso a los medios locales.

Poco después, miembros del cuerpo de bomberos y una dotación de la policía se presentaron en el Sunset Motel and Restaurant para aliviar a Vick de su hipotermia y arrestarlo, de nuevo. Ahora, el infortunado preso será procesado por evasión y es posible que le caigan otros cinco años más de condena que añadir al tiempo que aún le restaba por cumplir en prisión. Además, «ya no volverá a estar en una cárcel de mínima seguridad, sino que compartirá celda con varios de los presos más peligrosos del estado», según Lisa Lamb, portavoz de prisiones.

Y es que, querido Vick, ¿qué te hizo suponer que tú ibas a correr mejor suerte que Napoleón?

Diez años de cárcel por abusar sexualmente de una cabra

Fuente: YouTube.

Fuente: YouTube.

Atención a todos los zoófilos del mundo, que haberlos, haylos. En Kenia, tener sexo con animales no sólo provoca el escarnio público, sino que está penado con la cárcel. Así que si vais de safari y os sentís tentados por un hipopótamo de sugerentes nalgas o un grácil antílope, haced acto de contrición y envaináosla, no os vaya a pasar como a Katana Kitsao Gona, que acaba de ser condenado a diez años de prisión por abusar de una cabra.

Semanas atrás, Gona debía estar pastoreando un rebaño, pero un un vecino de la ciudad keniana de Malindi le sorprendió desnudo y teniendo sexo con una cabra en mitad del campo. El espectador accidental debió quedar patidifuso al contemplar la escena, porque alertó a más gente para que ratificaran los que veían sus ojos. Tras cerciorarse de tan dantesco suceso, varios testigos acudieron a la policía para denunciar los hechos y varios agentes se presentaron en el domicilio de Gona para arrestarle por «bestiality», que debe traducirse por algo así como «abuso de animales».

Días después se celebró el juicio, que contó con la cabra abusada como espectadora de excepción. Tras las pruebas presentadas, que incluían declaraciones de varios testigos y un informe del veterinario que confirmaba que la cabra había sufrido una penetración, el juez decidió enviar a la cárcel durante los próximos diez años a Gona, que pidió clemencia porque él es el sustento económico de su discapacitada esposa.

El magistrado desoyó el desesperado recurso a la lástima del pastor, que no tuvo tanta suerte como Kara, que sólo fue multada por tener sexo con su pitbull, o una ardilla de Central Park, que se fue de rositas tras sodomizar la oreja izquierda de un caballero que disfrutaba de una plácida siesta.

Una jueza condena a un hombre por asesinato y acto seguido oficia su boda

patriciacooksonLa señora de la foto que abre este post es la jueza del Tribunal Superior de San Diego Patricia Cookson y en esa mirada que parece implacable esconde algo tierno. Haced, si no lo creéis así, un ejercicio sencillo. Tapadle la mitad inferior de la cara. ¿No advertís un gesto compasivo en sus ojos? Este rasgo dual de su mirada acaba de aflorar en una curiosa sesión en un juzgado californiano.

La jueza Cookson, severa, administró la justicia con puño de acero enfundado en un guante de seda. Me explico. Su señoría decidió condenar a 53 años de prisión al ciudadano Danne Desbrow, considerado culpable de un asesinato cometido diez años atrás. Sin embargo, instantes después de mandar al hombre a prisión para prácticamente el resto de su vida, cambió el rictus firme y ¡¡¡¡ofició la boda del propio reo!!!! Incluso, le ofreció un trocito de tarta para celebrarlo. Puño de acero en guante de seda.

El abogado defensor no pudo salir de su asombro ante lo vivido en la Corte de San Diego. «Fue un día inusual de principio a fin. Aprecio que (Cookson) honrara la solicitud de casar a mi cliente», aseguró mientras lamentaba la condena de su defendido, ya que consideraba que «no es un caso de asesinato, sino que Desbrow actuó en defensa propia durante una pelea». ¡Puño de acero en guante de seda!

Mientras, la gran olvidada en el día de su boda fue la novia. Los flashes no la apuntaron a ella, como suele ser habitual, sino a su convicto esposo y a la peculiar jueza. Destiny, que así se llama la ya esposa de Desbrow, reconoce que no tenía muchas esperanzas de que su señoría Mrs. Cookson aceptara oficiar la ceremonia y que se sorprendió cuando le dijo que sí.

La feliz (?) pareja no pudo disfrutar de más de diez minutos de luna de miel. Pasado ese tiempo, los alguaciles trasladaron al convicto a un furgón policial en el que le llevaron a la cárcel, donde pasará los próximos meses, a la espera de que se tramite la apelación de su condena.

Danne dice que no cometió asesinato. Su esposa le cree y mantiene la esperanza: «tengo fe en que Dios va a traerlo pronto a casa». Veremos si la justicia californiana también cree la versión del preso y da marcha atrás. Mientras tanto, ¡que vivan los novios!

Sacerdote preso por tener relaciones con una prostituta en un cementerio

arthur-coyle1Todavía recuerdo el post del ‘cura del botox’, que se gastó la friolera de 85.000 dólares en operaciones de estética usando el cepillo de la parroquia, para tener una ‘cara celestial’. El protagonista de hoy es también un sacerdote, que invirtió mucho menos dinero en su ‘beneficio’ personal, pero que creo que supera con creces las andanzas del ‘multiarreglado’ William Blasingame.

Todo comenzó como una ‘noche de pasión’ y no precisamente de Semana Santa, y terminó con Arthur Coyle, un reconocido y admirado clérigo de la Archidiócesis de Boston, entre rejas. Tuvo el curioso deseo de tener relaciones sexuales con una prostituta en el cementerio de Lowell, Massachusetts. ¡¡¡Santa Madonna!!!

El lugar de los hechos

Cementerio de Lowell

El abate debió pensar que en un sitio tan tranquilo y discreto no sería descubierto. ¡¡¡Error!!! La policía de Lowell hace bien su trabajo y pilló a Coyle metiendo la nariz en el pastel (perdón por la metáfora, pero no he podido resistirme). Esposado y acompañado de la bella señorita, fue conducido a comisaría, donde pasó una noche en el calabozo y pagó una fianza de 500 dólares para poder salir de la cárcel. Ahora está a la espera de juicio por escándalo público y por haber solicitado los servicios de una meretriz (un delito en Massachusetts). ¿Será que los agentes del orden no entendieron lo que estaba haciendo? A lo mejor solo trataba de reconducir a la oveja descarriada. Eso sí, de una forma un poco rarita.

De momento, Coyle ha desaparecido de la vida pública y su Archidiócesis emitió un comunicado en el que indicaba su relevo inmediato del cargo eclesiástico que desempeñaba hasta la noche de autos, Prelado de Honor Superior, un puesto otorgado por el papa Benedicto XVI en diciembre de 2012, como premio a su gran labor pastoral.