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Un exconvicto de 73 años atraca un banco porque quiere volver a la cárcel

Imagen del CCTV del banco que sufrió el atraco de Walter Unbehaun.

Imagen del CCTV del banco que sufrió el atraco de Unbehaun.

Dicen que la cabra siempre tira al monte y es un dicho aplicable a muchísimas situaciones. Seguro que todos habéis hallado un momento perfecto para utilizar esta expresión. Yo lo he vuelto a encontrar esta mañana, cuando he leído en CBS News que un exconvicto de 73 años atracó un banco con la única finalidad de que lo detuvieran y lo metieran de nuevo en la cárcel. ¡¡¡La cabra siempre tira al monte!!!

El delincuente reincidente (hermoso e involuntario pareado) es un anciano que atiende por Walter Unbehaun y que ha pasado la mayor parte de su vida entre rejas, tras protagonizar un buen número de asaltos a bancos. Su penúltima fechoría data de 1998, cuando protagonizó un robo en Illinois por el que estuvo encarcelado hasta 2011. Desde entonces, el inadaptado Walter ha estado en la calle ‘sufriendo’ su libertad. Así, hastiado por la condena de sentirse libre, decidió volver a las andadas. Caminando con la ayuda de un bastón y armado con un revólver, entró en la sucursal de un banco en un suburbio de Chicago, se acercó a una cajera, le dijo que no tenía nada que perder porque sólo le quedaban seis meses de vida, la amenazó y salió del recinto con 4.178 dólares (unos 3.000 euros). Esa cantidad irrisoria deja bien a las claras que el robo era sólo el medio para un fin mayor, ¿no? Lo que pocos podían sospechar es que el objetivo era volver a la trena.

Por supuesto, las cámaras de seguridad del banco lo grabaron todo, por lo que a la policía le costó muy poco identificar al ladrón. Apenas un día después, los agentes del orden daban con el paradero de Walter, que se alojaba en un motel. El delincuente arrojó su bastón al suelo y se dejó apresar sin oponer resistencia, quizás aliviado porque presentía que iba a volver a su hábitat natural -«me he sentido más cómodo en la cárcel que fuera», aseguró-. Confesó ser el autor del robo y comentó a los que lo detuvieron que «quería hacer algo que garantizara que iba a pasar el resto de mi vida en prisión». ¿Es esto una especie de síndrome de Estocolmo?

Pendiente de que se celebre el juicio, Unbehaun ha sido encarcelado. No se sabe si es cierto que sólo le queda medio año de vida, pero sí que podrían caerle hasta 20 años de condena por re-re-reincidente. Desconozco si las leyes federales de Illinois son condescendientes con los delincuentes mayores de X años, pero si quieren serlo con Walter, por favor, que lo dejen encerrado como es su deseo, no vaya a ser que haga daño a alguien…

Un panadero discapacitado atraca dos bancos con una ‘muletralleta’

Otra muleta pistola.

Otra muleta pistola (Policía de Río de Janeiro).

La necesidad agudiza el ingenio y los aprietos económicos te pueden llevar al desastre. Eso es lo que le ha pasado a un panadero griego discapacitado, la presión de sus acreedores y el peso de las deudas al final pudieron con él.

Harto de ver facturas impagadas y avisos de desahucio (la crisis golpeó duramente su negocio), el hombre de 56 años se lío la manta a la cabeza y diseñó un plan casi perfecto: esconder una escopeta en una de sus muletas y dedicarse a atracar bancos al estilo Bonnie and Clyde.

A primera hora de la mañana, entró en una entidad bancaria de Salónica y con una sangre fría que ya quisiera el mismísimo ‘jinete pálido‘, sacó el arma del interior de uno de los bastones y amenazó a todos los empleados. En este primer intento la suerte no lo acompañó ya que la caja fuerte era de apertura retardada y tuvo que huir sin nada en sus bolsillos.

No se desanimó y casi a renglón seguido entró en otra sucursal. Tras la misma operación estilo Plantet Terror (por lo de la ametralladora en forma de pierna), el tahonero tuvo más suerte y consiguió un botín de 12.000 euros. Por fin iba a poder pagar la mayoría de sus deudas, la fortuna parecía sonreírle… Nada más lejos de la realidad.

Las cámaras de seguridad de las entidades le habían grabado y un discapacitado con dos muletas no es muy difícil de localizar. Tras una operación policial que duró pocas horas, el panadero fue detenido cerca de su negocio. Ahora se enfrenta a dos acusaciones de robo con violencia y posesión de arma de fuego sin licencia.

Lo mejor de esta historia es que aunque asaltó por necesidad siguió siendo ‘honrado’, porque dedicó todo el dinero sustraído a pagar a sus acreedores. No se guardó ni un céntimo, según el informe de la policía. Eso sí, su corta carrera delictiva le va a salir muy cara.

Un banco ruso ‘invita’ a suicidarse a sus clientes morosos

banco-tinkoff-suicidioConfieso que entre mis muchas carencias está la de no tener ni pajolera idea de cirílico (?), así que tuve que acudir a mi amigo Dimitri para que me tradujera la noticia a la que llegué tras ver la impactante foto. Y mucho más impactado aún quedé cuando me enteré del mensaje. Es una campaña del banco ruso Tinkoff dirigida a sus clientes morosos, en la que se les dice, explícitamente, lo siguiente: «¿No ves la salida? El banco está dispuesto a ofrecerte una solución al problema». El mensaje va acompañado de una imagen en la que un monigote dibujado en un dedo se suicida de un disparo en la cabeza. Blanco y en botella, ¿no?

La noticia salió publicada en un diario ruso de nombre casi impronunciable, que recibió la información de Viatcheslav Abramchukov, un joven destinatario de una de las aterradoras cartas que Tinkoff envía a sus clientes con problemas de pago. Viatcheslav pagó durante un año y medio un préstamo, pero tuvo que dejar de pagarlo porque los altos intereses le estaban ahogando (querido Viatcheslav, esto debiste pensarlo antes). El hombre, se quedó de piedra y llamó de inmediato al número que indicaba el mensaje para tratar de poner solución a su situación y para conocer «el motivo por el que envían estas postales a la gente». La única respuesta que recibió es que «se las enviamos a todos los clientes morosos».

El diario ruso siguió la pista y preguntó directamente al banco los motivos de la campaña. «Es uno de los formatos con los que trabajamos para llegar a los clientes que no pagan y deliberadamente no quieren ponerse en contacto con nosotros», afirman desde Tinkoff. Según ellos, la intención de la entidad financiera es justamente la contraria a la que se puede interpretar de un primer vistazo. «Queremos decirles que tener una deuda no es un problema grave y que no hace falta suicidarse, sino que se puede refinanciar la cantidad adeudada si nos preguntan». ¡Toma psicología inversa! Casi prefiero que me persiga un coche del Cobrador del frac o que me envíen a un tío disfrazado de monje o de Espinete.

La explicación del banco, sin embargo, no ha convencido a Viatcheslav, que ha presentado una denuncia en el juzgado de Ekaterimburgo por incitación al suicidio.

PS 1: Por cierto, Tinkoff es propiedad de Oleg Tinkov, que últimamente anda dándole palos a Alberto Contador (su banco es uno de los patrocinadores del equipo del ciclista madrileño). ¡Huye de ese hombre, Alberto!

PS 2: Os hablé al principio de mi amigo Dimitri. Os lo presento con este vídeo, aunque seguro que muchos de vosotros ya lo conoceis.

Un hijo delata a su madre como autora del robo a un banco

deeannsanders_ladronaMe gusta echar mano del refranero para constatar que siempre hay un proverbio que se ajusta como un guante a cada situación de la vida. Hoy estoy convencido de que la señora Dee Ann Sanders, una estadounidense de 53 años, ha pensado eso de que «no hay peor cuña que la de la misma madera». Y es que la señora Sanders ha sido arrestada después de que su propio hijo la identificara como la ladrona de un banco. Como le pasa al Madrid con sus canteranos, que le forran a goles cada vez que se cruzan por su camino, esta mujer ha sufrido la ‘traición’ de su propio hijo que, y ahí va otra frase hecha, «ha mordido la mano que le dio de comer».

La historia ocurrió hace unos días en Byron, un municipio del estado de Michigan. Esta señora con pinta de ama de casa que ha descuidado demasiado su aseo personal tuvo la feliz ocurrencia de asaltar un banco. La mujer se presentó desaliñada y con una enorme camiseta con la bandera de las barras y estrellas en una sucursal del Bank of America. ¡Bien traído lo de la camiseta, Dee Ann! Allí, se acercó a uno de los cajeros y le entregó una nota en la que le decía algo así como «Esto es un robo, dame 2.500 dólares para mis hijos y nietos».

El cajero, que no tenía tanto dinero a mano, le entregó 1.092 $. Que ya son muchos, ya que me parece excesivo dejarse atracar por una señora de mediana edad que, al parecer, no portaba armas. Moñas o no, también hay que decir que el cajero actuó como dicen los manuales. Evitó poner en peligro su vida y la de más gente y le entregó el dinero para, posteriormente, denunciar el asalto a la Policía.

Los agentes de la ley buscaron entre las grabaciones de las cámaras de seguridad del banco y, una vez identificada la ladrona, procedieron a enviar el vídeo a los medios de comunicación locales. Menos de una hora después de que éstos publicaran las imágenes, varias personas se pusieron en contacto con las autoridades para identificar a la asaltante como Dee Ann Sanders. Entre ellas, como dijimos antes, su propio hijo. ¡Qué c*****!

De inmediato, el agente especial del FBI Adam Van Deuren y un par de alguaciles dela policía del condado de Kent se presentaron en la dirección que les había dado el hijo de la señora Sanders. Allí, procedieron a arrestar a la ladrona, que reconoció los hechos y utilizó como atenuante un argumento ya muy manido: «estoy estresada por los problemas que atravieso con mi marido que me han hecho adicta a la cocaína».

En los próximos días, Dee Ann Sanders tendrá que prestar declaración ante el juez y, muy probablemente, será condenada por un delito menor. Al juicio, supongo que no tendrá la desfachatez de acudir su hijo, que es capaz de pasarse por el arco del triunfo el derecho de los parientes a no declarar durante un proceso judicial.

El atraco más estúpido de la historia

Sé que a muchos les disgusta que utilice calificativos como «estúpido» y a otros tantos les enfarrusca que emplee términos como «el más XXX de la historia». No obstante creo que la ocasión lo merece; en cualquier caso, os dejo que echéis un vistazo a la historia y luego me decís si me he excedido, según vuestra opinión, al poner el titular.

El jueves, siete ladrones armados y enmascarados asaltaban, a plena luz del día, un camión que se disponía a entrar en una sucursal del banco Credicoop, en Buenos Aires (Argentina, tierra de Gaby, nuestra corresponsal becaria). Se fueron pitando, como alma que lleva el demonio, a bordo de un vehículo que tenían preparado para la ocasión. Parece un golpe perfecto, ¿verdad? Logran huir con varias bolsas recién sacadas de un camión que se disponía a entrar al banco. ¡Ajá! «¡Millonarios!» se les oiría decir a bordo de ese vehículo.

Bueno, aquí viene la pega. El problema (para los ladrones) está en que el camión que habían asaltado no era de dinero, sino de… ¡¡¡¡CORRESPONDENCIA!!!! Sí, muchachos, esos siete ladrones no se llevaron ni un peso del banco. Eso sí, si son aficionados a las promociones de los bancos, a los embargos y a los de ábrase una nueva cuenta corriente han dado el golpe perfecto.

Quizás penséis que estamos hablando de unos granujas de medio pelo, al más puro estilo de una película de Woody Allen, pero no. Esta gente lo tenía bien preparado todo: el coche era igual al de un gerente de la sucursal, llegaron a la hora que solía llegar él… y qué demonios, iban con máscaras y armas (aunque se fueron sin dar un solo tiro, a Dios gracias). La clave fue, simplemente, que no supieron distinguir un camión de dinero con uno de cartas.

Porque claro, suponemos que se querían llevar el dinero y hemos descartado, por completo, que sean unos ladrones epistolares. Mira que si en vez de ladrones son cotillas y nosotros aquí rajando de ellos… Me imagino a los siete, antes del golpe, repartiéndose el botín:

(Ladrón 1) – Yo me quedo con todas las cartas que ofrezcan buenas oportunidades para una hipoteca.

(Ladrón 2) – Jajajaja, pues entonces te vas a quedar dos o tres.

(Ladrón 3) – Pues yo quiero las que agradecen «tu fidelidad»…

Para colmo de males, los gángsters no tenían otra opción que llevarse las sacas de las cartas, porque el camión del dinero había llegado momentos antes y los billetes estaban ya a buen recaudo. Estas cosas nunca le pasaban a los chicos de Parker Lewis nunca pierde, porque antes de algo importante siempre hacían aquello de: «Sincronicemos relojes».

PD: Es un buen momento para recordar un antiguo post que también parecía inspirado en una película de Allen… «El robo se va al garete porque el ladrón tenía mala letra».

El banco le insulta en una carta

Nos hemos acostumbrado a que los bancos no nos den créditos, a que nos hagan la puñeta con la hipoteca, a que nos cobren las comisiones que les da la gana y a que si te dejas a deber un euro te monten la marimorena. Sin embargo, hasta ahora se dirigían a nosotros de forma respetuosa, usando «estimado cliente» y mentiras de ese estilo, algo que puede estar a punto de acabar.

Quién sabe si la primera víctima de muchas será Steve Smith, un británico de 40 años, a quien el banco Halifax le mandó una carta en la que le decía algo así como «Querido Vete a la mierda, ¿le gustaría tener una cuenta con nosotros?». Quizás la culpa es mía, lo sé. No debí mencionar en el post del jueves aquello de Antonio Gilipollas Caraculo, pero entendedme, no sabía que iba a desembocar en esto.

Al parecer, a Steve le enviaron una carta ofreciéndole una tarjeta de crédito, pero en lugar de dirigirla a Steve Smith, lo hicieron a «Fuck off» (que viene a traducirse como «vete a la mierda» o similares), algo que si es una estrategia de márketing deja bastante que desear. Cuenta este hombre, de un modo quizás algo ventajista, que había estado pensando de cambiar su cuenta a ese banco, pero que ahora «no hay manera de que lo vaya a hacer», según recoge la prensa local.

El hombre está indignado, tanto que casi le dan ganas de acampar. Además dice que se alegra de que su hija tenga cuatro meses y no cuatro años «para que no tenga que leer ese tipo de cosas».

Desde el banco le dijeron que seguramente habría sido obra de un empleado que se la estuviera jugando a la compañía (¿qué le iban a decir? Hombre, dinero gratis no le iban a dar). Posteriormente, un portavoz aseguró que le pedirían perdón. La cosa, ya os lo digo yo, se va a quedar ahí.

A mí no me haría ninguna gracia recibir una carta de un banco que no es el mío mandándome a… bueno, ya sabéis. En cualquier caso, es difícil recibir más que una disculpa por su parte, sobre todo en un caso como el de Steve, en cuya carta el único dato correcto era la dirección.

PD: ¿Qué haríais vosotros si os pasara una cosa así?

El robo de un banco se va al garete porque el ladrón tiene mala letra

Supongo que recordáis la entrevista a Mariano Rajoy en la que el líder del PP tuvo un lapsus y fue incapaz de entender lo que había escrito en un papel. Muchos nos hemos visto en esa situación, ¿verdad? Tenemos una letra tan horrible que anotas un teléfono y no distingues el 8 del 6, el 1 del 7, la «n» de la «m» o qué sé yo.

Precisamente por eso, porque tenemos mala letra, cuando queremos que se nos entienda escribimos a máquina, o con recortes de revistas para pedir un rescate. Precisamente por eso ni a Rajoy ni a mí se nos ocurriría ir a atracar un banco con una nota escrita por nosotros en la que ponga: «Esto es un atraco, deme todo el dinero».

Sin embargo, no todo el mundo es así. En el grupo de «personas que no saben que necesitan una clase de caligrafía» encontramos a Thomas Love, que decidió atracar el banco WSFS de New Castle, Delaware (Estados Unidos), plantándose en la sucursal y entregando una nota escrita por él en la que pedía que le dieran todo el dinero.

La persona que le atendió recibió la nota, la leyó, no entendió nada y se la devolvió, según cuenta la prensa local. Entonces le pidió que volviera a escribirlo porque no lo entendía. Ahí había empezado el atraco y ahí acababa también, porque nuestro ladrón decidió abandonar el banco con las manos vacías ante su falta de comunicación con el trabajador.

¿Cómo es posible que le detuvieran entonces? Pues porque los empleados empezaron a elucubrar y dedujeron que se trataba de un atraco, llamaron a la Policía, dieron una descripción de Love y los agentes le detuvieron. Estaba desarmado y había tirado la nota a la basura. Descifraron parte del contenido y, efectivamente, parecía un atraco (raro, pero un atraco).

Este tipo de situaciones en el fondo me dan lástima, lo confieso. El hombre va desarmado, nadie le entiende, no logra nada, le detienen y encima se ríen de él. Dicen desde la Policía que les llegan muchas notas «pero ninguna ilegible» y bromean con que «hubo que llamar a expertos en jeroglíficos».

Sé que parece el guión de una película… pues bien, no lo copiéis porque la idea ya la cogió Woody Allen en Toma el dinero y corre.

PD: Unos cuadernillos Rubio en la infancia le habrían evitado la detención por intento de robo.

Roba un dólar y se deja detener: quería ir a la cárcel para tener médico

BecConsejo: «Hay razones especialmente buenas»

La cosa está malita en todos lados. Está pachucha aquí, pero aún tenemos la Seguridad Social (con sus más y sus menos), pero pensad en Estados Unidos… bueno, ahora es pronto. Pensad cuando acabe la historia, que se parece (como bien me dice @juancmarti) a un cuento de O. Henry.

James Verone es un parado de Gastonia (Carolina del Norte) con problemas en el pecho, en la columna vertebral y en uno de sus pies. Dado su estatus de desempleado no puede permitirse el acceso a una asistencia médica adecuada y pensó que en la cárcel si cuidarían de su pecho y su espalda como él merecía.

Por eso atracó un banco. Si esto no fuera el blog del becario, si no hubieseis leído el titular, quizás habríais creido que con el dineral recaudado pretendía irse a las islas Salomón y pagarse un médico privado. Difícil está el asunto teniendo en cuenta que robó un dólar (no llega a un euro).

Os cuento: James entró al banco y aseguró estar armado. Entonces exigió que se le entregara un dólar y se sentó en un sofá a esperar a que llegara la Policía. Cuando los agentes alcanzaron la entidad bancaria y cachearon a James comprobaron (no sé si con desazón) que no había arma alguna, según publica la prensa estadounidense.

Dice que la cantidad del robo era una forma de recalcar que a él, más que dinero, lo que le hace falta es un médico. Sin embargo, el hecho de robar un dólar y encima sin arma (¿sin arma? ¡Chico, que estás en los EE UU!) le va a traer consecuencias negativas.

Él esperaba pasar tres añitos en prisión, bien atendido en comparación a cómo lo estaba siendo fuera de la cárcel, pero por robar tan poquito dinero y encima desarmado (desarmado… a quién se le ocurre ir desarmado en EE UU) solo pasará un año entre rejas, bastante lejos de sus expectativas.

PD: La nota que le dio al del banco decía algo así como «esto es un robo, por favor entregue solo un dólar». Si es que los buenos nunca tienen suerte…

El colmo de la tacañería: China instala bancos con pinchos

BecConsejo: «Guarda aire en una caja, por si acaso algún día deciden cobrar por respirar»

¿Te imaginas tener que pagar por sentarte en un banco de la calle? Es de esas cosas que uno no sabe si son ciertas o no, que después de leerlas las revisa porque parece imposible que ningún dirigente haya llegado a ese extremo. Sin embargo, parece que ha ocurrido… en China, que es lo que a uno le hace dudar.

Y dudo no porque en China no pasen cosas raras, que pasan, sino porque como está tan lejos muchas veces decimos cosas por decir, en plan: «Bah, es China… primero tienes que ir, que te dejen pasar, buscar el sitio, encontrarlo, preguntar, que te entiendan… casi que no lo comprobamos in situ«.

Yo os voy a contar lo que se ha publicado al respecto en medios anglosajones (mi nivel de chino es bajo-nulo, mil peldones -sí, admito que no es un chiste muy ingenioso-). Al parecer, se trata de un banco con pinchos (bueno, pinchos… más bien pinchitos) que fue una obra del artista alemán Fabian Brunsing para protestar por la privatización de los bienes públicos.

Mira tú por dónde, alguien en China debió pensar… esto es una ideaca. Cobramos 50 céntimos (bueno, haced la conversión a yuanes si tenéis mucho interés) por sentarse y ya está, con todos los que somos fijo que nos forramos.

El funcionamiento es sencillo: echas la moneda, los pinchitos se bajan, te sientas, y 30 segundos antes de que vuelvan a subir el aparato avisa (supongo que será un pitido y no un «oye, hombre sedentario, ¿no crees que es momento de levantarse?»). Entonces tú decides: otra moneda, un paseo… o estar sentado al estilo fakir, si no te molesta mucho (o si por alguna oscura razón incluso te gusta).

Según publican varios medios de Estados Unidos y Reino Unido (donde sí saben chino, no como yo), estos bancos serán instalados en el Parque de Yantai, en la provincia de Shangdong (por si ahora no os ubicáis… está en el este del país).

Dicen que los parques chinos se llenan durante los fines de semana de la gente de ciudad que huye del mundanal ruido (algo parecido a lo que ocurría en Quahog con el cambio de la hoja) y la solución a esta afluencia masiva es… poner pinchitos en los bancos.

Todo parece indicar que los responsables del parque alegan que «tienen que asegurarse de que las instalaciones se reparten de manera justa».

PD: No sé, no sé… me sigue oliendo un poco a chamusquina…

PD2: Sé que últimamente abuso de los paréntesis (mil perdones).

PD3: ¿Por qué digo que es posible que sea cierto? Bueno, teniendo en cuenta que en China hay gente que pide un novio y consigue miles de pretendientes, que con 101 años te puede salir un cuerno de 6 centímetros, que puedes ser adicta al tabaco y a la cerveza con 3 años, que puedes pasar más de 24 meses viviendo en una cabina o que, si te apetece, puedes ir al bar de Friends… pues qué queréis que os diga. Lo del banco me parece casi normal.

Hoy hace un año

Prácticas peligrosas

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La historia del banco de Bender

BecConsejo: «Mientras ellos se vean guapos… déjalos que vayan así»

Hoy os traigo una historia un poco antigua, pero que con un poco de suerte no conoceréis, como me ocurría a mí, y que quizás os impresione tanto como a un servidor.

En Madrid hay muchos bancos para sentarse y aquí en el Mediterráneo también, pero son bancos sin más, de madera o metálicos, sí, bancos en los que uno no se fija. Simplemente están ahí y nadie les da ninguna importancia.

Sin embargo, no en todos sitios es así. En el Fletcher Moss Gardens de Didsbury (Manchester, Reino Unido) hay uno que capta la atención de todos los viandantes. Éste, concretamente:

Su elaboración, según leo en la prensa británica, costó algo más de 3.000 euros, y la historia que hay tras él es realmente conmovedora.

El banco de madera es un homenaje a Rory McGowan, un adolescente que murió atropellado en 2004 cuando sólo tenía 17 años. Desde la tragedia, familiares y amigos recaudaron fondos (gran parte de ellos recogidos por los compañeros de clase, que organizaron varios actos benéficos) para construir algo que recordara al joven Rory… y la cosa acabó en esta obra de arte.

El escultor Jason Thompson realizó el banco, que está decorado con grabados de animales y alguna que otra sorpresa, como las dos gárgolas que hacen de brazos. A mí, particularmente, la parte que más me gusta es el Bender montado en el búho-dragón. La razón de ese Bender (el robot borracho de Futurama), es que para la creación del banco se tuvieron en cuenta algunos de los libros favoritos de Rory, así como sus series preferidas.

La ubicación tampoco fue casual. El parque que acoge el banco era uno de los lugares favoritos de Rory, conocido por sus buenas notas, su talento para la música y sus esfuerzos en la recaudación de fondos para un hospital.

PD: ¿Conocíais la historia?

(FOTOS: Chaymation)