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Lo más raro que ha pasado esta semana (25-31 octubre)

BecConsejo: «Elige bien la música»

Es el momento de repasar todas esas cosas raras (de tres a seis, ya sabéis) que pasaron durante la semana y que hemos pasado por encima. ¡¡Allá van!!

1. Más vale tarde que nunca

Los plazos son orientativos, según algunos. Ya sabéis… a veces hay que entregar un trabajo el día diez y tratas de engañar al profesor para entregarlo el once (o el doce, o el quince, o…), y lo mismo con los informes para el jefe (aunque aquí no suele funcionar).

Un ejemplo de que los plazos son orientativos lo tenemos en Pat Harkin, que se graduó hace 35 años en la universidad y que se llevó consigo un libro. Un libro que creyó que había perdido… hasta que lo encontró en un ático y dijo: «Cumpliré con mi deber (35 años tarde), llevaré el libro» (soliloquio ficticio).

Lo devolvió a la biblioteca y dio gracias a los dioses porque no tuvo que pagar la multa acumulada (489 euros según las leyes de entonces, más de 1.000 según las de ahora). ¿Pensaría en la multa antes de devolverlo? Me da a mí que no.

Andrea Butterfield también fue universitaria, pero en 1946, y fue entonces cuando debía haber recibido una postal en su residencia. El envío ha llegado ahora, aunque ella ya no vive en el mismo sitio, evidentemente.

No saben dónde estuvo este tiempo, pero la foto y la tinta están intactas. El mensaje tampoco era la repanocha, según parece, y lo firmaban Gert y Charlie, una pareja con la que coincidió posteriormente (aunque claro, de la postal ni se acordaba).

2. El que no se casa es porque no quiere

  • Dos ejemplos. El primero, una mujer taiwanesa de 30 años, Chen Wei-yih, que harta de la presión del cásate con tal, cásate con cual, se te va a pasar el arroz… blablabla… decidió casarse consigo misma. A la boda asistieron treinta amigos, lo que no sé es si con pareja o sin ella. «No he encontrado pareja… ¿qué puedo hacer?», se preguntaba la chica, que asegura vivir un momento buenísimo en lo personal, una excusa perfecta para formalizar la relación que tiene… ¿consigo misma?
  • Tom Clifford y Janine Walker son feos (vamos, eso dicen ellos) y se van a casar. Se conocieron hace un mes en una web especializada en personas… como lo diría yo… mmmm… bueno, que no entran en los cánones de belleza habituales. Es por eso que cuatro citas les han bastado a estos treintañeros (él, 36, ella, 31) para pasar por la vicaría. «Soy consciente de que él no es Brad Pitt, pero yo tampoco soy Angelina Jolie», dice ella.

3. Vigila qué te tatúas

Dos ejemplos, otra vez. En uno de ellos el responsable es el tatuado, en el otro es la víctima. Es responsable el loco que se hizo un tatuaje de Wayne Rooney disfrazado del Manchester City, porque el delantero inglés finalmente renovó por el Manchester United.

Sin embargo, no tiene culpa alguna el pobre muchacho australiano, Paul Malcolm, que fue a tatuarse un ying-yang… y volvió con uno de un pene de 40 centímetros. Lo peor de todo es que, al parecer, se lo hizo un amigo. Teniendo amigos así…

4. Una venganza extraña

¿Recordáis a una joven universitaria que fue agredida (o casi) en Sao Paulo por llevar un vestido rosa especialmente corto? Es Geysi Arruda, que demandó a la universidad y terminó cobrando una indemnización. Pues desde entonces su vida cambió muchísimo: ha lanzado una línea de ropa, se operó para aumentar… no de inteligencia, precisamente, estuvo en un reality… bueno, muchas cosas.

Sin embargo, tenía una espinita clavada, la de devolvérsela a aquellos que la intentaron agredir. Por eso ha decidido posar con un vestido similar al de la polémica, si no es el mismo [gracias pplui], en la portada de una revista llamada Sexy. En las páginas interiores, según me cuentan, sale también con ropa provocativa… todo por la nada desdeñable cifra de 42.000 euros, que es más o menos lo que ha cobrado por el posado. Todo el mundo dice que es una venganza… así será, si usted lo dice.

PD: Ha sido una semana intensa, como habréis comprobado.

PD2: Gracias a @tinoserrano, como casi siempre 🙂