Skyler Davis es una joven estadounidense de 17 años que decidió broncear su cuerpo con espray un día antes de su fiesta de graduación, pero no tuvo en cuenta que cualquier líquido podría derretir el producto y dejar su piel como el rosario de la aurora.
Davis, una muchacha de Toledo (Ohio), no calculó que el llanto no conoce horario ni calendario, y tras una discusión acalorada con su novio Chris Lepre, diez minutos después de salir del salón de belleza, este fue el catastrófico resultado.
Las huellas de sus lágrimas (casi como las cataratas del Niágara) estaban tatuadas en sus pómulos, su barbilla y su cuello. Lejos de tranquilizarse, la chica siguió llorando como si no hubiera un mañana. Todo se transformó en un círculo vicioso: a más llanto, más ajopringue. ¡¡¡Menudo estropicio!!!
Viendo Chris la que se había liado, tranquilizó a su novia y todo se arregló. Lo que ya no tenía solución eran las chorreras que adornaban el rostro de Skyler, así que la joven se lo tomó con mucho humor y subió la imagen a una red social explicando el cuidado que hay que tener cuando se aplican este tipo de productos. Afortunadamente, al día siguiente se pudo pasar otra vez por el spa y le dieron otra ‘capa de pintura’. Y como en Cenicienta, Davis tuvo su baile con zapatos de cristal.
PD. Con un espray bronceador sobre tu piel te transformas en una especie de Gremlin, cualquier gota de líquido la puede liar parda. 😉
PD1. Y como de estar moreno va la cosa, os dejo el caso de otra chica que también tuvo mala suerte con la aplicación de una crema. Su error: pasarse un poquito con la cantidad de producto.
(Fotos: Skyler Davies / FACEBOOK – IMGUR)
¡Que interesante! Digno de ser la portada de los diarios de medio mundo!
05 mayo 2016 | 12:47
menudo desastre jajaja
Buen Articulo
05 mayo 2016 | 16:46