Me enteré hace unos días en Fuentetaja (una de mis tres librerías madrileñas favoritas, junto a la Casa del Libro de Gran Vía y a la Marcial Pons de la plaza del Conde del Valle del Suchil) de que el lunes 15, pasado mañana, sale a la venta en España una nueva novela de Fred Vargas, Un lugar incierto.
Creo que he leído todo lo que ha publicado en castellano Fred Vargas, tengo adicción por esta autora francesa de novelas policiacas tan ingeniosa, divertida, innovadora y diferente. Su capacidad para crear tramas inverosímiles que al final encajan como un reloj suizo no tiene parangón entre sus colegas de oficio. Su comisario Adamsberg es el último que se ha incorporado a mi olimpo particular de protagonistas de novela negra, pero lo ha hecho con mucha fuerza, en posiciones relevantes. En mi olimpo estaban el comisario veneciano Guido Brunetti de la estadounidense Donna Leon, el inspector Kurt Wallander del sueco Henning Mankell, el abogado Mandrake del brasileño Rubem Fonseca, el jefe de la Policía Local de Tomelloso conocido como Plinio del español Francisco García Pavón, el comisario Salvo Montalbano del italiano Andrea Camilleri y, sobre todo, el detective mexicano Héctor Belascoarán Shayne de Paco Ignacio Taibo II, poco conocido en España y en mi opinion espléndido.
Veo en la página de Siruela, que edita en España a Fred Vargas, la sinopsis de Un lugar incierto. Dice así:
El comisario Adamsberg se halla en Londres, invitado por Scotland Yard, para asistir a un congreso de tres días. Todo debería transcurrir de manera tranquila, distendida, pero un macabro suceso alerta a su colega inglés: en la entrada del antiguo cementerio de Highgate han aparecido diecisiete zapatos… con sus respectivos pies dentro, cercenados. Mientras comienza la investigación, la delegación francesa al día siguiente regresa a su país. Allí descubren un horrible crimen en un chalet en las afueras de París: un anciano periodista especializado en temas judiciales ha sido, a primera vista, triturado. El comisario, con la ayuda de Danglard, relacionará los dos casos, que le harán seguir una pista de vampiros y cazadores de vampiros que lo conducirá hasta un pequeño pueblo de Serbia…
¡Puro Fred Vargas! Creo que me la llevaré para el avión a un viaje transoceánico que tengo en breve.