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¡Que paren las máquinas! El director de 20 minutos y de 20minutos.es cuenta, entre otras cosas, algunas interioridades del diario

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«EE UU hace cinco enemigos por cada amigo»

Interesantísima entrevista hoy en Babelia / El País con el escritor estadounidense Richard Ford.

«P. Tomó la decisión de convertirse en escritor un día de enero de 1968, el mismo día en que decidió casarse con su mujer.

R. Exactamente. Yo estudiaba Derecho en Saint Louis y Kristina estaba en Nueva York. Fue una decisión en la que intervinieron la suerte y el amor. Me robaron del coche todos mis libros de Derecho unos días antes de los exámenes. Estaba hundido. Ni se me había pasado por la cabeza abandonar la carrera de Derecho. Había trabajado duro para estar ahí. Pero me robaron todos los libros. Y entonces me pregunté si de verdad quería hacer lo que estaba haciendo. Es como si el destino me brindara una segunda oportunidad para decidir. ¿Qué otra cosa podría estar haciendo?, me pregunté. Y pensé: podría casarme con Kristina, mudarme a Nueva York, pasarlo bien e intentar ser un escritor. Fue un puñado de estrellas que se alinearon, algunas oscuras y otras brillantes. Y elegí la dirección de la estrella brillante, que era Kristina. Cuando decidimos casarnos fue como si la pista estuviera despejada para nosotros. Era algo irresistible, un momento liberador.

(…)

Un día Kristina, mi mujer, me dijo: «¿Por qué no escribes sobre alguien que es feliz?». Y me pregunté: ¿cómo demonios se hace eso? Yo tenía una concepción muy romántica de los personajes de las novelas. Eran siempre tipos conducidos por la angustia, sometidos a terribles torturas psíquicas, preocupaciones… Así que decidí cambiar mi visión del mundo. Lo primero que voy a hacer, pensé, es darle al personaje un trabajo que le guste. Y le di un trabajo de periodista deportivo. Luego pensé: una persona feliz es probablemente alguien que ha sido infeliz en el pasado y que intenta ser feliz. Y ésa es la manera en que llegué a Frank. Ésa es toda mi concepción de Frank Bascombe. Alguien que intenta hacerse un hombre mejor, un hombre más feliz.

(…)

P. Usted, como Frank, es demócrata.

R. Lo era. Ya no lo soy. Aunque voté por Obama. Pero no voy a ser más un demócrata. El Partido Demócrata ni siquiera es un partido, está resquebrajado.

P. ¿Se abstendrá en noviembre?

R. No, no, no. Votaré. Votaré a quien quiera que nominen los demócratas. Pero no quiero que me consideren uno de su partido. Porque si hubiera un tercer candidato que pensara que es bueno, incluso si hubiera un candidato republicano que yo creyera que es realmente bueno, algo altamente improbable, le votaría. Pero no volveré a ser un demócrata nunca jamás en la vida. Son un puñado de mentirosos, un puñado de narcisistas, están desorganizados, derrochan el dinero, son irresponsables y poco de fiar. No. Se acabó.

P. ¿Y aun así votará?

R. Votaré porque soy un ciudadano. Un ciudadano patriota.

(…)

P. ¿En qué lugar en el que no haya vivido fantasea con vivir?

R. Lo pondré así: en lo que se ha convertido mi fantasía es en que, si los republicanos ganan las elecciones, nos vamos.

P. ¿En serio?

R. Ya lo creo.

P. No parece descartable que ganen.

R. Da miedo, porque los demócratas se están desmembrando. Veremos lo que pasa. Quedan siete mes. Entonces sabremos cuál es el destino de la nación.

P. ¿Le da mucho miedo que McCain sea presidente?

R. Me da más que miedo. Sería un desastre. No sólo para América. Sería un desastre para América en relación con el resto del mundo, ésa es la parte que me aterra más. Nuestra relación con aquellos países con los que tenemos todos los motivos para llevarnos bien. Y nuestra relación con el mundo musulmán. Hemos quemado nuestros puentes allí, y eso me aterra. No personalmente, no temo por mi vida. Me aterra de un modo espiritual. Las cosas que creo que mi país representa o debería representar en el espíritu humano, las está abandonando. Mi país se ha convertido en un país seudodemocrático e imperialista. Hacemos cinco enemigos por cada amigo».

Más que sus novelas (leí hace años El periodista deportivo y, la verdad, me aburrió un poco), de Ford os recomiendo su Antología del cuento norteamericano. Leeréis cosas que probablemente no conocéis de Poe, Faulkner, Twain, Melville… y sobre todo descubriréis autores prácticamente deconocidos aquí.