¡Que paren las máquinas! ¡Que paren las máquinas!

¡Que paren las máquinas! El director de 20 minutos y de 20minutos.es cuenta, entre otras cosas, algunas interioridades del diario

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Chaves-Griñán, pulso de veteranos

El PSOE andaluz anda revuelto, y tiene al PSOE nacional muy preocupado. Andalucía es uno de los grandes graneros de votos socialistas. En las últimas elecciones generales, en marzo de 2008, fue uno de los dos territorios clave del triunfo de Zapatero sobre Rajoy. El otro fue Cataluña. El PSOE sacó en Andalucía 36 escaños, y el PP 25. Esos 11 de diferencia más los 15 de Cataluña (el PSOE sumó en las cuatro provincias catalanas 25 escaños, y el PP 10) fueron una losa para Rajoy, que no pudo paliarlos en sus grandes feudos: Comunidad Valenciana (19-14 para el PP), Madrid (18-15), Castilla y León (18-14) y Murcia (7-3).

Pero en Andalucía las intenciones electorales han cambiado mucho. Desde hace varios meses, las encuestas dan a PSOE y a PP prácticamente empatados. Quizás por eso, Zapatero decidió impulsar una renovación en el partido en Andalucía, sacó de allí a Manuel Chaves, eterno presidente autonómico (llevaba 19 años en el cargo), y le hizo un traje a medida en el Gobierno central, como vicepresidente tercero, en un puesto con tan pocos contenidos y competencias que puede parecer más una jubilación de postín que un verdadero destino ejecutivo.

La renovación andaluza, finalmente, dista mucho de haberse producido. A Chaves (64 años ahora) no le sucedió en la Junta la candidata de Zapatero, Mar Moreno, 49 años, ex presidenta del Parlamento Andaluz y miembro de la Ejecutiva del PSOE nacional, sino José Antonio Griñán (63 años). Y ahora, por si fuera poco, ambos jubilables se han enzarzado en un pulso de poder, porque Chaves sigue siendo el secretario general del PSOE andaluz y Griñán reclama el cargo para sí, probablemente para garantizarse que en 2012, pese a que habrá superado los 65 años, será candidato a presidir la Junta y llevará en las listas a quienes le convengan.

Y mientras, el granero de votos socialistas vaciándose…

Chaves baja, De la Vega sube

En abril pasado, con la remodelación del Gobierno, nos sorprendió Zapatero con la creación de una nueva vicepresidencia, la de Cooperación Territorial. Parecía un paso estructural relevante para el Estado casi federal que tenemos.

Pues pasados unos meses, va a ser que no, que no era exactamente así. La tercera vicepresidencia se creaba, más bien, para darle un último destino político de relumbrón a Manuel Chaves, presidente andaluz durante casi 20 años y presidente del PSOE desde hace casi 10.

Contrariamente a lo que se esperaba del cargo de Chaves, el acuerdo de financiación autonómica fue más cosa de Elena Salgado, la vicepresidenta económica, que del vicepresidente de Coordinación Territorial. Y ahora, según me cuentan, ha comenzado un proceso lento pero implacable por el que docenas de competencias y millares de funcionarios que Chaves y su Coordinación Territorial habían heredado del viejo Ministerio de Administraciones Públicas van a pasar en los próximos meses al Ministerio de la Presidencia; es decir, a María Teresa Fernández de la Vega.

Quienes interpretamos en abril que la vicepresidenta primera perdía poder estábamos algo equivocados…

Cien días de los nuevos ministros

Los nuevos ministros (Salgado, Chaves, Blanco, Jiménez, Gabilondo y Sinde) cumplieron el pasado fin de semana 100 días en el cargo y apenas se les ha hecho un repaso de éxitos y fracasos. Debe de ser porque los medios estamos demasiado pendientes del increíble espectáculo que están dando Mariano Rajoy y el PP, enfangados en el caso Correa.

-Elena Salgado, la vicepresidenta económica, se acaba de apuntar un tanto con el cierre del nuevo sistema de financiación autonómica. Además de dinero y futuro a las autonomías, el nuevo sistema, aunque polémico con el PP, le ha dado a Zapatero y al conjunto del Gobierno un respiro de estabilidad parlamentaria para los próximos meses. La vicepresidenta económica ha impulsado nuevas medidas anticrisis y ha visto también algunas buenas noticias económicas, como el descenso del paro registrado en mayo y junio, por ejemplo. En el debe, la constatación de que su peso político en el Gobierno es menor que el de Solbes, emparedada entre Zapatero y la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega.

-Manuel Chaves ha tenido bastante menor papel en la financiación autonómica del que se podía esperar de un vicepresidente de Política Territorial. Quizás ha estado demasiado ocupado o distraído defendiéndose de las acusaciones de prevaricación con que le fustiga el PP. En Sevilla, Chaves era el no va más de la política, y en Madrid parece uno de los del montón.

-Pepe Blanco es quizás, de los seis nuevos, el ministro que más está luciendo. Está haciendo política de Estado con las infraestructuras, ha desbloquedo algunos proyectos importantes que su antecesora había enredado por discrepancias partidistas y lo está haciendo, además, rodeándose de algunos líderes del PP, como Esperanza Aguirre y Francisco Camps. En sus carantoñas con Aguirre hay además alta política partidista…

-Trinidad Jiménez está lidiando hasta ahora con acierto el peliagudo asunto de la gripe A. Hasta el PP lo ha reconocido. Cuando fue concejala en el Ayuntamiento de Madrid y rival de Gallardón parecía un peso ligero de la política, un capricho de su amigo Zapatero, y ahora ya parece un peso medio, casi un peso semipesado. Sus expectativas políticas están creciendo día a día.

-Ángel Gabilondo, que no venía de la política sino de la universidad, aún no se ha ganado ni el conocimiento ni el reconocimiento público. Es difícil encontrarle algún mérito o algún demérito en estos meses, quizás como novato en política aún esté explorando su territorio.

-Ángeles González Sinde, también nueva en política y el más sorprendente nombramiento de Zapatero, aún no se ha logrado desprender del sambenito con que entró en el Ministerio de Cultura, el de azote de las descargas.

En resumen, Blanco, Jiménez y Salgado progresan adecuadamente, y Chaves, Gabilondo y Sinde necesitan mejorar.