El caso Gürtel entró hace dos semanas en temporada alta informativa, tras levantarse el secreto a 50.000 folios del sumario, y ahora entra en un remanso mediático, tras la renuncia de Luis Bárcenas como senador y la de Jesús Merino como diputado. La tranquilidad le durará poco al PP y a Mariano Rajoy, probablemente sólo hasta el 12 de mayo, fecha en la que el Supremo decidirá si reabre la causa contra Francisco Camps y otros dirigentes valencianos por los trajes y otros regalos que recibían de la trama corrupta de Correa y el Bigotes.
Mientras en el PP están a ese frente, en el PSOE y en el Gobierno hay división de opiniones sobre dos asuntos muy concretos: el recorte de altos cargos que quiere aprobar el Ejecutivo, probablemente en el consejo del viernes 30 de abril, y el debate sobre si Zapatero remodelará o no remodelará el Gobierno tras el semestre de presidencia europea, en julio.
Respecto al recorte, las vicepresidentas (la política, María Teresa Fernández de la Vega; y la económica, Elena Salgado) le han pedido a cada ministro que suprima el 20% de sus altos cargos, entendiendo por tales a los secretarios de Estado, los secretarios generales y los directores generales. Hay ministros que ya tienen hecho su borrador de recortes, y hay otros que se resisten, que creen que es injusto que tengan que recortar el 20% de altos cargos todos por igual, tanto los que tienen muchos como los que tienen pocos. Y en algo están casi todos de acuerdo: la operación es más cosmética que de ahorro económico real, porque muchos de esos altos cargos son funcionarios de alto nivel que no se van a la calle, que se quedan dentro cobrando sólo un poco menos. «Y trabajando mucho menos -me cuenta un miembro del Gobierno-. Reducen un 10% su salario y un 50% su productividad».
En el otro asunto, en el de si Zapatero piensa en remodelar el Gobierno, hay ahora quien asegura que no será este verano sino en junio de 2011. Y lo razona así: «El último domingo de mayo del próximo año hay unas elecciones autonómicas y municipales en las que podemos perder algunos ayuntamientos relevantes y algunos gobiernos regionales, lo que obligaría a Zapatero a reaccionar políticamente cambiando el Gobierno para tomar impulso hacia las generales de 2012. No tiene lógica que haga otro cambio ahora, sería como si en la misma temporada echas a dos entrenadores. Das la impresión de estar desesperado, y la afición acaba pensando que la culpa de que las cosas no funcionen no la tenían ninguno de los dos entrenadores despedidos, sino el presidente…».