¡Que paren las máquinas! ¡Que paren las máquinas!

¡Que paren las máquinas! El director de 20 minutos y de 20minutos.es cuenta, entre otras cosas, algunas interioridades del diario

Un libro eterno

En mi mesilla hay habitualmente seis u ocho libros. Rotan a menudo, últimamente dejo muchos sin acabar de leer.

Hay uno que lleva ahí diez o doce años ahí. No porque no lo lea. Al revés, lo leo y releo a menudo: unos párrafos o, como mucho, un capítulo.

Hoy he leído esto:

Estos principios de otoño son una delicia. El aire queda limpio, límpido, cristalino, afinado, delgado. Los colores se sutilizan. En verano todo se destiñe y se embadurna. Las noches de agosto húmedas, pesadas, borrosas, han quedado atrás. Ahora, las noches son finas. A mediodía, la luz tiene una dorada morbidez; por la tarde, las laderas de las colinas tocadas por el sol poniente tienen una luz de carne de melocotón; a veces, un color más acarminado, de ladrillo arcilloso. Esta luz de la tarde tiene un punto de vaga melancolía…

Es Las horas, de Josep Pla, «un calendario más o menos lírico», como dice el autor, en el que el ampurdanés ve y cuenta con sus ojos de payés ilustrado el paso de las estaciones en el campo.

Abro el libro, busco los días del año en que me hallo y leo sólo unos párrafos. Siempre me parecen nuevos.

4 comentarios

  1. Dice ser fdo

    También simultaneo libros. Y también abro al azar otros ya leídos. Aunque no tengo tantos a mano, es decir, empezados, como cuenta Arsenio E.Y, además, he dejado alguno a la tercera página. No leo para torturarme.Va a ser cosa de la edad. Libros alrededor.Ya que cuento, estoy con Moby Dick por primera vez. La ‘tesis doctoral’ de Ismael, que prefiere la proa para no respirar aire de segunda mano.Llama, convencido, pez a la ballena. Pero cita a Linneo y sus extravagantes hipótesis.Me está sucediendo lo mismo que con La isla del tesoro cuando lo leí por primera vez. Estoy enamorado. Párrafos enteros subrayables. Por si, a lo peor, los repaso por alto.

    25 septiembre 2005 | 08:41

  2. Dice ser F.J.

    Es, curioso. Yo nunca en la vida he sido capaz de simultanear la lectura de varios libros. Cuando me pongo con uno, lo leo hasta el final, y luego sigo con otro, y con otro.También puedo enorgullecerme (no sé si debiera) de haberlos acabado todos. Algunos (pocos) se me han atragantado, pero simplemente me ha costado más ganas y tiempo leerlos.El texto que has citado me gusta. Aunque profuso en la descripción, es de oraciones cortas y sintagmas bien definidos. Curiosamente, se me está viniendo ahora mismo a la cabeza José Saramago. El único libro suyo que he leído, ‘El hombre duplicado’, fue uno de esos que me costaron un esfuerzo suplementario. Ignoro si su prosa será siempre así, pero en ese libro en concreto emplea frases que se prolongan, en ocasiones, a través de las páginas, manejando a la vez múltiples conceptos en el espacio y en el tiempo, yendo y viniendo como el oleaje en la playa, pero sin un destino definido. Suelo ir al trabajo en metro leyendo y algunas de aquellas frases se prolongaban durante varias estaciones.Lecturas simultáneas, frases inabarcables. Posiblemente sean limitaciones mías más que capacidades extraordinarias del resto.

    25 septiembre 2005 | 12:23

  3. Dice ser gret

    A mí me gustan los poéticos; Fenimore Cooper me quedó sentada, es uno de esos libros, que comencé hace años, pero me pareció muy difícil las dos primeras hojas( descripción de naturaleza); un buen día lo tomé por las trancas y: ¡¡¡¡Guaaaau!!!!, no podía soltarlo( leo de tacada, por eso solo con tiempo para dormir poco) subía con la canoa, me escondía en el socavón, me perseguían…Este es un párrafo de » Diario de una novia» que me gusta mucho, y la autora no me acuerdo( jeje):Cosas por las que discutimos mi chico y yo: La discriminación positiva en los desplazamientos.Algunas veces mi novio y yo nos tumbamos en el duro asfalto, cerramos los ojos y experimentamos viajes discretos, sin avisar de ello a los porteadores. Por cada momento, un lugar diferente. Parece mentira que nadie advierta de ello, de lo cómodo de viajar en secreto. Aunque algunas tardes no es tan gustoso, a él se le quema la espalda y me echa la culpa de la poca crema que llevé, es de piel muy blanca y pelirroja. Desde que viajamos así, hemos descubierto las tensiones de pareja, y el poder de la diferencia para causar problemas. Por eso no hemos comentado aún esta manera de transporte, por los problemas que acarrea. Avanzamos en ello, en la superación de los obstáculos, antes de comunicar el modo descubierto. No obstante hemos averiguado que no es más entretenido donde deparamos, como la forma de hacerlo: en un cuarto de hora fuimos a Sebastopol, en media hora capturamos con cámara a gente pintoresca; y el metro es una bañera de espuma filosófica, donde hacemos prospecciones sobre futuros viajes.En una ocasión se percató de mi mal humor, me amenazó con cerrar la puerta fantasma por siempre. Me arrinconó en la pared del vagón inmovilizada, no me permitió bajarme en mi estación, pensé que me asesinaría en cocheras, para aumentar la estadística de la violencia de género, cuando se ponen tensos y sin escucha. Se me cayó una lágrima sin darme cuenta, por la ofuscación de sentimientos. Cuando reanudamos la marcha, me dio un beso, y me advirtió que no volviera a hacer eso. Se percata con relativa frecuencia de mi presencia alterada; debo tener cuidado: algunas noches debe llevar pesadas maletas por más de tres horas, entre tanto recojo flores naturales en el camino, para unir a las candelillas de la cena, mientras me quejo de la tardanza.Las diferencias emocionales las llevamos bien casi siempre. Hemos acordado que en nuestros viajes, lo masculino lleve el peso físico o afectivo y lo femenino el susceptible e impresionable; el punto que él a veces es tan femenino como yo. En ocasiones ve fantasmas, y debo devolverle el beso cuando el agua le corre y regañarle. Mañana viajamos a Roma, lo hemos discutido hoy en el metro.

    08 febrero 2006 | 18:09

  4. Dice ser gret

    A mí me gustan los poéticos; Fenimore Cooper me quedó sentada, es uno de esos libros, que comencé hace años, pero me pareció muy difícil las dos primeras hojas( descripción de naturaleza); un buen día lo tomé por las trancas y: ¡¡¡¡Guaaaau!!!!, no podía soltarlo( leo de tacada, por eso solo con tiempo para dormir poco) subía con la canoa, me escondía en el socavón, me perseguían…Este es un párrafo de » Diario de una novia» que me gusta mucho, y la autora no me acuerdo( ¡ qué pena!):Cosas por las que discutimos mi chico y yo: La discriminación positiva en los desplazamientos.Algunas veces mi novio y yo nos tumbamos en el duro asfalto, cerramos los ojos y experimentamos viajes discretos, sin avisar de ello a los porteadores. Por cada momento, un lugar diferente. Parece mentira que nadie advierta de ello, de lo cómodo de viajar en secreto. Aunque algunas tardes no es tan gustoso, a él se le quema la espalda y me echa la culpa de la poca crema que llevé, es de piel muy blanca y pelirroja. Desde que viajamos así, hemos descubierto las tensiones de pareja, y el poder de la diferencia para causar problemas. Por eso no hemos comentado aún esta manera de transporte, por los problemas que acarrea. Avanzamos en ello, en la superación de los obstáculos, antes de comunicar el modo descubierto. No obstante hemos averiguado que no es más entretenido donde deparamos, como la forma de hacerlo: en un cuarto de hora fuimos a Sebastopol, en media hora capturamos con cámara a gente pintoresca; y el metro es una bañera de espuma filosófica, donde hacemos prospecciones sobre futuros viajes.En una ocasión se percató de mi mal humor, me amenazó con cerrar la puerta fantasma por siempre. Me arrinconó en la pared del vagón inmovilizada, no me permitió bajarme en mi estación, pensé que me asesinaría en cocheras, para aumentar la estadística de la violencia de género, cuando se ponen tensos y sin escucha. Se me cayó una lágrima sin darme cuenta, por la ofuscación de sentimientos. Cuando reanudamos la marcha, me dio un beso, y me advirtió que no volviera a hacer eso. Se percata con relativa frecuencia de mi presencia alterada; debo tener cuidado: algunas noches debe llevar pesadas maletas por más de tres horas, entre tanto recojo flores naturales en el camino, para unir a las candelillas de la cena, mientras me quejo de la tardanza.Las diferencias emocionales las llevamos bien casi siempre. Hemos acordado que en nuestros viajes, lo masculino lleve el peso físico o afectivo y lo femenino el susceptible e impresionable; el punto que él a veces es tan femenino como yo. En ocasiones ve fantasmas, y debo devolverle el beso cuando el agua le corre y regañarle. Mañana viajamos a Roma, lo hemos discutido hoy en el metro.Tengo trozos de alguna nove en mi blog: http://www.blogs.ya.com/ethel

    08 febrero 2006 | 18:15

Los comentarios están cerrados.