¡Que paren las máquinas! ¡Que paren las máquinas!

¡Que paren las máquinas! El director de 20 minutos y de 20minutos.es cuenta, entre otras cosas, algunas interioridades del diario

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La crisis, según Zapatero y Solbes

José Bono, expresidente del Congreso, exministro de Defensa, expresidente de Castilla-La Mancha, exdirigente socialista, presentó ayer Les voy a contar, el primer volumen de sus memorias. Habrá otros dos. Por lo que veo, el libro está lleno de material informativo novedoso, unas son anécdota y otras son categoría, pero tiene una pequeña pega: como ese primer volumen llega solo hasta 1999, todo ha -digamos- prescrito desde el punto de vista informativo, quizás tiene más interés para los historiadores que para los periodistas o los ciudadanos de a pie.
Otros dos dirigentes socialistas están a punto de sacar libro, y sobre contenidos mucho más actuales y aún vivos desde el punto de vista informativo: el ex presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero y el ex vicepresidente Pedro Solbes. Ambos libros tratan de la crisis económica y de los Gobiernos socialistas. No creo que se hayan puesto de acuerdo entre sí sobre qué contar ni sobre cómo contarlo. El trato personal entre Zapatero y Solbes no fue muy cálido ni cercano cuando eran el número 1 y el número 2 del Gobierno y no ha mejorado después. No se han peleado, pero apenas se frecuentan. Probablemente habrá muchas cosas de las que tendrán una visión muy diferente uno y otro en sus respectivos libros.

Las manifestaciones de hoy, una megaencuesta para decidir la huelga general

En la huelga general del 29 de septiembre de 2010, contra la reforma laboral de Zapatero, los sindicatos quedaron escarmentados. Apenas uno de cada 6 ó 7 trabajadores llamados a la huelga la siguió realmente. Comisiones Obreras y UGT hablaron aquel día de un 70% de seguimiento, pero sabían que la realidad fue muy diferente. Un informe del Gobierno de Zapatero de unos días después fijaba el seguimiento real entre el 12% y el 16%. El informe no se hizo público, el Ejecutivo socialista no quería empeorar aún más sus relaciones con los sindicatos de clase, en teoría afines ideológicamente.
Aquel semifracaso sindical de hace año y medio ha sido una de las razones que han llevado ahora a los sindicatos a tomarse las cosas con más calma, a pensarse mejor sus pasos contra la reforma laboral de Mariano Rajoy. Hoy han convocado en 57 ciudades sendas manifestaciones que en realidad son una macroencuesta. Van a medir su fuerza en la calle. No solo para exhibiría ante el Gobierno y forzar negociaciones reales sobre la reforma, sino también para comprobar si ahora se superaría aquel mínimo de apoyo popular del 29 de septiembre de 2010.
Los sindicatos esperan más golpes del Gobierno de Rajoy. Temen que en los Presupuestos, a finales de marzo, haya alguno. Por ejemplo, un cambio a la baja en las ayudas de 400 euros mensuales que se dan ahora a los parados de larga duración que se han quedado sin ingresos. El Gobierno de Rajoy anunció el 30 de diciembre que esas ayudas, que concluían en febrero, se prorrogaban seis meses más. ¿Qué hará en julio, las prorrogará de nuevo y en las mismas condiciones?
Además de los nuevos presumibles agravios del Gobierno a los trabajadores, los sindicatos creen que las cifras económicas de los próximos meses harán que se generalicen las críticas al Gobierno de Rajoy. Sobre todo, las del paro, que va a seguir creciendo de modo galopante en los próximos meses, acelerado por la reforma laboral. Tendrá un pequeño alivio estacional en el verano, con la temporada alta del turismo y de la construcción, y repuntará a nuevo récords negativos a partir de septiembre u octubre. Quizás sea entonces cuando los sindicatos convoquen una nueva huelga general contra Rajoy, unos dos años después de hacérsela a Zapatero.

ZP saldrá de Moncloa la tarde-noche del martes 20

José Luis Rodríguez Zapatero y su mujer, Sonsoles Espinosa, ya están preparando su mudanza. El presidente del Gobierno y su familia dormirán por última vez en el Palacio del Moncloa en la noche del lunes 19 al martes 20 de diciembre, y abandonarán la que ha sido su casa en los últimos siete años y medio en la tarde-noche del martes.

El martes, previsiblemente, Mariano Rajoy logrará al filo del mediodía la investidura como nuevo presidente. Por la tarde de ese mismo día, el presidente del Congreso, Jesús Posada, se lo comunicará oficialmente al rey, y a la mañana siguiente su proclamación saldrá en el BOE. Esa tarde-noche del miércoles 21, le comunicará Rajoy al rey la composición de su Gobierno, que tomará posesión al día siguiente, el jueves 22, fecha en que se celebra el sorteo de Lotería de Navidad, como se barajó aquí hace dos meses. Previsiblemente, se prestará a bromas: habrá ministros a los que les tocará el gordo, habrá otros solo con la pedrea y habrá, en fin, muchos ministrables que seguirán siéndolo, sin cartera alguna a la vista. Se han barajado tantos nombres que habrá muchos más frustrados que contentos.

Zapatero, de nuevo ante el dilema del dedazo

Extraños movimientos en el PSOE. O no tan extraños. Da la impresión de que una buena parte de la vieja guardia se está conjurando para que al congreso de febrero se llegue con un solo candidato a secretario general y que este sea Alfredo Pérez Rubalcaba. Los argumentos que utilizan en privado esos agitadores son los mismos que esgrimieron en primavera para evitar unas primarias de verdad, con al menos dos candidatos fuertes. Entonces fue que con 5 millones de parados no se podía dar el espectáculo del ministro de Interior (Rubalcaba) enfrentado a la ministra de Defensa (Chacón), que Chacón no era militante del PSOE sino del PSC, que había que cerrar filas y mantener el partido unido, que había riesgo de que se rompiera… Ahora son argumentos parecidos, y se le añade que un mes después del congreso de febrero se celebran las elecciones andaluzas, y pintan mal para los socialistas.

¿Y Zapatero, que al fin y al cabo sigue siendo el secretario general, qué dice de esto? Después de haber prometido en abril que no habría dedazo, que la elección de su sucesor como candidato socialista a presidente del Gobierno sería en unas primarias limpias, con igualdad de oportunidades para los candidatos, en mayo claudicó ante la amenaza de perder él mismo el poder orgánico en el partido. La propia Chacón aseguró en público en aquel momento que daba un paso atrás y no se presentaba porque había quienes querían “un candidato único” y se había producido “una escalada” que “pone en riesgo la unidad del partido, la autoridad del presidente del Gobierno y secretario general”, la imagen colectiva del PSOE y “la estabilidad del Gobierno”.

¿Cederá también ahora Zapatero? ¿O aguantará la presión porque ya no tiene nada que perder, camino de su retirada completa? Probablemente desde aquí al próximo sábado, día en que reúne el decisivo Comité Federal socialista, veremos alguna otra escaramuza.

Los programas electorales, entre la literatura de ficción y el engaño

Desde que nació 20 minutos, en febrero de 2000, hay un clásico en nuestras páginas: en vísperas electorales –sean las elecciones generales, autonómicas o municipales-, repasamos lo que prometieron los partidos y dirigentes políticos antes de llegar al poder y comprobamos lo que realmente han hecho gobernando. El resultado es descorazonador, sea cual sea la formación política o el dirigente que hiciera las promesas: el grado de cumplimiento es bajo o muy bajo.
Los programas electorales de las partidos, y aún más las promesas hechas en el ardor de los mítines, se han convertido en una modalidad de la literatura de ficción, o de la humorística. Los políticos saben que sale gratis prometer y no cumplir, y se permiten todo tipo de licencias. ¡Mariano Rajoy, que hoy presenta un programa lleno de promesas probablemente incumplibles y de silencios sobre dónde va a recortar, nos prometió el sábado pasado incluso «devolvernos la felicidad»!
No corren ningún riesgo nuestros políticos, no pasa nada. Ya os conté aquí, en la campaña de las autonómicas y muncipales de mayo pasado, que el Código de Conducta Publicitaria de Autocontrol, la asociación creada por anunciantes, agencias y medios de comunicación para velar por una publicidad “veraz, legal, honesta y leal”, lleva en su artículo 1 una excepción: las normas “no serán de aplicación a la publicidad política”. ¿Por qué no ha de ser veraz, legal, honesta y leal la publicidad política? ¿Hemos de seguir los ciudadanos inermes ante el incumplimiento de contrato o incluso el engaño y hasta el fraude que suponen las sistemáticas tomaduras de pelo de los políticos?
Los medios de comunicación tenemos también nuestra parte de culpa en este asunto. A menudo les hacemos de voceros a los partidos sin ninguna reserva, y titulamos «Zapatero subirá el salario mínimo a 800 euros» (promesa que hizo ZP en 2008, y el salario mínimo real es de 641 euros; luego la ha incumplido) o «Rubalcaba quitará beneficios fiscales a las grandes empresas» o «Rajoy bajará los impuestos», cuando en puridad tendríamos que decir “Zapatero asegura que subirá el salario mínimo a 800 euros” o «Rubalcaba dice que quitará beneficios fiscales a las grandes empresas» o “Rajoy promete que bajará los impuestos”. Y a menudo, demasiado a menudo, los medios sólo estamos vigilantes y denunciamos los incumplimientos de aquellos políticos que nos son menos afines, o que son menos afines a nuestros lectores, y hacemos la vista gorda con los ideológicamente más cercanos.
El sábado pasado, el líder de IU, Cayo Lara, pidió la creación de “una especie de Corte Ética” para que los que incumplan los programas electorales «se tengan que sentar en un banquillo». Es una propuesta valiente, pero me temo que irrealizable. En 1986, gobernando el PSOE de Felipe González, el cantante Lluis Llach los demandó por “incumplimiento de contrato”, por no haber satisfecho los socialistas y su líder la oferta electoral de que España saldría de la OTAN. El juez desestimó la demanda, considerando que no existía legislación aplicable al caso. Sigue sin haberla, y es improbable que la vaya a haber ¿Alguien ve a los políticos legislando contra sí mismos?

ZP, aliviado; Rajoy, huidizo

La recepción esta mañana en el Palacio Real ha sido más modesta y con menos chismes políticos que otros años. En una sala lateral del Palacio, con muchos menos invitados, menos protocolo y, por la salud del rey, sin su tradicional saludo a todos los invitados, uno a uno.
A Zapatero -y a su mujer, Sonsoles- se lo veía aliviado, hablando de Bruselas y la banca europea en los corros, y no del PSOE o del 20N, y con cara de estar deseando que acabe ya esta fase de su vida. A Carmen Chacón, muy cómoda rodeada de militares y parece que pesimista sobre el 20N y expectante sobre el 21N en su partido. A Miguel Sebastián, mucho más delgado -12 kilos- y pensando ya en volver a su plaza en la universidad.
A Mariano Rajoy, huidizo. Se colocó en un rincón del salón, escoltado por su mujer, Elvira, y por la exministra Ana Pastor, y apenas se movió de allí, quizás para que no pasaran periodistas y peticionarios diversos con sus cosas. Allí fue a saludarlo Rodrigo Rato, que había ocupado largo tiempo el centro de la sala, «halagado» -lo dijo él mismo- por estar en las quinielas de ministrables o vicepresidenciables de Rajoy, pero totalmente decidido -también lo dijo él mismo- a no volver a la política. Le esperan mayores emociones y quizás mayores destinos en la banca.

Por qué las elecciones precisamente el 20-N

Zapatero ha aprobado hoy el decreto que disuelve el Congreso y el Senado y convoca oficialmente las elecciones para el 20 de noviembre. Mañana se publicará en el BOE. Cuando lo anunció, el 29 de julio, último día laborable de la temporada antes del semiparón político de agosto, no se entendía muy bien por qué Zapatero elegía precisamente el 20-N, aniversario de la muerte de Franco, para unas elecciones que pintan tan mal para los colores socialistas. El 20-N será también a partir de ahora el aniversario de la muerte del zapaterismo, decían algunos. Otros creían que ZP lo hacía por provocar a la derecha y para que Rubalcaba tuviera un argumento de campaña en vísperas de las urnas: «El 20-N murió Franco, ¡no dejéis que el próximo 20-N resucite!».
No había tal. Las razones de elegir esa fecha y no la otra que se barajó, el 27 de noviembre, fueron técnicas. La ley ordena que el decreto que disuelve las Cortes y convoca elecciones se publique en el BOE 54 días antes de la fecha electoral. Si se hubiera optado por celebrar elecciones el 27 de noviembre, Zapatero hubiera tenido que firmar el decreto el lunes 3 de octubre y publicarlo el BOE el martes 4. ¿Y cuál era el problema? Que también por ley, el Gobierno está obligado a presentar todos los años en el Congreso, como muy tarde el 30 de septiembre, el proyecto de Presupuestos Generales del Estado para el año siguiente. Ante esa hipótesis de disolver el 3-4 de octubre y votar el 27-N, si Zapatero optaba por no presentar los Presupuestos en las Cortes estaría incumpliendo la ley y si optaba por presentarlos estaría haciendo el ridículo, pues era claro que no se iban a discutir en unas Cortes inmediatamente disueltas.
Y ya puestos. ¿Será el aniversario de la muerte de Franco argumento electoral de algún partido en la campaña del 20-N? Quizás.

20N: Rubalcaba se lo pidió a ZP esta semana (aunque él dice que no)

El tramo final de la decisión del adelanto electoral, probablemente ha sido así:
– Hace ya unas semanas, Zapatero le comunicó a Rubalcaba que convocaría las elecciones para cuándo el candidato socialista quisiera.
Rubalcaba ha estado dudando entre octubre, noviembre, enero, febrero o marzo hasta casi esta misma semana.
– Los datos del Barómetro del Cis, publicado el miércoles pero que el Gobierno tuvo varios días antes y en el que Rubalcaba salía muy bien parado, llevaron a éste a pedirle a ZP que fueran de inmediato.
– Zapatero decidió que serían el 20 de noviembre porque así tendrían tiempo las Cortes, desde aquí hasta su disolución a finales de diciembre, de mandar al BOE algunas leyes que ZP no quiere irse sin aprobar.
– El anuncio del adelanto electoral podía demorarse hasta bien entrado septiembre, pero Zapatero ha preferido hacerlo hoy para evitar que el debate de agosto fuera cuándo habría elecciones, para quitarle discurso al PP y para tranquilizar a los mercados financieros al darles un calendario ya cerrado.

P.D. Tras mi post de esta mañana, algunos lectores me preguntan si me arrepiento de no haber publicado anoche en 20minutos.es y hoy en 20 minutos papel lo que sabíamos. No, no me arrepiento. No logramos confirmar la noticia, no debíamos especular con ella.

ACTUALIZACIÓN A LAS 17.20. Rubalcaba acaba de decir en rueda de prensa que él no ha pedido «nunca» a Zapatero que adelantara las elecciones. «Quiero que eso quede bien claro». Está en su derecho al decirlo, pero no es esa la versión que yo tengo de cómo se han sucedido los hechos esta semana.

El País contra ZP ¿es también por los anuncios de prostitución?

No se habla de otra cosa hoy en Madrid, al menos en el Madrid político y mediático: el diario prosocialista El País le ha soltado esta mañana al presidente del Gobierno, el socialista Zapatero, un cañonazo doble -un editorial con arranque en primera página, de los que se han hecho poquísimos en 35 años de historia del periódico, y un largo artículo de Juan Luis Cebrián, primer director de El País, y hoy presidente de su empresa editora y consejero delegado de todo el Grupo Prisa- y nadie sabe aún a estas horas de la tarde cómo ha sido.
Ya se conocía desde hace años la animadversión de Prisa hacia Zapatero. Le acusan al presidente, sobre todo, de irse con otra: de no echarse en los amorosos brazos del grupo, de no mirar por sus intereses, contrariamente a lo que hacía Felipe González, y de haber propiciado incluso el nacimiento y el crecimiento de otro grupo mediático de izquierdas en torno a Jaume Roures: La Sexta, Público, etc. Hace ahora casi dos años, emprendieron la caza del presidente, también con un artículo de Cebrián como prólogo. Entonces el casus belli era la guerra del fútbol, en la que Roures iba ganando.

¿Y ahora? ¿Cuál es lo nuevo? ¿Qué pasa en Prisa para que les hayan entrado estas urgencias por pegar la lanzada final al agónico Zapatero, para ponerse a la cabeza de la manifestación? ¿Qué extrema necesidad tenían de dar el golpe un 18 de julio?, se preguntan atónitos dirigentes del PSOE y del PP, y periodistas afines y no afines a los socialistas. ¿Detrás de los ataques a ZP está Rubalcaba, el dirigente socialista más querido, mimado y promocionado por Prisa? se interrogan otros. ¿Está ya Prisa ofreciéndose con armas y bagajes al PP, para cuando llegue al poder absoluto?

Algunos dirigentes socialistas, no sé si con información o con análisis, formulan una hipótesis más a ras de suelo, no de alta política. Entre las leyes y normas que le quedan a Zapatero por sacar adelante en los meses finales de su mandato, hay una que incomoda sobre manera a Prisa en general y a El País en particular: la que, parece que con el consenso de todos los grupos parlamentarios, está acabando de articular la secretaria de Estado de Igualdad, Bibiana Aído, por la que se prohíben los anuncios de prostitución en la prensa. El proyecto está tan avanzado que, según fuentes oficiales, iría a Consejo de Ministros este mes de julio y tendría un trámite corto en el Parlamento, dada la unanimidad de los grupos parlamentarios.

Hace cuatros años largos, una ponencia del Congreso de los Diputados sobre la prostitución nos pidió a los periódicos que quitáramos esos anuncios (20 minutos lo hizo de inmediato) y cuantificó en unos 5 millones de euros al año los ingresos del diario El País por esa vía. La contundencia con que El País pide a Zapatero que se vaya, y que se vaya ya, estaría así relacionada también con el extremo interés del periódico para que esa prohibición no entre en vigor. Si la legislatura acaba ahora o en otoño, previsiblemente no habrá ley, y El País habría salvado esos 5 millones de euros al año de 2007, que quizás sea alguno más este año. Mucho dinero, con la que está cayendo.

PSOE, «una fábrica de desafectos»

Larga charla con un viejo amigo, cuadro medio del PSOE, asesor de Felipe González en Moncloa en 1982. El sábado pasado, estuvo en el acto donde Rubalcaba fue proclamado oficialmente candidato socialista a la Presidencia del Gobierno.
-Con Zapatero, hemos sido el partido del amagar y no dar -comenta mi interlocutor-. Hemos rematado en pocas de las cosas que prometimos en 2004, sólo en algunos asuntos de derechos ciudadanos, como el de matrimonio homosexual o el de igualdad. Pero en vivienda, laicismo, función pública, memoria histórica… hemos amagado y no hemos dado. Hemos decepcionado a mucha gente, no me extraña que haya estudios que digan que vamos a caer por debajo de los 125 diputados que logramos en 2000 con Almunia. Hemos decepcionado tanto que nos hemos convertido en una fábrica de desafectos. Si seguimos así, nos va a pasar IU, vamos a camino de ser extraparlamentarios… Bueno, ¡es broma!
«Las propuestas de Rubalcaba retoman viejos principios…», añade al final mi amigo. Pero cuando le pregunto si se cumplirán, si no será un nuevo amagar y no dar del PSOE, prefiere no contestar. Le veo un poco escéptico.