¡Que paren las máquinas! ¡Que paren las máquinas!

¡Que paren las máquinas! El director de 20 minutos y de 20minutos.es cuenta, entre otras cosas, algunas interioridades del diario

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Sánchez e Iglesias, una mala relación rota

Las últimas semanas han deteriorado aún más si cabe las ya de origen malas relaciones entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. No congenian, no se caen bien, no se fían mutuamente; cada vez menos.

Dicen que el roce hace el cariño, pero el poco roce de las últimas semanas entre Pedro y Pablo han fomentado lo contrario: la desconfianza, la desafección. Desde el encuentro que celebraron el pasado 30 de marzo, el que en teoría abría el nuevo periodo de negociación para un pacto de Gobierno, Sánchez e Iglesias no han vuelto a hablar directamente. Un intento de hace pocos días de sentarlos juntos a comer en un lugar discreto se saldó con un no explícito por parte de uno de ellos y con la no respuesta, con el silencio, por parte del otro.

Salvo gran sorpresa, en junio y julio, tras las nuevas elecciones, previsiblemente se volverán a necesitar. Tienen dos meses ambos para construir una relación más sensata, menos tensa. No por ellos, no por sus partidos, ni siquiera por sus respectivas parroquias de votantes. Necesitan restaurarla, reiniciarla incluso, por el conjunto de la población española, y especialmente por esa parte más débil, más desigual a la fuerza, que ambos dicen representar.

Apártate, Pablo. Apártate tú, Albert

Lo escribí aquí, en este blog, el pasado 13 de enero, recién constituidas las Cortes emanadas de las elecciones del 20 de diciembre:

«A Ciudadanos le hablará Sánchez de pactar un calendario de reformas profundas y de medidas de regeneración democrática. A Podemos (…) le hablará de medidas de regeneración democrática y de acordar una potente agenda social. Con uno negociará el sí en su investidura y con el otro la abstención. Y a cada uno de ellos intentará convencerlo de que su presencia en el acuerdo asimétrico a tres es imprescindible porque vacunaría al PSOE y a sí mismo, al propio Sánchez, de caer en algún momento en una deriva excesiva hacia alguno de los dos lados, hacia su derecha -Ciudadanos- o hacia su izquierda -Podemos-.»

Tres meses largos después, ha habido algunas variaciones notables (el PSOE firmó un pacto con Ciudadanos, Podemos insiste en su fórmula de Gobierno de izquierdas, y Pablo Iglesias la ha blindado con una seudoconsulta a sus afiliados), pero en el fondo Pedro Sánchez está ante la misma cuadratura del círculo en que estaba en enero… pero con sólo cinco días por delante para resolverla. ¿Cómo convence a uno de los dos partidos recién emergidos, a Podemos o a Ciudadanos, de que ceda una abstención de sus diputados que permita la investidura del propio Sánchez para un Gobierno del PSOE con el otro partido emergido?

Albert Rivera esgrime ante Pablo Iglesias que es Ciudadanos quien tiene un acuerdo firmado con PSOE, luego que quien debería apartarse de la pugna por la boda con Sánchez es Podemos. Pablo Iglesias esgrime ante Albert Rivera que él tiene un doble mandato de sus bases de no apoyar el pacto PSOE-Ciudadanos y de intentar el pacto de izquierdas.

-Apártate tú.

-No, te apartas tú.

A cinco días de que acabe el plazo, no se vislumbra aún que ninguno de los dos vaya a ceder. ¿Y el PSOE y Pedro Sánchez? ¿Aún tienen alguna herramienta nueva que utilizar para moverlos?

Una propuesta diferente para la consulta a los militantes de Podemos

«¿Qué resultado creéis, lectores, que tendría una consulta a los socios y aficionados del Real Madrid si al comienzo de cada temporada se les sometiera a una consulta con estas dos preguntas, ‘¿Quieres que el Barça gane la Liga?’ y ‘¿Estás de acuerdo con que la Liga la gane el Real Madrid?’”, os comenté aquí, en el blog, anteayer sábado, a propósito de la consulta -tan simple- que Podemos va a hacer a sus bases, anunciada el viernes por Pablo Iglesias. Finalizaba mi artículo diciéndoles a los dirigentes de Podemos: «Si realmente queréis saber qué piensa vuestra gente, reconsiderad las preguntas y el abanico de las respuestas».

Los lectores os dividisteis sobre mi post, aquí en los comentarios en el blog y en Twitter. «Totalmente de acuerdo. Las preguntas no invitan al debate ni a la reflexión. Cierran la puerta a cualquier otra alternativa que llevase a Podemos a influir en un gobierno de cambio que tanto necesitamos. Una pena», decía un comentario en el post. Otro: «Me decepciona profundamente ver que Arsenio Escolar se apunta también al tsunami mediático contra Podemos».

«Q preguntas sugiere usted? nos ayudaría mucho saberlas», me dijo alguien. No soy experto demoscópico, ni mucho menos, -y no estoy en ningún tsunami mediático contra Podemos-, pero ahí va una nueva propuesta para la consulta que creo que puede ayudarle mejor a Pablo Iglesias a saber realmente qué piensan y qué prefieren las bases de su formación. Está basada en el documento ’20 propuestas para desbloquear la situación política y posibilitar un Gobierno de cambio’, presentado por Podemos a PSOE y a Ciudadanos en la reunión de las comisiones negociadoras del pasado jueves, y en las propias preguntas que anunció Iglesias el viernes. Sería así:

1. ¿Cuáles son, a tu juicio, las prioridades que ha de establecer Podemos en sus negociaciones con otras fuerzas políticas (ordénalas de mayor a menor, dándole 9 puntos a la que consideres la más prioritaria, 8 a la siguiente… y así sucesivamente hasta dar 1 punto a la que consideres la menos prioritaria de entre las 9 propuestas):

A-Reducir la desigualdad mediante medidas como el establecimiento de una renta garantizada, la reforma del mercado de trabajo, la reestructuración de la deuda hipotecaria de los hogares más vulnerables, etc.

B-Recuperar el Estado del bienestar con inversiones en educación -especialmente infantil-, sanidad -acceso universal a la tarjeta sanitaria, eliminación de copagos, etc.-, pensiones -garantizando que no pierden poder adquisitivo, financiándolas si es necesario se necesita por los impuestos, etc- y sistema de dependencia.

C-Articular un plan estatal que garantice el derecho a una vivienda digna y adecuada y que impida los cortes de suministros básicos de agua, luz y gas a aquellas personas y unidades familiares que estén padeciendo una situación de vulnerabilidad.

D-Garantizar que las políticas públicas sean herramientas eficaces para luchar contra las desigualdades de género y que se promueve activamente la igualdad entre hombres y mujeres, especialmente en el campo económico y laboral.

E-Negociar con las autoridades europeas una nueva senda de reducción del déficit público, terminar con la austeridad fiscal e impulsar una reforma tributaria que combata firmemente el fraude fiscal, refuerce la progresividad del sistema, acerque los tipos efectivos a los tipos nominales mediante la eliminación de las deducciones más regresivas y reduzca la dualidad de la tarifa entre rentas del trabajo y rentas del ahorro.

F-Elaborar un Plan Nacional de Transición Energética que potencie el ahorro energético y el impulso de las energías renovables.

G-Impulsar una nueva política industrial mediante instrumentos financieros públicos y una fuerte inversión en I+D+I.

H-Impulsar un Plan de Regeneración Democrática y Contra la Corrupción que, entre otras medidas, reforme el sistema electoral y la función pública, regule y haga transparente el sistema de financiación de los partidos y prohíba las denominadas «puertas giratorias».

I-Reformular el modelo territorial para que todas las naciones, comunidades políticas y territorios puedan encontrar su encaje dentro de España si así lo deciden, aceptando el derecho a decidir en aquellas naciones que lo hayan planteado con especial intensidad.

 

2. ¿Debe apoyar Podemos a un Gobierno basado en al pacto Rivera-Sánchez?”

A-Sí.

B-Solo si previamente PSOE y Ciudadanos incluyen en el pacto al menos las 5 prioridades de la pregunta anterior que resulten más apoyadas en esta consulta y si además Podemos entra en el Gobierno resultante con un número de ministros proporcional a los resultados electorales del 20-D.

C-Solo si previamente PSOE y Ciudadanos incluyen en el pacto al menos las 5 prioridades de la pregunta anterior que resulten más apoyadas en esta consulta, y sin entrar Podemos en el Gobierno sino manteniéndose en la oposición en el Parlamento y vigilando el cumplimiento del pacto, especialmente en las prioridades marcadas por Podemos.

D-No.

 

3. “¿Estás de acuerdo con la propuesta de Gobierno de cambio que defiende Podemos, En Comú Podem y En Marea, integrado en coalición por las distintas fuerzas progresistas que lo sustentan (PSOE, Podemos, En Comú Podem, En Marea, IU y Compromís) en función de sus respectivos apoyos electorales?

A-Sí.

B-Solo si, para lograr la mayoría suficiente en la investidura en el Congreso, se pacta y se publica en todos sus detalles un acuerdo con ERC, DiL… para que voten sí o se abstengan en la votación.

C-Solo si, para lograr la mayoría suficiente en la investidura en el Congreso, se pacta y se publica en todos sus detalles un acuerdo con Ciudadanos para que vote sí o se abstenga en la votación.

D-No, en ningún caso.

 

Seguro que Carolina Bescansa, secretaria de Análisis Político y Social de Podemos, socióloga, politóloga y experta demoscópica -ella sí-, puede mejorar técnicamente esta modesta propuesta.

Reconsiderad las preguntas y el abanico de respuestas, Pablo, Íñigo, Carolina

Si las preguntas -«¿Quieres un Gobierno basado en el pacto Rivera-Sánchez?” y «¿Estás de acuerdo con la propuesta de Gobierno de cambio que defiende Podemos, En Comú Podem y En Marea?”- y el abanico de respuestas posibles -«sí» y «no» en ambos casos, sin más matices- a las bases de Podemos son finalmente las anunciadas ayer por Pablo Iglesias, no estaremos ante una consulta limpia, leal y sincera sino ante un sucedáneo, un paripé, una engañifa, una cierta estafa. No se trataría de intentar saber realmente lo que creen los militantes que ha de hacer Podemos en la complicada coyuntura política de estos días sino de que le digan las bases a Pablo Iglesias lo que él quiere oír.

Los expertos demoscópicos -y Carolina Bescansa lo es- saben que las preguntas simples, burdas, formuladas tramposillamente, sin matices, sin alternativas reales, de respuesta inducida… valen para colocarnos titulares a los medios de comunicación y para autoafirmarse algunos dirigentes políticos -y muchos dictadores-, pero no para indagar de modo científico solvente lo que realmente piensa un colectivo. ¿Qué resultado creéis, lectores, que tendría una consulta a los socios y aficionados del Real Madrid si al comienzo de cada temporada se les sometiera a una consulta con estas dos preguntas, «¿Quieres que el Barça gane la Liga?» y «¿Estás de acuerdo con que la Liga la gane el Real Madrid?», y cuyas casillas de respuesta fueran solo «sí» y «no», en ambos casos?

Si finalmente es como anunció ayer Iglesias, no estaremos ante una consulta a los militantes de Podemos, sino ante un insulto a su inteligencia y ante una mancha estúpida en la trayectoria política de los dirigentes que la promueven.

Hacéis bien en preguntar, debéis consultar a vuestras bases las decisiones relevantes, pero, si realmente queréis saber qué piensa vuestra gente, reconsiderad las preguntas y el abanico de las respuestas, Pablo, Íñigo, Carolina…

Sánchez e Iglesias, casi dos años de desencuentros

Además de programas, de puntos de vista, de estrategias y de que en el fondo ambos están compitiendo a cara de perro por una misma parroquia electoral, hay algo que dificulta sobremanera el acercamiento y la negociación entre PSOE y Podemos, entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, No sólo apenas hay sintonía personal entre ellos, sino que han protagonizado muchos desencuentros. El primero no se fía del segundo, y el segundo apenas considera al primero.

Sánchez e Iglesias se miran con recelo mutuo desde el comienzo de sus respectivos liderazgos. En septiembre de 2014, dos meses después de convertirse Sánchez en secretario general del PSOE, le hice una larga entrevista. Hablamos de todo, también de Podemos, que había cosechado un cierto éxito en las elecciones europeas en mayo anterior y empezaba a crecer en las encuestas para unas hipotéticas elecciones generales:

-¿Conoce personalmente a Pablo Iglesias?
-No.
-¿No ha hablado nunca con él?
-Alguna vez nos hemos cruzado en algún debate en alguna cadena de TV.
-¿No ha tenido la curiosidad de conocerlos mejor para ver si se hace una idea de que son un posible aliado u otro adversario?
-El Partido Socialista no está en mirar de reojo a unos y a otros. Estamos en construir nuestra alternativa…

Un mes después, en noviembre de 2014, entrevisté a Pablo Iglesias…

-¿Ya ha hablado directamente con Pedro Sánchez?
-Hemos intercambiado un par de wasaps.
-¿Nada más?
-Nada más.

 

En mayo de 2015, en vísperas de las elecciones autonómicas y municipales, volví a entrevistar a Iglesias:

-¿Ya ha tenido algún contacto oficioso u oficial con la dirección del PSOE?
-No, solamente se ha producido una reunión informal entre un miembro de nuestra ejecutiva, Carolina Bescansa, y un miembro de la ejecutiva del PSOE, Patxi López, para establecer un canal continuo de comunicación.
-¿Cuándo fue eso?
-Hace como un mes y medio. Y desde entonces no ha habido más contactos digamos formales, contactos de ejecutiva.

Unos minutos después, en esa misma entrevista, Iglesias me contaba que quien sí le había llamado, y varias veces, era Susana Díaz, la líder de los socialistas andaluces y presunta rival interna de Sánchez en el PSOE.

-Me parece paradójico que yo pueda hablar por teléfono con Susana Díaz y que no haya hablado nunca por teléfono con Pedro Sánchez.

Más recientemente, en la campaña electoral, hice de nuevo entrevistas en diciembre de 2015 a ambos. Le pregunté a Sánchez:

-En su opinión, ¿qué es lo mejor y lo peor de Pablo Iglesias?
-Me parece que es un buen crítico que acepta mal la crítica.

Y le pregunté a Iglesias:

-En su opinión, ¿qué es lo mejor y lo peor de Pedro Sánchez?
-Lo peor es su escasa naturalidad. Creo que lo ha reconocido él. Y lo mejor es que es un hombre muy guapo.

El pasado 11 de febrero, cuando ya tenía Sánchez el encargo del Rey de intentar la investidura y había comenzado los contactos y negociaciones con varios grupos, volví a entrevistar a Sánchez:

-A Iglesias le estamos esperando. (…) ¿Por qué no hay cita todavía? Tendrá que preguntárselo a él. Yo lo único que puedo decir es que tienen la puerta abierta.

Un mes después, siguen en teoría las manos tendidas, las voluntades de diálogo, las puertas abiertas… pero en realidad los recelos y los desencuentros aún no se despejan.

Dos meses con un ojo en hoy y el otro ojo en junio

Segunda votación, y de nuevo fallida. ¿Y ahora qué? Pues ahora un plazo máximo de casi dos meses (hasta el 2 de mayo) en los que se juega la segunda parte del partido y en la que puede pasar casi de todo: cambios de estrategia de algunos de los equipos, intentos de alianzas diferentes a las negociadas hasta ahora, incluso quizás sustituciones y bailes en algún banquillo…

Mariano Rajoy seguirá pidiéndoles a Ciudadanos y al PSOE la Gran Coalición con el PP, pero lo cierto es que su capacidad de maniobra es mínima y su partido parece totalmente aislado, al menos mientras lo lidere el todavía presidente del Gobierno en funciones.

Albert Rivera, crecido por los dos debates, instando al PP de forma cada vez más directa a que jubile a Rajoy -hoy ha apelado a lo que quede de la centrista UCD en el Partido Popular- y al mismo tiempo disputándole claramente el territorio político y la parroquia del centro derecha y de la derecha, por si hay nuevas elecciones. Y algunas encuestas dicen que con éxito.

Pablo Iglesias y el resto de la izquierda, que hoy ven a Sánchez más débil tras sus dos derrotas, instándole a un diálogo y una negociación para un Gobierno de coalición con todos ellos y sin Ciudadanos.

¿Y Pedro Sánchez? Pues probablemente seguirá en lo mismo en que está desde hace semanas, por ahora sin éxito porque es difícil lograrlo: cuadrar un círculo donde con el PSOE quepan Ciudadanos y las izquierdas, unos con un sí y entrando en el Gobierno y otros con una abstención y apoyando después en el Parlamento. Y en cualquier caso, eso sí, evitando Sánchez las minas internas que aún pueden ponerle algunos de los barones socialistas.

En las segundas partes de los partidos, unas veces cambia radicalmente el juego y el resultado y otras veces los minutos se convierten en basura, por inútiles y tediosos. Como lo saben, todos los partidos estarán también estos próximos dos meses con un ojo en el día a día de las negociaciones y los acercamientos y alejamientos y con el otro mirando a finales de junio, por sí hay que ir a una nueva competición, a unas nuevas elecciones.

Estamos en la mitad de primer tiempo del partido

Si esto fuera un partido de fútbol, estamos en la mitad de la primera parte del partido. Como estaba previsto, Pedro Sánchez ha fracasado hoy, 2 de marzo, en su primer intento de lograr la investidura como presidente del Gobierno. «Pondré difícil a Pablo Iglesias decirme no», decía Sánchez el pasado jueves a 20minutos. Se lo ha puesto difícil estos días, ha presionado cuanto ha podido al líder de Podemos, buscando su abstención. Seguirá haciéndolo hasta la tarde noche del viernes, cuando se produzca la segunda votación. Previsiblemente, con el mismo resultado: no. Y ahí llegaremos a la mitad del partido.

La segunda parte va a ser muy larga y muy imprevisible. Hasta el 2 de mayo (dos meses después de la primera votación, como dispone el artículo 99.5 de la Constitución), el Rey no podrá disolver las Cortes y convocar nuevas elecciones. Estemos preparados, porque en esos dos meses puede pasar de todo. Negociaciones más intensas que las celebradas hasta ahora entre el PSOE y su izquierda. Nuevas gestiones a dos bandas de Ciudadanos o bien para que el PP se abstenga ante una posible nueva sesión de investidura de Sánchez o bien para intentar que el PP jubile a Rajoy y busque otro nombre que pueda ganarse la abstención del PSOE. Búsqueda de un independiente que pueda ser investido con síes y abstenciones de tres de las cuatro grandes fuerzas…

A veces, las segundas partes apenas añaden nada al partido: ni goles, ni momentos estelares de algún jugador, ni emoción en la grada. En ocasiones, además, provocan lesiones, tarjetas o expulsiones incluso. Pero otras veces, hay cambios de estrategia de juego o sustituciones de jugadores que dan un vuelco al marcador con que se fue al descanso. Veremos qué da de sí este partido tan raro, en el que además no están jugando dos equipos, sino una docena larga, y algunos de ellos debutantes.

El discurso de Sánchez, mestizo y femenino

El tono ha sido moderado, sin aires mitineros –y quizás sí debía de haberle dado alguno, para reforzar la idea de que la oportunidad es única para todos los que no son el presidente en funciones-, y al mismo tiempo un poco acelerado, como si no quisiera Pedro Sánchez consumir más de hora y media en los 42 folios que llevaba impresos. A final fueron 96 minutos, una hora y 36 minutos.

Los periodistas teníamos el texto delante, lo ha distribuido el PSOE cuando Sánchez apenas comenzaba su discurso de investidura, y hemos visto cómo el candidato se saltaba algunos fragmentos de lo que llevaba escritos y cómo metía, una y otra vez, la misma morcilla que no llevaba escrita: “Y esto lo podemos poner en marcha la próxima semana”. La frase a veces quedaba al final suspendida en su boca, como si estuviera a punto de completarla así: “Y esto también lo podemos poner en marcha la próxima semana, Pablo”.

Muchas críticas a Mariano Rajoy y a su ejecutoria en el Gobierno durante los últimos cuatro años, cosa esperable para reforzar la idea de lo urgente y perentorio que es el cambio. Bastantes piropos a Ciudadanos y a Albert Rivera, lógicos por el pacto previo que han firmado. Y muchos recados y aún más presión a Podemos y a Pablo Iglesias. A este, sin citarlo, quizás para bajarle algo los humos de las últimas semanas y los varios feos personales que el líder de Podemos le ha hecho al del PSOE desde «la sonrisa del destino» hacia acá.

Y lo más novedoso, en mi opinión: el concepto del mestizaje, de que somos un país de cruces, de mezclas, de combinaciones, de transversalidades… En todo, hasta en la ideología. Quizás debería haber explotado algo más Pedro Sánchez ese camino.

Nada más acabar el discurso, les he mandado el mismo whatsapp a una docena de dirigentes socialistas (sanchistas y antisanchistas, hombres y mujeres, mayores y jóvenes). La gran mayoría lo elogia y aplaude: lógico, es su jefe político.

Me ha parecido muy interesante una de las respuestas: “Es el discurso de investidura que perfectamente podría haber pronunciado una mujer candidata: por forma y por fondo, por apelación a la ternura, a la emoción, a sentimientos, por reconocer vulnerabilidad… Me ha llegado al corazón, y te aseguro que en política eso es difícil. Soy dura”. Sí, era una mujer la que así contestaba.

Mil veces políticamente muerto, Pedro Sánchez sigue vivo

Tras el rechazo ayer de Podemos al pacto del PSOE con Ciudadanos, vuelven algunos a dar por muerto políticamente a Pedro Sánchez. Quizás deberían ir un poco más despacio en el obituario.

No sé si es por un gran tesón y una gran capacidad de resistencia y de maniobra o si es sólo por baraka, esa especie de suerte providencial que a algunos les conceden los dioses, pero lo cierto es que Sánchez ha salido indemne e incluso crecido de muchas situaciones adversas.

En 2003, iba en el puesto 23 de la lista del PSOE al Ayuntamiento de Madrid, y el PSOE consiguió 21 escaños… pero en 2004 dos concejales salieron y Sánchez no solo se convirtió en edil, sino en uno de los puntales de la entonces jefa municipal socialista, Trinidad Jiménez.

En las elecciones generales de 2008, Sánchez ocupaba el puesto 21 de la lista socialista al Congreso de los Diputados. El PSOE sacó 15 escaños, y Sánchez se fue a ganarse a vida de profesor a la Universidad Camilo José Cela… hasta que en 2009 se había corrido tanto la lista con nombramientos del Gobierno de Zapatero que Sánchez no solo entró en el Congreso, sino que incluso era elegido por los periodistas como diputado revelación del 2010.

En las elecciones generales de 2011, iba el undécimo en la lista socialista por Madrid al Congreso. El PSOE sacó 10 asientos, y Sánchez se volvió a la universidad y se dedicó a preparar su doctorado… hasta que en 2013 se corrió de nuevo la lista y volvió de diputado al Congreso y a tener un papel relevante en la conferencia política con la que ese otoño el PSOE intentó reinventarse con el empuje y el freno de Rubalcaba.

En 2014 iba a ser arrasado por Eduardo Madina en la votación directa entre los militantes socialistas para elegir a su secretario general… pero no, fue él quien arrasó. El 20 de diciembre pasado por la noche, con los pobres resultados electorales del PSOE humeantes, Susana Díaz y algunos otros barones socialistas lo iban a matar, pero no, sobrevivió. El Comité Federal socialista de enero también parecía que iba a matarlo, pero tampoco. Rajoy y el PP lo iban a aplastar hace pocos días, presionándolo con los mercados, el Ibex y Felipe González… pero tampoco. Pablo Iglesias y su sonrisa del destino lo iban a matar por ahogamiento, tomándolo como presidente del Gobierno cautivo y desarmado… pero por ahora tampoco.

Tiene difícil la investidura. La próxima semana, casi imposible. Pero, visto su pasado remoto y reciente de tesón y/o de baraka, a mí no me sorprendería que a la postre le salga.

Podemos, entre pájaro en mano o ciento volando

En el debate interno de Podemos, parece que no hay uniformidad de criterio y análisis sobre la coyuntura política ni sobre la estrategia a seguir. Habría dos posiciones. La de quienes apuestan por un acuerdo de mínimos con el PSOE para propiciar un Gobierno de cambio que abra una nueva etapa en la vida política española en la que la formación morada tendría una alta cuota de poder y de protagonismo, y la de quienes, con el argumento de la letra pequeña de algunas encuestas recientes (sobre todo, el Barómetro de enero del CIS) y otros indicadores e intuiciones de politólogo, sostienen que no hay que pactar sino ir directamente a nuevas elecciones, sin que se note mucho la intención, y convencidos de que la formación morada puede dar en ellas el sorpasso no sólo al PSOE sino incluso al PP y lograr el poder y el protagonismo completos.

Las elecciones, si finalmente las hay, serían a finales de junio. Hacer cálculos electorales a cuatro meses vista es un ejercicio inútil. Decidir la estrategia general con esos cálculos, una temeridad. Cierto que a primeros de enero Podemos era una de las formaciones con más alta fidelidad de voto, cierto que en voto directo podría estar en esas fechas superando al PP, cierto que Podemos tiene una posición privilegiada para satelitelizar a IU, cierto que la mayoría de encuestas públicas y privadas siempre infravaloran la fuerza real de la formación de Pablo Iglesias… Pero cierto también que el voto está muy volátil -lo vimos en la campaña del 20-D- y que aciertos y errores en la gestión y en la comunicación de estos meses pueden convertir las encuestas en un carrusel.

Sí, es posible que aún más votantes del PSOE pierdan en unas nuevas elecciones el miedo al cambio y abandonen al partido de Pedro Sánchez para irse a Podemos, y que se acelere aún más el trasvase del voto urbano de una a otra formación. Pero sí, también es posible que votantes que el 20-D apostaron por Podemos vuelvan en junio al PSOE, desengañados o alarmados tras ver prácticas de «la casta» en el partido morado, y niñerías tacticistas en las no negociaciones con el PSOE, y tensiones internas irresolubles con las confluencias, y algunas intervenciones públicas de un Pablo Iglesias a veces demasiado pagado de sí mismo… Medir ahora cuál de esas corrientes es más fuerte y cómo evolucionarán una y otra en los próximos meses es imposible.

Una de las dos posiciones se impondrá en breve. En los próximos días, quizás esta misma semana, veremos si Podemos opta por pájaro en mano o por ciento volando.