¡Que paren las máquinas! ¡Que paren las máquinas!

¡Que paren las máquinas! El director de 20 minutos y de 20minutos.es cuenta, entre otras cosas, algunas interioridades del diario

Archivo de la categoría ‘IU’

Alberto Garzón, puño de izquierdas

Hoy publicamos en 20minutos la quinta entrevista de la serie que estoy haciendo a los nuevos líderes políticos. Esta vez, a Alberto Garzón, 29 años, candidato de Izquierda Unida (IU) a la Presidencia del Gobierno para las próximas elecciones generales. Las anteriores fueron con Pedro Sánchez (43 años), Pablo Iglesias (36), Ada Colau (41) y Albert Rivera (35).
Hice la entrevista -y Jorge París las fotos- el jueves de la semana pasada, 23 de abril, día del libro. Garzón llegó a la cita con una mochila al hombro y una bolsa… cargada de libros. Hablamos en el pequeño despacho que tiene en el edificio anexo del Congreso de los Diputados donde las direcciones de los distintos grupos parlamentarios pasan buena parte de su día a día. Cuando íbamos a comenzar, entró a saludar Cayo Lara, 63 años, el coordinador federal de IU. Durante los tres minutos de mi charla con Lara, Garzón se alejó dos pasos y no intervino. Me dio la impresión de que el nuevo líder de IU está marcando ya su territorio y poniendo una cierta distancia con su antecesor.
Luego, ya a solas, Garzón fue contundente, con frases como estas, casi todas con puño de izquierdas:

-«Izquierda Unida es necesario, no es prescindible en un momento como este».
-«El peor momento fue probablemente el día en el que Tania Sánchez abandonó IU»
-«Estamos dispuestos a converger con otros siempre que se preserve la autonomía».
-«Hay una cosa que tiene Podemos que no tiene IU: ser nuevo».
-«El problema que tiene Podemos es la ambigüedad ideológica».
-«Yo no voy al centro político, y más a mi izquierda está el abismo».
-«En la escala ideológica [1 sería extrema izquierda y 10 extrema derecha], yo estaría entre el 1 y el 2. Hace tres años, Pablo Iglesias estaría también en el 1, y hoy ya va por el 3 o el 4».
-«Cuando conocí a Pedro Sánchez, estaría en el 5 o el 6, y hoy intenta parecer que está en el 3 o el 4».
-«Creo que están buscándose el uno al otro [Iglesias y Sánchez]».
-«El PP va a sufrir una caída descomunal, pero eso no significa que su proyecto político haya perdido, porque, en la medida que sea sustituido por Ciudadanos, el Ibex 35 seguirá durmiendo tranquilo».
-«El 15M cambió las preguntas».
-«Nunca haré corporativismo. Si hay alguien en IU que es un ladrón, seré el primero en denunciarle».
-«Pedro Sánchez es una operación de marketing electoral sobre una persona con buenas intenciones, pero que está defendiendo un discurso que creo que no se lo cree del todo».
-«Pablo Iglesias es un amigo, un perfecto orador y alguien que ha llevado a cabo un proyecto político que yo no comparto y que creo que es erróneo para la sociedad y sus valores de izquierda».
-«Felipe VI defiende los mismos intereses que su padre, los del Ibex».
Incluso entró en los temas personales que le planteé:
-«Me encanta estar con mis amigos tomando unas cervecitas. Jugar al Risk, incluso a la Play».
-«Nunca consumiría drogas, nunca he probado un porro».
Aquí tienes la entrevista íntegra, en tres entregas. Una general, otra en la que opina sobre el resto de jóvenes líderes y una tercera más personal.
Con las anteriores entrevistas de esta serie puedes dar desde aquí. Fueron a Pedro Sánchez, en octubre pasado; Pablo Iglesias, en noviembre; Ada Colau, en enero; y Albert Rivera, en marzo.

Gobiernos sólo con pactos

Una encuesta situaba en Extremadura hace poco más de un mes al PP cerca de la mayoría absoluta, con cierta ventaja sobre el PSOE, certificaba que Podemos entraba con bastante fuerza en el Parlamento regional y dejaba fuera de él tanto a IU como a Ciudadanos. Otra mucho más reciente que me cuentan -probablemente influida por la realidad de las elecciones andaluzas- pinta un panorama bien distinto: el PP cae hasta perder la primera posición, y se queda con 26 escaños; el PSOE se recupera hasta los 29, Podemos logra 6, Ciudadanos entra con 3 e IU sigue fuera.
Es el signo de los tiempos: volatilidad del voto, trasvases fuertes entre formaciones cercanas e incluso no tan cercanas, fin de las mayorías absolutas… y pactos obligatorios para el que quiera gobernar.
En Extremadura, y probablemente también en Madrid, en la Comunidad Valenciana, en Castilla-La Mancha, en Asturias, en Navarra… y en muchos grandes ayuntamientos. Y en Andalucía, por supuesto, donde a la socialista Susana Díaz le está costando mas de lo que probablemente esperaba asegurarse la investidura como presidenta.

PSOE, más tirón en mujeres; PP y sobre todo IU y Podemos, demasiado masculino

Como todos los estudios del CIS, el Preelectoral de las elecciones autonómicas de Andalucía, hecho público esta mañana, está lleno de información muy valiosa. Estos son algunos datos que me han llamado la atención y que he recogido en tuits:

Aquí tienes la encuesta completa, y aquí los cruces por variables sociodemográficas y los de variables políticas.

Siete conclusiones del debate sobre el estado de la nación

El debate del estado de la nación, que ha concluido hoy a mediodía en el Congreso, nos deja algunas sabias enseñanzas:
1-. Hemos entrado de lleno en campaña electoral. A un mes de las elecciones andaluzas, a tres meses de las locales y de las autonómicas en 13 comunidades, a siete meses de las catalanas y a unos nueve meses de las generales, tanto los debates y las resoluciones en el Congreso como las réplicas fuera por parte de los partidos hoy extraparlamentarios han tenido una clara intención de siembra para las urnas.
2-. Las negras expectativas electorales para el PP y el acoso de la oposición han sacado la más fea cara de Mariano Rajoy. Sus descalificaciones al nuevo líder del PSOE, Pedro Sánchez –lo llamó “patético”, “ridículo”, “incapaz”- no eran solo descortesía parlamentaria. Rayaban la ofensa personal. El colmo fue la frase con que las remató: “No vuelva aquí a hacer ni a decir nada”. ¿Ignora el presidente del Gobierno a estas alturas de democracia que Sánchez representa a una parte muy importante de la sociedad española, a los 7 millones de personas que votaron PSOE en noviembre de 2011, en las elecciones que configuraron el actual Congreso de los Diputados? ¿Hay que recordarle nada menos que a un presidente del Gobierno que “aquí” (al Congreso) llegan y vuelven y hablan aquellos que son elegidos por los ciudadanos, no quien él decida? En muchos países civilizados una frase como esa, que revela un poso personal antidemocrático, acaba con la carrera política de quien la pronuncia.
3-. El PP lanza su llamada agenda social, en la que confía para remontar en las encuestas. Algunas de sus iniciativas, como la ley de segunda oportunidad, parecen muy razonables (aunque aún hay que esperar a ver en qué se sustancia en el BOE). Es una pena que el Gobierno, que ha visto cómo aumentaba la desigualdad en España, no las haya puesto en marcha antes.
4-. Dos dirigentes nuevos, Pedro Sánchez y Alberto Garzón, salen reforzados del debate. En sus turnos en la tribuna, ambos estuvieron sólidos, convincentes, brillantes en ocasiones. Sus respectivas formaciones (PSOE e IU) se pueden beneficiar en el ciclo electoral de ese asentamiento de sus liderazgos.
5-. Dos dirigentes que no están en el Congreso, Pablo Iglesias y Albert Rivera, también aprovechan el debate para reforzarse. Si nos creemos las encuestas más recientes, entre sus dos formaciones, hoy todavía extraparlamentarias, sumarían casi el 40% del electorado: a Podemos le dan diferentes sondeos en torno al 25% de los votos; y a Ciudadanos, más del 13% y subiendo. Es lógico que hayan aprovechado uno y otro esa realidad social para pedir foco (y es lógico también que a los que ya están en el Parlamento les incomode, pero así es la política).
6.- Hay partido por la hegemonía de la izquierda, con dos formaciones disputándosela, PSOE y Podemos, y una tercera más pequeña, IU, que –si arregla o al menos minimiza sus peleas internas- aún puede ser la llave que dé o quite mayorías en algunas autonómicas y municipales de mayo.
Y 7-. La anécdota de Celia Villalobos, vicepresidenta del Congreso, jugando con su tableta justo cuando estaba en funciones de presidenta y hablaba en la tribuna su jefe de filas, Mariano Rajoy, es quizás más categoría que anécdota. Aumenta el descrédito que parte de la clase política española se ha ganado durante los últimos años. Y la actitud del presidente del Congreso, Jesús Posada, excusándola («Ni me ha dado explicaciones ni se las voy a pedir») empeora aún las cosas. Algunos políticos están ganándose a pulso su despido por parte de los ciudadanos.

Podemos, extrema izquierda; PSOE, centro; PP, extrema derecha

«El CIS certifica el fin del bipartidismo», hemos titulado varios medios algunas informaciones sobre el Barómetro del CIS hecho público ayer, que presenta un panorama político muy diferente al de las últimas elecciones generales, las de noviembre de 2011.
En aquellas, los dos grandes partidos que se alternan en el poder en España desde hace tres décadas sumaban el 72,39% de los votos: el PP, con 10,86 millones de votos, logró el 44,62% de las papeletas; y el PSOE, con 7 millones, el 28,75%. El tercero en discordia, IU, quedó muy lejos, con 1,68 millones de votos y el 6,92% de las papeletas.
Ahora, según el Barómetro del CIS, hay un tercero, y muy fuerte: Podemos, la formación fundada hace apenas un año por un grupo de profesores universitarios y liderada por Pablo Iglesias. Tan fuerte, que Podemos compite de igual a igual con los dos formaciones tradicionales, y ya habría superado a una de ellas en voto total y a las dos en voto directo. Según el Barómetro, si hoy hubiera elecciones generales, el PP tendría el 27,3% de los votos, Podemos el 23,9% y el PSOE el 22,2%. En voto directo, en la respuesta espontánea de los encuestados por el CIS, Podemos es la primera fuerza, con el 19,3%, y supera de largo a los dos partidos tradicionales, que están casi igualados: el PP, con el 12,9%; y el PSOE, con el 12,4%.
Todo indica que el espectacular crecimiento de Podemos es a costa, sobre todo, de PSOE, de IU… y del PP. En la letra pequeña del Barómetro hay datos muy ilustrativos. El 26,1% de los ciudadanos que en 2011 votaron al PSOE lo harían hoy a Podemos, luego Podemos le ha quitado ya al PSOE unos 1,83 millones de votos (el 26,1% de los 7 millones de votos totales del PSOE en 2011). El 40,6% de los que en 2011 votaron a IU dicen q hoy votarían al partido de Pablo Iglesias, luego Podemos le ha quitado a IU unos 682.000 votos. Y el 7,3% de los que en 2011 votaron al partido de Rajoy dicen que hoy lo harían a la formación de Iglesias, luego Podemos le ha quitado al PP unos 793.000 votos (el 7,3% de 10,86 millones). Además, pesca unos 262.000 votos que en 2011 fueron de UPyD, de otros partidos aún más pequeños, de de antiguos abstencionistas, de jóvenes que han llegado ahora a la edad de votar…
El Barómetro del CIS incluye siempre unas preguntas sobre la llamada escala ideológica. Proponen al encuestado que, en una escala en la que el 1 fuera la extrema izquierda y el 10 la extrema derecha (y el 5,5, por tanto, el centro exacto), se coloque a sí mismo y coloque a los principales partidos. Pues bien: la posición media de los encuestados en el Barómetro publicado ayer fue de 4,55, luego se podría afirmar que el conjunto de la población española es de centro izquierda. Al PSOE le colocan los encuestados en una media de 4,62, cerca del centro matemático y muy cerca de la media de la población. Se le ve, por tanto, como un partido de centro. La ubicación media que le sale a Podemos es 2,28, luego se le ve como casi de extrema izquierda; y la de del PP, 8,17, casi de extrema derecha.
Con ese panorama, se diría que la formación con más posibilidades de crecimiento es el PSOE, que tiene bastante lejos a su izquierda a Podemos y lejísimos a su derecha al PP, pero lo cierto es que uno y otro le están mordiendo a él en los respectivos flancos y, además, los socialistas tienen a su izquierda a un mediano partido estatal (IU, 2,62 en la escala ideológica) y a algunos territoriales (ERC, 3,53 en la escala; Compromís-Equo, 3,42) y a su derecha a otros dos medianos estatales: Ciudadanos (5,14 en la escala) y UPyD (5,34).
Como hemos visto con la trasversalidad de Podemos, que logra apoyos en zonas ideológicas muy distantes de la suya, los ciudadanos no se mueven en las urnas sólo por ideología. Hay muchos otros factores en la toma de decisión del voto. Pero todo indica que la batalla del centro, la batalla por seducir a los ciudadanos que se autoubican en los espacios centrales de la escala ideológica -en el 3, el 16,4% del total; en el 4, el 14,3%; en el 5, el 21,1%; y en el 6, el 8,5%; total, el 60,3%- será decisiva.

Las europeas, un DAFO a los partidos

Las elecciones europeas del próximo 25 de mayo están adquiriendo un enorme interés político. No solo porque a los ciudadanos nos afectan cada vez más las decisiones que se toman en los organismos europeos, como hemos visto durante estos últimos años con la gestión de la gran crisis económica, sino también porque todos los partidos –grandes y pequeños, viejos y nuevos- afrontan la cita en clave interna y casi como un DAFO: las urnas van a medir a cada uno sus debilidades, sus amenazas, sus fortalezas y sus oportunidades.
-El PP se juega mucho en la victoria y en la derrota, aunque sean una u otra por muy pocos votos respecto al PSOE. Si gana, abortará todo debate interno sobre el liderazgo de Rajoy, deducirá que el desgaste de reputación y de credibilidad ante los ciudadanos que está sufriendo desde que gobierna va a ir a menos en la segunda parte de la legislatura y se convencerá de que el partido llegará a las citas electorales de 2015 (municipales, autonómicas y generales) con muchas posibilidades de conservar el poder que tiene en todos esos niveles de la Administración. Si pierde, temerá que se forme un sunami que le acabe arrebatando buena parte de ese poder, y quizás reaccione cambiando algunas de sus políticas actuales y, probablemente, los cabezas de lista donde lo vea más difícil. Además, verá en las europeas cuántos votos se le van por su derecha a la incipiente Vox y cuantos por otros flancos a UPyD o incluso al PSOE. Y estarán en el PP –como en el PSOE- muy atentos a otro dato: ¿la suma de PP+PSOE (73,35% de los votos en las últimas generales, en 2011; 82,05% de los votos en las últimas europeas, en 2009) se irá, como indican muchas encuestas, por debajo del 65%? ¿Será el principio del fin del bipartidismo?
-El PSOE también se juega mucho en ganar o perder ante el PP, aunque sea por poco margen. La victoria la interpretarían los socialistas como un cambio de ciclo y como la antesala de su vuelta al poder en todos los niveles de la Administración, y probablemente animaría a Rubalcaba a presentarse en las primarias de este otoño. La derrota, sobre todo si fuera amplia, abriría una nueva crisis y quizá acelerara y profundizara los procesos internos de cambio, tanto de personas como de ideas. Si la derrota frente el PP viene además acompañada de indicios sólidos del fin del bipartidismo (suma PP+PSOE muy a la baja) y de subidas tan pronunciadas de IU y UPyD como auguran algunas encuestas, el pánico puede extenderse entre los socialistas.
-IU va a la cita de mayo con una certeza y una incógnita. La certeza de que mejorará muchísimo sus resultados tanto de las anteriores europeas (3,77% de los votos en 2009) como de las últimas generales (6,92%), casi todo a costa del PSOE, y la incógnita de si Cayo Lara y su equipo lograrán aglutinar en su candidatura algunas pequeñas formaciones territoriales de izquierdas (como Chunta Aragonesista, que sí) y sobre todo, de cuánto le frenarán en su despegue las pequeñas formaciones que no aglutine en su mismo espectro ideológico: Equo, Podemos, etc.
-UPyD, la formación de Rosa Díez, que en las anteriores europeas de 2009 casi era una recién nacida y aun así logró unos 450.000 votos (el 2,89% del total) y un escaño, aspira también a crecer mucho, pero tiene una incertidumbre aún mayor que IU: cuántos votos le disputará Ciudadanos, la formación liderada por Albert Rivera, muy pujante en Cataluña y que va a concurrir a estos comicios de mayo casi como un test para decidir después si lo hace en toda España en municipales, autonómicas o generales.
-ERC afronta también como un test las europeas, en este caso para medir sus fuerzas reales en la gran operación política en la que está embarcada y que va a ser el eje de su campaña: la independencia de Cataluña. Ha descartado tanto ir con Bildu –no quiere que se le relacione en estos momentos con nada que recuerde a ETA- como hacerlo con CiU, que sondeó al partido de Oriol Junqueras la posibilidad de montar un frente soberanista que disimulara el desgaste de la formación de Artur Mas.
-CiU y PNV irán finalmente juntos y con Coalición Canaria y Compromiso por Galicia, como hicieron en 2009. Entonces lograron un meritorio 5,18% de los votos que ahora tienen difícil repetir por el desgaste de los catalanes en su proceso soberanista. La alianza, de todos modos, le deja más cómoda a Unió, aterrada ante la posibilidad del frente CiU+ERC intentado por Convergencia.
-Bildu es muy probable que reúna no solo a todas las formaciones independentistas vascas -Sortu, EA, Alternativa, Aralar- sino también a algunas otras formaciones similares de otros territorios, como la catalana CUP.
-¿Y la abstención? Esa es una de las grandes incógnitas. O de las grandes certezas. En las últimas europeas, hace casi cinco años, sólo votó en España el 44,9% del censo electoral. Ahora la participación puede ser incluso inferior. Hay un dato en el último Barómetro del CIS, de la semana pasada, que inquieta especialmente a todos los partidos. Los que dicen que ahora no votarían en unas elecciones (24,2%) más los que aseguran que lo harían en blanco (8,1%) suman el 32,3% del electorado, casi tanto como la suma en voto directo en ese mismo Barómetro de PP (10,8%) más PSOE (11,8%) más IU (7,1%) más UPyD (4,6%) juntos.
Las urnas de mayo pueden suponer, en definitiva, el rechazo frontal al sistema de partidos y la crítica dura a la clase política de una parte muy significativa de la sociedad española.

Suspenso a todo el Gobierno

El Barómetro del CIS de abril, que acaba de hacerse público, certifica oficialmente un secreto a voces: el Gobierno de Mariano Rajoy ha sufrido un desgaste brutal en los apenas cuatro meses que lleva en el poder. Todos los miembros del Gobierno suspenden, incluido su presidente.

El PP, que en las elecciones de noviembre pasado tuvo el 44,62% de los votos, caía al 42,7% en el anterior Barómetro con intención de voto, en enero pasado, y ahora cae aún más, al 40,6%.

El PSOE se recupera un poco. En noviembre logró el 28,73% y en el Barómetro de enero retrocedía un poquito, al 28%, y ahora sube el 29,6%

IU sigue creciendo en apoyos ciudadanos: el 6,92% de voto real en noviembre, el 7,9% en el Barómetro de enero, el 8,6% ahora. UPyD retrocede un poco: 4,69% en noviembre, 5,7% en enero, 5,1% ahora. CiU se recupera ligeramente: 4,17% en noviembre, 3,4% en enero, 3,8% ahora.

Pero en los dirigentes políticos, tendencia unánime a la baja en la valoración de los ciudadanos, sea cual sea el partido, y todos suspensos: Rajoy, de una nota 4,55 en enero a 3,84 ahora. Rubalcaba, de 4,25 a 4,11. Cayo Lara, de 4,17 a 3,95. Rosa Díez, de 4,75 a 4,47. Durán 4,13 a 3,96.

Y en el Gobierno, que tenía tres ministros con aprobado en enero (Soraya, Gallardón y Ana Pastor), suspende ahora al completo. La nota más alta es para Gallardón, 4,31 (hace tres meses tenía 5,41). La más baja, Wert: 3,19. Soraya obtiene un 4,22. Los ministros económicos, muy mal vistos: Guindos, 3,71. Montoro, 3,77. Soria, 3,82. Báñez, 3,51.

El trabajo de campo se hizo del 9 al 17 de abril, y desde entonces el Gobierno ha tomado más medidas impopulares y de recortes. Probablemente la valoración de Rajoy y de sus ministros esté aún peor hoy día.

El 25-M, en 7 claves

1. El PP logra una gran victoria electoral y dos fracasos políticos. La victoria, en Andalucía. Los fracasos, en Andalucía también, porque no va a gobernar, que es a lo que Rajoy aspiraba y los sondeos auguraban; y en Asturias, porque sigue siendo el tercer partido, por detrás del escindido Cascos.
2. Los electores le dan a Rajoy un aviso. Sea por los recortes o porque no quieren otorgarle a su partido más poder, lo cierto es que el PP retrocede respecto a los resultados de las generales, hace cinco meses. En Andalucía, 5 puntos porcentuales y 415.000 votos menos. Mucho desgaste en tan corto periodo gobernando.
3. Alivio para el PSOE. Los datos indican que el enorme castigo electoral que sufre por la crisis desde hace 9 meses (autonómicas y locales de mayo 2011, y generales de noviembre) puede haber llegado a su fin. Es una buena noticia para Rubalcaba, si bien en clave interna de lucha de poder en el partido no lo es tanto: Andalucía y Griñán estuvieron más cerca de Chacón que de Rubalcaba en el reciente congreso socialista.
4. IU se refuerza como la alternativa de izquierdas. Sube muchísimo en votos totales, en porcentajes y en escaños. Sobre todo en Andalucía, donde es clave para que el PSOE gobierne.
5. UPyD sigue creciendo, sobre todo en votos, pero le sigue costando mucho convertirlos en escaños. Sus casi 130.000 sufragios andaluces no le dan un solo escaño.
6. Los ciudadanos, muy alejados de los políticos. La participación es baja en ambos comicios, pese a lo mucho que se jugaban ayer Andalucía y Asturias.

7. Si los éxitos previstos del PP iban a enfriar la huelga, ¿los fracasos van a calentarla?

Cascos inquieta al PP

La noticia de que Francisco Álvarez Cascos y su Foro Asturias Ciudadanos (FAC) se presentará a las elecciones generales del 20 de noviembre no sólo por Asturias sino también por Madrid mete una pequeña incertidumbre a la previsible victoria por goleada del PP en esa cita. Cuando en enero pasado Cascos abandonó despechado el PP y comenzó a montar su propia formación política para concurrir a las autonómicas asturianas, nadie en la dirección del partido de Mariano Rajoy pensó que su ex secretario general llegaría tan lejos: a la Presidencia del Principado, tras ganar en escaños al PSOE (16 a 15, pese a que en votos ganaron los socialistas) y degradar al PP regional a la tercera posición, con 10 escaños. Ahora, en el PP le han cogido a Cascos más respeto. O más miedo.
Asturias reparte en las generales 8 escaños del Congreso de los Diputados. En las elecciones de 2008, 4 fueron para el PSOE y 4 para el PP. Con los votos de las autonómicas de mayo pasado, el reparto ahora sería muy diferente: el PSOE se llevaría 3, aunque el último por los pelos; FAC se haría con 2 y tendría muy cerca el tercero, a costa del PSOE; el PP lograría 2, pero el segundo quedaría al alcance tanto del PSOE como de FAC, e IU conseguiría 1. Dicho de otro modo: por el efecto Cascos, el PP puede perder en Asturias 2 o 3 diputados que ahora tiene.
En Madrid, los cálculos son más difíciles, puesto que FAC no concurrió a las autonómicas de mayo. En 2008, esa circunscripción repartió 35 escaños (ahora serán 36, gana uno por población), y quedaron así: 18 para el PP, 15 para el PSOE, 1 para IU y 1 para UPyD, el que logró Rosa Díez. El escaño está muy caro en Madrid. A UPyD le costó 131.242 votos. ¿Los conseguirá el partido de Cascos (sin él a la cabeza, no se olvide)? ¿A quién le quitará votos y quizás escaños? ¿Al PP, a UPyD…?
Y otras preguntas que probablemente se estén haciendo los dirigentes y los estrategas del PP: ¿A qué juega Cascos? Con el anuncio de que se presentará en Madrid si puede (la reciente reforma de la ley electoral le exige previamente una recogida de firmas), ¿Cascos está solo intentando reforzar su partido regionalista asturiano o está más bien ensayando el despliegue de una formación de derechas de ámbito estatal y con líder fuerte, el propio Cascos, que compita directamente con la del presunto blando Rajoy? ¿Anunciará en breve que FAC se presenta el 20N en otras circunscripciones, además de Asturias y Madrid? ¿Qué pasaría en los votos y en la asignación de escaños de esas circunscripciones si lo hiciera?
Los expertos electorales eran hasta ahora casi unánimes en sus pronósticos para el 20N: el PP apenas notaría el desgaste de los recortes de sus gobiernos regionales y mantendría el aluvión de votos de las autonómicas y municipales de mayo pasado; el PSOE de Rubalcaba perdería tantos votos que caería al entorno de 130-120 diputados (con Almunia, en 2000, tuvo 125); el voto de izquierdas que no vaya a los socialistas se atomizará entre IU, la novedosa Equo y la abstención y todo ello propiciará una mayoría absoluta del PP.
Ahora, con Cascos dispuesto a bailar en más pistas que la asturiana, el voto de derechas también podría disgregarse un poco y la quiniela de la mayoría absoluta del PP ya no estaría tan segura.

Los partidos se están derechizando, y sobre todo el PP

Los Barómetros del CIS con datos electorales, como el de ayer, tienen dos preguntas en las que los medios de comunicación nos fijamos poco, pero a las que los sociólogos y politólogos les dan una extraordinaria importancia. En la primera de ellas, le dicen al entrevistado: “Cuando se habla de política, se utilizan normalmente las expresiones izquierda y derecha. En esta tarjeta hay una serie de casillas que van de izquierda a derecha. ¿En qué casilla se colocaría Ud.?”
En la tarjeta, el 1 es la extrema izquierda y el 10 es la extrema derecha, luego el centro es el 5,5.
En el Barómetro hecho público ayer, la media de la población se colocó en 4,75, luego el conjunto de los españoles están escorados a la izquierda. En el anterior Barómetro con esta pregunta, en abril, la nota media fue exactamente la misma: 4,75, luego el conjunto de la población se ha mantenido ideológicamente donde estaba, sin moverse.
Los que sí se han movido han sido los partidos políticos. Dice la otra pregunta: “¿Y en qué casilla de esa misma escala colocaría Ud. a cada uno de los siguientes partidos?”. Pues bien: a los ojos de los ciudadanos, los cuatro principales partidos de ámbito estatal se han deslizado en los 3 últimos meses hacia la derecha, sobre todo el de derechas, el PP.
Al PSOE los encuestados lo colocaban en abril en 4,15 en la escala ideológica, y ahora en julio en 4,19, luego lo ven de centro izquierda pero derechizado en 4 centésimas. IU/ICV ha pasado de 2,48 a 2,54, luego se lo considera de izquierda, pero se ha derechizado en 6 centésimas. UPyD ha pasado de 5,12 a 5,23, luego está casi en el centro pero se ha derechizado en 11 centésimas. Y el PP ha pasado de 7,70 en abril a 7,95 en julio, luego se percibe que estaba muy en la derecha y que se ha derechizado bastante más, nada menos que 25 centésimas en un trimestre.
Los expertos creen que el deslizamiento de las tres primeras formaciones (4, 6 y 11 centésimas) no es significativo en términos estadísticos, pero piensan que sí lo pueden ser las 25 centésimas del PP de un golpe. “Normalmente –me cuentan-, saltos súbitos como estos sólo se producen cuando le pasa algo muy significativo y muy brusco a un partido. Le pasó, por ejemplo, al PSOE tras los recortes de Zapatero de 2010. Los ciudadanos vieron al PSOE en el siguiente Barómetro como derechizado de pronto, pero luego fue volviendo a la posición anterior».
¿Que han visto los ciudadanos en el PP de Mariano Rajoy en el último trimestre? ¿La dura campaña electoral local y autonómica, la victoria el 22 de mayo y las primeras decisiones de sus equipos al entrar a gobernar en casi todas las comunidades y muchos grandes ayuntamientos, el exceso de mensajes de derecha casi extrema de Aznar o de Mayor Oreja…?