¡Que paren las máquinas! ¡Que paren las máquinas!

¡Que paren las máquinas! El director de 20 minutos y de 20minutos.es cuenta, entre otras cosas, algunas interioridades del diario

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Javier de Sevilla y Jesús de Nazaret

La columna de hoy de Juan José Millás en El País se titula ‘Hombres medicina’. (Las negritas y los enlaces son míos):

«La Iglesia ha vuelto a armarla con ese crío andaluz, popularmente llamado el bebé medicina, que para los obispos ha nacido con dos pecados originales: el de todos nosotros y el de la ingeniería genética. El de todos nosotros, por cierto, comienza a cargar. La Conferencia Episcopal no ha pedido perdón por los crímenes reales cometidos por los suyos en colaboración con Franco hace dos días, y pretende que usted y yo nos demos golpes en el pecho por algo sucedido en el principio de los tiempos y en el interior de una novela (la Biblia), que por otra parte nos parece magnífica. ¿Cómo se puede vivir en una confusión de este tamaño?

Dos pecados originales, pues. Pobre niño, con menuda carga simbólica viene al mundo. Tendrá que sufrir por lo que hizo Eva y por lo que hicieron los médicos. Históricamente hemos aceptado que los hijos sean producto del azar, fruto del deseo, mano de obra barata u objetos de consumo. ¿Por qué no admitir esta función salvadora que no excluye ninguna de las otras? ¿Por qué referirse al niño, peyorativamente, como el bebé medicina? ¿Acaso no fue Cristo un hombre medicina? Después de todo, vino al mundo con el objeto de salvar, no ya a un hermano, sino a la humanidad entera. En cuanto a su concepción, también fue el resultado de algún tipo de manipulación genética, pues su madre se quedó embarazada sin comerlo ni beberlo, por medio de una paloma, eso es lo que dicen. ¿A qué, pues, tanto escándalo con el bebé medicina? En lugar de satanizarle, pobre, deberían celebrar su llegada como una revelación. Ojalá todos los seres humanos fueran alumbrados para salvar a alguien. La humanidad entrará en una nueva era el día en el que la reproducción -asistida o no- carezca de otro sentido que el de provocar la vida, pues hasta ahora sólo hemos demostrado cierta habilidad para producir la muerte».

Zapatero, el laico: «La Biblia en las tomas de posesión es una tradición. A mí no me molesta»

Zapatero, entrevistado hoy en Público:

«¿Para cuándo se va a quitar la Biblia de las tomas de posesión?

Eso es una tradición que está ahí. No olvidemos que juramos ante el jefe del Estado. Yo prometo, pero a mí, personalmente, no me molesta. Soy un defensor del Estado laico, pero sin obsesionarme.

¿Cree necesario renegociar el Concordato con la Iglesia, o es un asunto intocable?

Algún acuerdo con la Iglesia hay que tener. Lo dice la Constitución. Muchas veces yo lo recuerdo y lo tengo presente. Esa relación es perfectamente compatible con mi convicción y mi acción en pro de un Estado aconfesional y laico. Ha habido mucha gente que habla de laicismo y que critica a veces al Gobierno. Pero el Gobierno que ha llevado las leyes más avanzadas, demostrando que no tiene ningún condicionante por las tesis de la Iglesia católica, es este Gobierno. Me sorprende ver determinadas críticas.

Después de la oposición radical a la ley del matrimonio homosexual, la reforma del divorcio, la de Educación para la Ciudadanía, quizá usted no quiera más confrontación con la Iglesia…

Ser un Estado aconfesional no significa ser un Estado contraconfesional. Lo digo como un laico practicante. Pero dentro de mi concepción de la democracia y del socialismo está el respetar que cualquier ciudadano, ejerza un cargo público o no, vaya a misa, y que eso no sea objeto de censura. Me ha parecido una posición incomprensible el que se critique a alguien que accede a un cargo público importante porque tenga una práctica religiosa.

Se refiere a Carlos Dívar, el nuevo presidente del Poder Judicial.

Sí, me refiero a Carlos Dívar.

Carlos Dívar dijo textualmente: «Solo en amar a Cristo y en hacerle amar en una vida coherente y cabal se encuentra la única verdadera Justicia». ¿Le parece lógico que un juez que considera los principios de su fe como la verdadera justicia presida el máximo órgano de los jueces en un país aconfesional?

Absolutamente. Yo procuro ser coherente con mis principios. Es muy ejemplificador lo que ha pasado con Carlos Dívar. Cuando me sugirieron su nombre, analicé su trayectoria profesional e institucional, pero, al igual que no hago con ninguna otra persona, no indagué, porque no forma parte de mi visión de la vida democrática, si iba a misa o si era evangelista, o había apostatado. No lo hago con nadie. Lo otro me parece precisamente lo que desde los fundamentalismos religiosos se practica y yo combato. En mi concepción de la democracia, el respeto a la práctica religiosa ha de ser absoluto. Soy tan combativo en eso como lo soy cuando los obispos han intentado impedir leyes aprobadas por el Parlamento».

En febrero, en vísperas electorales, el presidente estaba bastante menos contemporizador con la Iglesia.

10 mandamientos para un Estado laico

I. Educarás en igualdad

II. No sermonearás fuera del púlpito

III. No impondrás tus símbolos al Estado

IV. No mezclarás la gloria terrenal y celestial

V. No acapararás las fiestas del calendario

VI. No invadirás instituciones públicas

VII. Cederás tu patrimonio al Estado

VIII. Acatarás la ley de datos

IX. No utilizarás los medios públicos

X. Te autofinanciarás

Son los 10 mandamientos para un Estado laico que Público propone a la Iglesia después de que la vicepresidenta Fernández de la Vega anunciara hace tres días que el Gobierno quiere avanzar en la laicidad del Estado.

Será probablemente una de las polémicas de la legislatura.

Los crímenes de la Iglesia


«La puta, la gran puta, la grandísima puta, la santurrona, la simoníaca, la inquisidora, la torturadora, la falsificadora, la asesina, la fea, la loca, la mala; la del Santo Oficio y el Índice de Libros Prohibidos; la de las Cruzadas y la noche de San Bartolomé; la que saqueó Constantinopla y bañó de sangre a Jesusalén; la que exterminó a los albigenses y a los veinte mil habitantes de Beziers; la que arrasó con las culturas indígenas de América; la que quemó a Sagarelli en Parma. a Juan Hus en Constanza y a Giordano Bruno en Roma; la detractora de la ciencia, la enemiga de la verdad, la adulteradora de la Historia; la perseguidora de judíos, la encendedora de hogueras, la quemadora de herejes y brujas; la estafadora de viudas, la cazadora de herencias, la vendedora de indulgencias; la que inventó a Cristoloco el rabioso y a Pedropiedra el estulto; la que promete el reino soso de los cielos y amenaza con el fuego eterno del infierno; la que amordaza la palabra y aherroja la libertad del alma; la que reprime a las demás religiones donde manda y exige libertad de culto donde no manda; la que nunca ha querido a los animales ni les ha tenido compasión; la oscurantista, la impostora, la embaucadora, la difamadora, la calumniadora, la repimida, la represora, la mirona, la fisgona, la contumaz, la relapsa, la corrupta, la hipócrita, la parásita, la zángana; la antisemita, la esclavista, la homofóbica, la misógina; la carnívora, la carnicera, la limosnera, la tartufa, la mentirosa, la insidiosa, la traidora, la despojadora, la ladrona, la manipuladora, la depredadora, la opresora; la pérfida, la falaz, la rapaz, la felona; la aberrante, la inconsecuente, la incoherente, la absurda; la cretina, la estulta, la imbécil, la estúpida; la travestida, la mamarracha, la maricona; la autocrática, la despótica, la tiránica; la católica, la apostólica, la romana; la jesuítica, la dominica, la del Opus Dei; la concubina de Constantino, de Justiniano, de Carlomagno; la solapadora de Mussolini y de Hitler; la ramera de las rameras, la meretriz de las meretrices, la puta de Babilonia, la impune bimilenaria tiene cuentas pendientes conmigo desde mi infancia y aquí se las voy a cobrar».

Con este brío arranca La puta de Babilonia, el demoledor pliego de cargos del novelista y ensayista colombiano-mexicano Fernando Vallejo (La Virgen de los sicarios, El río del tiempo…) sobre la Iglesia.

El libro lo ha editado Seix Barral y me lo ha regalado, en estas vísperas navideñas, Manolo Saco, que me dice que se está vendiendo como churros.