¡Que paren las máquinas! ¡Que paren las máquinas!

¡Que paren las máquinas! El director de 20 minutos y de 20minutos.es cuenta, entre otras cosas, algunas interioridades del diario

Archivo de abril, 2016

El Congreso lleva a los tribunales al Gobierno insumiso

El estado de insumisión, rebeldía y aconstitucionalidad en que se ha declarado el Gobierno Rajoy respecto a las Cortes es uno de los grandes escándalos democráticos de lo que va de siglo y de parte del anterior, desde la primera Transición. Un colofón con el que uno de los Ejecutivos españoles más prepotentes que vieron los tiempos, que ha legislado cuatro años a golpe de decreto ley, se hace un homenaje a sí mismo y le hace un desprecio supino a la soberanía popular ejercida en las elecciones del pasado 20 de diciembre.

El Gobierno está en funciones, sí, pero el Congreso de los Diputados no. El Congreso está en pleno ejercicio de sus atribuciones, y no parece lógico, ni jurídico, que un Gobierno en funciones tenga menos obligaciones o más atribuciones que un Gobierno en pleno ejercicio, ni que un Congreso en pleno uso de sus facultades las vea limitadas.

Son muy preocupantes los tics antijurídicos y antidemocráticos del Gobierno Rajoy en sus minutos basura. Durante la reciente campaña electoral, tanto el presidente del Gobierno como muchos de sus ministros y diferentes dirigentes del PP se empecinaron en decir, reiterar, repetir y tripitir, a ver si colaba, que tras el 20-D tenía que gobernar el partido más votado, que eso era «lo democrático y lo legal». No es verdad, y ellos lo saben. Saben que el artículo 99 de la Constitución -tan invocada a su conveniencia por el Partido Popular para otros asuntos- dispone taxativamente que no gobierna quien gana unas elecciones con los votos de los ciudadanos, sino quien consigue la investidura con el apoyo de un determinado número de diputados.

Mira uno ahora atentamente la Constitución y encuentra una y otra vez disposiciones como la del artículo 66, que dice que «las Cortes Generales ejercen la potestad legislativa del Estado, aprueban sus Presupuestos, controlan la acción del Gobierno y tienen las demás competencias que les atribuya la Constitución» o la del 110 –«Las Cámaras y sus Comisiones pueden reclamar la presencia de los miembros del Gobierno»– o la del 111 –«El Gobierno y cada uno de sus miembros están sometidos a las interpelaciones y preguntas que se le formulen en las Cámaras»-, y no encuentra ningún artículo que diga que un Gobierno en funciones queda exento de esas obligaciones.

Hoy, todos los grupos, salvo el PP, han reprochado en el Congreso al Gobierno que no se someta al control parlamentario y han aprobado llevar su negativa ante el Tribunal Constitucional. Que no tarden en hacerlo y que no tarde el Constitucional en pronunciarse y acertar.

 

Las mujeres, más pesimistas que los hombres.

No sé si por la incertidumbre política, o porque el Gobierno está en funciones y desaparecido, o porque los que negocian un nuevo Gobierno, apenas avanzan, o porque menudean los indicadores económicos adversos, o porque aún parece que no despega del todo la primavera… pero lo cierto es que un aire pesimista se está instalando sobre la sociedad española en las últimas semanas, como un fatum ineludible. Dice el CIS en su Barómetro de marzo, hecho público hace pocas horas, que el 42,3% de sus encuestados -que es como decir el 42,3% de los españoles- cree que la situación política actual en España es «muy mala» y el 37,6% «mala» a secas. Total, que 8 de cada 10 ven -o vemos- la cosa negra o muy negra. En cuanto a la situación económica, también la pintamos oscura. El 43,3% cree es «mala» y el 24,8% que es «muy mala».

Pero hay algunos datos en la letra pequeña que llaman aún más la atención. Preguntadas sobre la situación económica, el 44,5% de las mujeres la califican de «mala» y el 25,7% de muy mala, frente al 42,1% y el 23,9% de los hombres. Total, en lo económico, 6 puntos porcentuales más de mujeres pesimistas que de hombres pesimistas. Sobre la situación política, disparidad también, aunque no tanta. Es «muy mala» para 40,9% de los hombres… y para el 43,5% de las mujeres.

Las mujeres, en general, más pesimistas… O quizás más realistas, menos crédulas.

La atención a los parados sigue empeorando

Datos agridulces los que ha hecho públicos esta mañana el Ministerio de Empleo. El paro registrado bajó en marzo, sí, y la afiliación a la Seguridad Social subió, pero en ambos casos con menos fuerza que en la Semana Santa del pasado año, como bien ha relatado Héctor Garrido en esta información. Los indicadores de que nuestro crecimiento económico se ralentiza son cada vez más numerosos.

¿Y los parados? El abandono al que los ha sometido el Gobierno de Rajoy continúa con éste en funciones. Con un solo matiz: la cuantía media bruta mensual que cobran los parados que cobran es el único dato que esta vez no empeora: en febrero de 2013, los parados que cobraban recibían 860,3 euros brutos de media. En febrero de 2014, 823,3 euros. En febrero de 2015, 810,0 euros. En febrero de este año, 810,9 euros. Un ligerísimo repunte.

El resto de datos son más sangrantes:

  • Parados cobrando. En febrero de 2013, cobraban alguna prestación 3.034.866 parados. En febrero de 2014, un 9,4% menos: 2.750.074 parados. En febrero del año pasado, otro 13,7% menos: 2.372.615. En febrero de este año, otro 9,5% menos: 2.147.533 parados cobrando. Casi 900.000 parados menos cobrando en tres años.
  • Parados cobrando, en porcentaje. En febrero de 2013, cobraban prestación el 63,25% de los parados. En febrero de 2014, el 60,33%. En febrero de 2015, el 55,72%. En febrero de este año, el 54,76%. Ocho puntos porcentuales menos de parados cobrando en tres años
  • Gasto del Estado en atender a los parados. En febrero de 2013, el Estado gastó en atender a los parados 2.720 millones de euros. En febrero de 2014, 2.289 millones. En febrero de 2015, 1.881 millones. En febrero de este año, 1.693 millones de euros. Mil millones menos al mes en atender a los parados en tres años. 

Los negociadores que desde los distintos partidos buscan un acuerdo de Gobierno deberían tener estos datos delante de modo permanente. Estamos ante una emergencia social.

La herencia que nos dejan Rajoy, Montoro y Asociados

«Hay margen», decían Rajoy, Montoro, Guindos y asociados hace unos meses, cuando anunciaban ufanos que el Gobierno, en su generosidad, adelantaba la rebaja en el IRPF. «El empleo crece a toda velocidad, y el número de cotizantes a la Seguridad Social también», proclamaban Rajoy, Báñez y compañía durante todo 2015 enarbolando la mano de los discursos aleccionadores (mientras con la otra iban vaciando mucho a mucho la hucha de las pensiones, que se ha quedado en la mitad).

Y no, no había margen. Los ingresos del Estado no se recuperaban al ritmo que prometían los grandes datos macroeconómicos, y el empleo que se creaba era tan mal pagado y tan precario que su aportación en cotizaciones a la caja común era muy endeble. Decían que había margen porque venía un ciclo electoral en el que el PP quería reconciliarse con los electores, quería regar su voto. (Y llaman a otros «populistas»). Pero no, no había margen, como ha reconocido de hecho ahora el Gobierno al admitir que le deja al siguiente, sea el que sea, y a todos nosotros, los contribuyentes, un agujero de 10.000 millones de euros. ¡Toma herencia recibida!

El agujero fiscal -y el regalo fiscal que le hizo el Gobierno Rajoy «a los que más tienen»– es el colofón, la guinda estelar de un Ejecutivo que ha conseguido la cuadratura del círculo de ser a la vez malo para las arcas públicas y también malo para los bolsillos privados (salvo el de los que más tienen).

El remate de sainete del drama fue ayer, cuando preguntado el ministro Montoro cómo es que el presidente Rajoy decía hace pocas semanas que el déficit había sido del 4,5%, y ha resultado finalmente del 5,16% (unos 6.000 millones de diferencia, una nadería), contestó: «El presidente no tiene ningún tipo de información».

He mirado en el BOE esta mañana, a ver si venían o la destitución del ministro o la dimisión del presidente, o ambas cosas. Y no, no está ninguna de ellas.