¡Que paren las máquinas! ¡Que paren las máquinas!

¡Que paren las máquinas! El director de 20 minutos y de 20minutos.es cuenta, entre otras cosas, algunas interioridades del diario

PP+PSOE, 22,6%; no votaría+voto en blanco, 32,3%

6 comentarios

  1. «Aunque estoy convencida de que hay millones de españoles que saben con certeza que no son de UPyD, no me sorprendería que, como ha dicho Rosa Díez, hubiera otros tantos millones que no supieran que lo son o si lo son o no lo son. Lo realmente sorprendente sería que lo supieran, porque, desde luego, entender algo de lo que UPyD propone (o no) entraña grandes dificultades. Imagino que sus electores y militantes deben estar acostumbrados a internarse en tortuosas investigaciones a fin de extraer alguna conclusión sobre la posición política propia que les deje dormir tranquilos. Ser o no ser.

    Yo misma, quizá en algún momento en que he sido, inconscientemente, de UPyD, me he dedicado a dilucidar algunas de sus propuestas. Por ejemplo, en uno de sus últimos juegos de prestidigitación, UPyD decidió rechazar el Pacto anti-ley Wert por tratarse de una declaración de intenciones que no podía realizarse en el presente (¿), y porque el acuerdo en el desacuerdo no era un acuerdo que pudiera superar sus desacuerdos con los nacionalistas (periféricos, se entiende, porque ya se sabe que hay un nacionalismo malo y otro bueno, y el periférico es de los malos). Yo deduje entonces que su desacuerdo con los nacionalistas era mucho mayor que su desacuerdo con la contrarreforma educativa del PP, pero nunca he podido confirmarlo. También creí vislumbrar esta cercanía con el PP cuando UPyD afirmó que el copago sanitario no le parecía una mala idea. Lo sé. Que no sea una mala idea, no significa que sea buena. Sin duda, estos enigmas forman parte de ese deporte de riesgo en el que consiste ser de UPyD sin saberlo. Y, acaso, ¿no fueron los magentas los que, junto con CIU y el PP, evitaron que se revisaran los beneficios fiscales de los que disfruta la Iglesia? Nunca me quedó claro porqué. Yo estaba convencida de que, como dice Rosa Díez, las viejas instituciones están en crisis y han de ser superadas, pero la Iglesia no debe ser tan vieja.

    Y lo peor de todo es que a esto ya debería estar acostumbrada porque han sido muchas las ocasiones en las que Rosa Díez ha declarado que su partido no era de derechas, ni de izquierdas, e, incluso, ha llegado a añadir que tampoco era socialdemócrata, aunque ella sí que lo era. Por lo visto, la pareja de baile no es lo que importa, sino la música que se baila, que, en este caso, es la de la política y la regeneración democrática (¿). Esto no he llegado a entenderlo en ningún momento, ni siquiera por aproximación.

    Lamentablemente, me pasó lo mismo hace unos meses cuando intenté buscar una respuesta clara entre los diputados de UPyD a la cuestión del aborto, la violencia de género, o la “fiesta” de los toros. Bien es verdad que Toni Cantó no ayuda, si de claridad se trata, pero hay que reconocer que introduce elementos de performance que refuerzan y adornan el (no)discurso pretendidamente postmoderno del ignoto universo de UPyD. Ahí está su granito de arena, y no es poco.

    Y, bueno, reconozco que me dejó estupefacta otra de las líneas abiertas (abrir se les da bastante mejor que cerrar, eso sí) por el partido “magenta”. UPyD propuso penalizar el negacionismo de los delitos de ETA y de los del franquismo pero se abstuvo en todas las votaciones en las que se planteó la investigación de estos últimos. Y eso que lo tenía bien fácil porque es algo que ha exigido Amnistía Internacional, la Asociación Española para el Derecho Internacional o la Plataforma por la Comisión de la Verdad, integrada por más de cincuenta asociaciones, además de un buen número de partidos políticos en diferentes sedes. Yo, ingenua, siempre pensé que era difícil o, cuando menos, ilegítimo, penalizar la negación de lo que no se conocía, pero seguramente he pecado de exceso de racionalismo. ¿Por qué sería que UPyD se negó a apoyar que nuestro significado 18 de julio figurase como día de condena al franquismo? Soy un mar de dudas.

    En fin, ya es sabido que hay discursos construidos para no ser entendidos, discursos fragmentados en los que se renuncia de forma “total” a una visión “total”. El de UPyD debe ser uno de esos. El problema es que así como en arte o, incluso, en filosofía, estos discursos han sido deconstructivos y críticos, en política suelen orientarse a generar adhesiones impulsivas de corte populista. ¿Lo sabrán (consciente o inconscientemente) los de UPyD?

    Como bien sabe Rosa Díez, y no cesa de repetir, en un momento como éste, en el que la descomposición del bipartidismo es evidente, ser minoría parlamentaria puede ofrecer una ventaja estratégica indudable, pero quizá olvida que formar parte de una minoría o de una mayoría no dice nada de la legitimidad de una propuesta. La legitimidad no es cosa de números, sino de argumentos, y para ser legítimos, los argumentos, además de ser comprensibles y razonables, tienen que ser buenos. Basar la legitimidad de un programa en el simple hecho de no ser PPSOE es radicalmente absurdo, especialmente, si hablamos de un programa ambiguo orientado a la desesperada captación de votos. Siempre es bienvenido que se nos señalen los errores cometidos por los partidos históricos, pero esto no exime a nadie de la necesidad de demostrar que su programa es mejor.

    Lo cierto es que estos partidos “atrapalotodo”, ‘desideologizados’ y pragmáticos han existido siempre, y no tienen nada de novedosos. De hecho, es esta forma de hacer política la que resulta caduca por completo, y es esta misma la que ha contribuido, además, a ese deterioro de las instituciones al que tantas veces alude UPyD. La tesis del “fin de las ideologías”, vulgarizada en su momento por ese gran “humanista” llamado Fukujama, no sólo no fue nunca empíricamente contrastada, un auténtico error histórico, sino que pretendió ser la simple sustitución de una ideología por otra, abiertamente más retrógrada y conservadora. Conviene tenerlo en cuenta».

    por María Eugenia R. Palop
    28/07/2013

    05 febrero 2014 | 23:37

  2. Dice ser Nasciturus

    #Maria Eugenia Palop

    Ciudadano de a pie, sin posibilidades de manifestar en periódicos y otros medios mi opinión sino en unas breves líneas, a cambio de plantearme reflexiones más profundas que las realizadas en el día a día, me pregunto:

    ¿Por qué existe una inquina tan generalizada por UPyD que siempre se manifiesta con una rabia contenida siempre juso al alcanzar la línea roja?

    ¿Por qué quienes conocen mucho más profundamente que los ciudadanos hasta qué punto estan podridos los dos/uno partidos mayoritarios, fomentan con fuerza la aparición de otras formaciones que, con certeza, aliviarian corrupciones, falsa ideologías, populismo… por el SOLO hecho de conseguir media docena de escaños?

    Como siempre, el espacio es muy cicatero para los que no estamos autorizados para crear «opinión», así que me quedo con la reflexión.

    ¿Por qué en otros momentos recientes tuvo valor la frase «que se haga el milagro aunque lo haga el diablo» [y tengo la certeza de que sabe a lo que me refiero], y ahora, a pesar de la basura, prefieren disparar contra el pianista?

    Nota: No me cae especialmente Bien Rosa Díaz, ni Vox, ni X, ni ningún partido, pero nos pueden hacer la gobernanza mejor. ¿Entonces?

    06 febrero 2014 | 08:37

  3. Dice ser @Parado6mill

    La simple exposición de las encuestas, la constatación de que los españoles cada vez estamos más alejados de los políticos, la reiterada llamada a conservar los actuales standard de estado de bienestar que realizan la mayoría de periodistas y sobretodo tertulianos es, a mi modo de ver, como acercarse a un accidente muy fuerte y describirlo, porque primero es mi trabajo de lo que vivo y luego si me sobra tiempo igual echo una mano, pero como siempre al final, ya ha llegado gente para ayudar.
    Los medios de comunicación, y en especial los “grandes” comunicadores, si realmente el país esta como ellos describen en sus crónicas, intervenciones, tertulias, …. deberían estar escudriñando y liderando el conocimiento de cambios, o al menos posibilidades de ello, que se estén generando y que, en su labor de comunicador, ya no hablamos de implicación debería de poner en el conocimiento general.
    Creo que hay mucha gente que esta desencantado con todos y digo con todos los políticos actuales.
    El gran problema es que si te abstienes, voto perdido, si votas en blanco, voto perdido, si votas a un partido muy pequeño, la mayoría de las veces por no votar a los grandes, pues lo mismo voto perdido, todo esto siempre beneficia a los mismos, a los grandes partidos, ellos lo fomentan y de esa forma menos votos para conseguir más escaños. Daré una información si dividimos los electores en las 11 elecciones generales que hemos tenido en 4 bloques, principal partido de la derecha, principal partido de la izquierda, resto de partidos y abstención. El bloque de el resto de partidos en las primeras cinco elecciones solo una vez quedo en 4 posición, el mítico 1982, y con casi el 20 % del censo electoral. En las últimas 6 elecciones siempre ha sido el último, llegando en ocasiones a estar muy cerca del 10 % del censo electoral, hablamos del 2008. El bloque partido de la abstención ha ganado 4 de las 11 y el partido principal de la derecha solo una, la de 1996, y muy ajustada por cierto.
    Hay países donde la abstención esta prohibida, para evitar esto y que un % muy bajo de electores pueda atribuirse la representatividad del resto, simplemente porque no ha votado.
    Aunque sea muy presuntuoso, lo que pretendo con nuestra plataforma, es cambiar la ley electoral para que podamos tomar un mayor control los ciudadanos sobre los políticos.
    El cambio es muy simple, que los ciudadanos que no deseen votar estén representados por el partido abstención. No hay que reformar la constitución, simplemente la ley electoral debe contemplar que los votos de la abstención, se asignarán a un partido que pertenece al estado español y que lo único que hace es dejar los escaños correspondientes VACIOS y vota siempre que no a TODO lo que se presenta.
    Como puede darse el caso de que ese partido tenga mayoría absoluta, habría que añadir que si se diese esa circunstancia, se repiten las elecciones pero para evitar muchas repeticiones, se prohíbe la presentación, en esa repetición unicamente, a los candidatos elegidos del resto de partidos. Porque ese es el resultado real, EL PUEBLO ESPAÑOL NO MQUIERE A ESTOS CANDIDATOS POR FAVOR, SE PUEDEN PRESENTAR OTROS.
    También se puede conseguir, si es un la abstención es bastante fuerte que se obligue a los partidos a pactar más cosas, para que salga adelante, y no que cada vez que llegan al poder nos cambian la ley de educación por ejemplo, que es una vergüenza, no piensan mas allá de la siguiente encuesta el futuro de nuestros hijos les da exactamente igual.
    La abstención es un derecho como otro cualquiera, ya sea por antisocial, desencanto, … todas esas personas no están dispuestas a nada porque el sistema no es capaz de hacer que se movilicen. Pueden decir que es una amalgama de pensamientos, a esto simplemente contestar que cuantos votos tienen los grandes partidos de esos que se dice “tapándose la nariz”, porque no gane el otro.
    Para terminar, siempre vamos a tener abstención claro, pero al ser baja, no afectaría en nada al funcionamiento del sistema, simplemente, nos ahorraríamos unos escaños.
    Con esta modificación podríamos conseguir que nuevas personas llegarán a la política sin tener que pasar por la rueda de los grandes partidos.
    Muchas gracias, si hay alguien interesado cuentosycuentas.com

    06 febrero 2014 | 09:18

  4. Dice ser No significamos nada si no tienes

    Como se puede votar a Europa o a España, es la pregunta. Europa solo pone leyes, que solo cargan a los más débiles y le bajan todo. Luego esta en España la luz Pública y privada. Que entre ellos se vuelven ricos, Se pasaron con querer subir, pero al final lo han conseguido otra vez. Algo público es algo que no se mantiene y el pueblo lo mantiene. Ahora como esta, los políticos sacan todo para poder sacar sus cuentas .Nos matan a tasas 60% es del estado, lo demás dicen es de los Ex políticos privado. Europa se lavas las manos, no hacen nada por que el gobierno te cobra por el sol y viento para poder poner tus paneles privados que no contaminan, pero si contamina el negocio que se han montado, ahora a gastar no sea que por no usar nada ,te cobren mas . Que se dejen los amantes políticos y ex políticos o privado o público. Ahora te cobraran si tienes un huerto ya que los negociantes ganan poco. Como te cobran por el alcantarillado tengas o no tengas mas por litros consumidos. Luego dan el ejemplo… Luego se habla de democracia cuando se tiene mayoría sobre el pueblo. Estén un 75 % en contra se aprueba. Si no se cambia algo la revolución esta en las puertas.

    06 febrero 2014 | 16:27

  5. «Parecía un enfrentamiento “superado”
    Hace unos pocos años, era un tópico poner en duda la vigencia del enfrentamiento izquierda/ derecha. Quizá se trataba de la versión postmoderna del “final de las ideologías” proclamado por Fukuyama tras la caída del muro de Berlín. El capitalismo había derrotado definitivamente a su opositor, y por tanto aparecía como único sistema económico viable.
    El abanico de alternativas quedaba limitado a la posible gestión del capitalismo: más una cuestión de eficacia que de ideología, más técnica que política. A lo más, quedaba un margen para un posible “rostro humano” que permitía diferenciar un centro-izquierda respecto a la derecha, la cual por cierto se autocalificaba de centro-derecha como indicativo de amplio predominio.
    La pregunta “¿qué significa ser de izquierdas hoy en día?” presuponía que no había respuesta contundente en los términos tradicionales de lucha de clases. En todo caso debía buscarse en el eje ético moral: pacifismo, igualdad de género, aborto, respeto a opciones homosexuales,… Con estos ingredientes, se podía tejer ese centro-izquierda a la americana, pero no había espacio para una izquierda radical.

    La voracidad de la derecha
    Quizá Fukuyama hubiera tenido razón si la derecha hubiese sabido administrar su victoria. Pero no ha sido así, y él mismo se ha retractado. Lejos de esa prudencia, la derecha ha abusado de su hegemonía hasta extremos insospechados. No sólo la apropiación de rentas y patrimonio por parte de las élites parece no tener freno, sino que se socavan los pilares fundamentales del pacto social vigente durante buena parte del siglo XX.
    Primero se atacaron los derechos laborales, desde el poder adquisitivo hasta la estabilidad e incluso la sindicación. Después los fiscales, hasta el punto que las rentas de trabajo de las clases bajas y medias pagan más que las altas o que las rentas de capital. A continuación los sociales, poniendo en jaque todo el estado del bienestar, incluyendo educación y sanidad. Y más recientemente, los políticos, prohibiendo referendos y hasta sustituyendo gobernantes elegidos por tecnócratas designados.
    La crisis actual, tanto en su origen como en su presunta solución es el mejor ejemplo de esta voracidad, al mismo tiempo que la excusa para justificar todos los excesos. Tan lejos han ido como para que algunos magnates reclamen pagar más impuestos, o para que gobernantes conservadores quieran implantar la tasa Tobbin unilateralmente. No se sabe si por compasión, o por precaución ante la posibilidad que finalmente la recesión, el paro, la pobreza, la caída de la demanda,…, terminen socavando el propio sistema.
    ¿Por qué este desenfreno depredador, que incluso alguna derecha quisiera limitar? Quizá es la simple borrachera de victoria, ciega a todas las alertas. Quizá es que la esencia del capitalismo es la explotación máxima, hasta donde sepas y te dejen. En todo caso, no parece que la derecha industriosa y prudente pueda frenar a la rampante.

    No hay pacto posible
    Esta radicalización deja sin interlocutor al centro-izquierda pactista antes referido. Cada vez tiene menos credibilidad el discurso del capitalismo de rostro humano a la europea, o la posibilidad de gestionarlo mediante un nuevo pacto social entre una derecha refulgente y una izquierda desarbolada. No se ve el final de las sucesivas reformas laborales, ni de los sucesivos recortes. Y sobre todo no se ve posibilidad alguna de recuperar lo perdido cuando la tempestad amaine, suponiendo que lo haga.
    En el mejor de los casos, Europa va hacia un largo estancamiento o “crecimiento 0”. Por tanto, el problema no será cómo repartir las ganancias, sino cómo redistribuir lo que tenemos : los ricos sólo podrán seguir enriqueciéndose a base de empobrecer a los pobres; los pobres sólo podrán salir de la pobreza quitándoselo a los ricos.
    Sólo queda en pie el discurso de la izquierda radical. De hecho puede esgrimir el “teníamos razón”cuando Maastrich, las privatizaciones, etc., hasta la reforma constitucional del pasado mes de agosto. Esto no arregla la dramática situación de tanta gente, pero legitima y da audiencia a nuestras ideas, como herramienta política de trabajo: está de nuevo bien claro el enfrentamiento izquierda/derecha, y quién está a cada lado».

    por Josep Ferrer Llop,
    ingeniero industrial, es catedrático de matemática aplicada y ha sido rector de la Univ. Politècnica de Catalunya (UPC)
    04/11/12

    06 febrero 2014 | 16:46

  6. Dice ser Ramonet

    Escaños en Blanco dejará tantos escaños vacíos en Bruselas como votos le correspondan el próximo 25 de Mayo 2014. Escaños vacíos, la herramienta de empoderamiento ciudadano al servicio del electorado que se avergüenza de los políticos que se presentan a las elecciones.
    Porque más vale escaños vacíos que escaños sin honra. http://escanos.org/sobre-escanos-en-blanco/manifiesto/

    09 febrero 2014 | 10:54

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