«Pero Golder no lo estaba escuchando. Con una especie de sordo y doloroso placer, se limitaba a observar los movimientos de las manos y los hombros del muchacho, que seguía de pie frente a él. Aquellos incesantes aspavientos que le agitaban todo el cuerpo, aquella voz atropellada que se comía las palabras, aquella fiebre, aquella fuerza joven, nerviosa… También el había tenido la ávida y exuberante juventud propia de su raza… Pero de eso hacía mucho tiempo.
-Vas a morirte de hambre, ¿sabes? -le espetó.
-¡Bah, estoy acostumbrado!
-Sí, pero allí es peor…
-¿Qué importa? Eso dura poco…
Golder soltó una carcajada brusca y cortante como un latigazo.
-¿Ah, sí? ¿Eso crees? Qué tonto… Dura años y más años. Y luego no es mucho mejor…
-Luego te haces rico… -murmuró el muchacho con vehemencia.
-Luego te mueres -le corrigió Golder. Solo, como un perro, como has vivido.»
Es casi el final de David Golder, la novela que en 1929 consagró a Irène Némirovsky, que sólo tenía entonces 26 años. La acabo de leer, está editada aquí por Salamandra, y me ha gustado tanto como la monumental e inacabada Suite francesa y la pequeña pieza de orfebrería que es El baile.
Hija de un rico banquero judío de Kiev, Irène y su familia se exiliaron en Francia tras la revolución bolchevique. Ella fue perseguida después también por los nazis y los colaboracionistas franceses, tras la invasión alemana en la II Guerra Mundial. Su Suite francesa la hizo a saltos, mientras huía de los invasores. Sólo escribió dos de las cinco partes que tenía previstas: fue detenida por los gendarmes franceses, por judía, y trasladada al campo de concentración de Auschwitz, donde murió asesinada en el verano de 1942. Poco después, también moría asesinado por los nazis su marido, Michel Epstein. Dejaban dos hijas, Denise y Élisabeth, de 13 y 5 años, que se salvaron gracias a una amiga de Irène que las protegió. Denise y Élisabeth llevaban en su huida una maleta donde iba el manuscrito de la compleja Suite francesa, una novela río con varios protagonistas. Tardó muchos años en publicarse.
David Golder sólo tiene un protagonista, el hombre de negocios judío que le da el título. Se diría que en el personaje y en el de su desagradable mujer, Gloria, hay mucho de los padres de Iréne. Y que en el carácter de la hija de Golder, Joyce, afortunadamente no hay nada de la autora.
Sr. Escolar, muy interesante… podiamos aprender de lo que es la memoria historica, podriamos aprender de lo que es la historia oficial fancesa ( no la no oficial )…para la oficial solo existe el Maquis, no existe el colaboracionismo, no existe Barbie, no existe el regimen de Vichy…Hace unos seis años que lei acerca de la rehabilitacion de un soldado frances que se habia negado a seguir las ordenes, y habria que recordar que los judios franceses en territorio de Vichy era responsabilidad de los franceses, estos se los dieron a los alemanes, diciendoles que no los querian… bueno la orden de estos soldados era perseguir, torturar y meter en trenes a los judios destino Alemania…Del ejercito frances, hubo unos 200 y pico casos de desobediencia…200…Pero para algunos solo existio el maquis, la negacion de la verdad, el esconder la cabeza con un avestruz, lleva a repetir los errores…
30 noviembre -0001 | 00:00
Parece que va en serio el pacto con el PP,pero no nos olvidamos de la infinita mezquindad de este arcaico y extremista Partido Popular, nacionalista y católico.
17 junio 2007 | 10:19
?? q dice luis??La novela inacabada de Némirovsky esta bien aunq al mezclar tal cantidad de historias entrecortadas algunas sin evolución aparente, y lo desigual del tratamiento de los amores adúlteros con el invasor, a mi me resultó un ejercicio casi de orfebrería gélido; y es la recopilación epistolar de Irene su marido y amigos después de ser separados por los nazis la zona mas devastadora emocionalmente q leí, un horror plagado de verdad y pasado.
17 junio 2007 | 10:38
¿»Exhuberante juventud»? ¿Estás seguro, Arsenio?
17 junio 2007 | 11:57
¡Glup! Lo arreglo, gerargonza. Gracias.
17 junio 2007 | 14:16
Aún no he leído David Golder, pero coincido en que Suite Francesa es exquisita. Y que la historia de su autora es tremenda y un ejemplo de los peores horrores e injusticias que ha cometido la humanidad.Hace unos meses, cuando terminé de leerla, no pude evitar escribir algo sobre esa novela. Hoy, en el metro, un hombre la estaba leyendo y volví a recordarla. Ahora, tú también escribes sobre ella. Por lo visto pasaré el día pensando en Suite… y en Nemirovsky.Saludos.
18 junio 2007 | 09:30
GRACIAS POR RECORDAR A IRENE NEMIROSKI, despues de leer el Baile, leere Suite francesa, a veces no sabes por donde seguir cuando terminas un libro como el de JULIA NAVARRO con la Sangre de los Inocentes.
19 junio 2007 | 20:32
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27 noviembre 2007 | 04:49