¡Que paren las máquinas! ¡Que paren las máquinas!

¡Que paren las máquinas! El director de 20 minutos y de 20minutos.es cuenta, entre otras cosas, algunas interioridades del diario

Algunos laboriosos alemanes

La economía alemana, motor de la europea durante largos años, da unos alarmantes síntomas de agotamiento. Tantos, que una de las primeras medidas tomadas por el nuevo Gobierno de Angela Merkel ha sido aumentar el horario y bajar el sueldo a sus funcionarios, entre otras cosas para dar ejemplo a las empresas privadas e incentivarlas para que aumenten su productividad.

Hace ya 15 años, trabajé en una empresa gobernada por alemanes, en la editora del diario Claro, donde eran accionistas al 50% el conservador Abc y el sensacionalista Bild. Me bastaron dos o tres semanas para que se me rompiera estrepitosamente la leyenda de paradigmas del esfuerzo, la racionalidad y la eficacia que los españoles les solemos otorgar a los germanos. Aquello era un desastre: burocracia, cargos y funciones duplicados, procesos lentísimos que nadie quería revisar ni cambiar, resistencia a la innovación tecnológica, indicios de corruptelas… La dedicación y el rendimiento de los empleados españoles superaba, duplicaba, la de los empleados alemanes, pero sus sueldos eran muy superiores a los nuestros, a veces casi los duplicaban.

Yo empecé de subdirector y acabé siendo el director del diario, y contaba con dos consejeros editoriales: uno español y otro alemán. Éste, llamémosle X., tenía un despacho frente al mío, y compartíamos un grupo de secretarias.

Una tarde, en torno a las siete, salí en busca de X. Su despacho estaba abierto. Tenía la chaqueta en el perchero, el ordenador abierto, la mesa iluminada, unos folios y un bolígrafo encima, unas gafas de leer sobre los folios, un vaso con agua al lado… Pero no di con él ni allí ni en otras dependencias del periódico. Otro día me pasó lo mismo en torno a las seis de la tarde. Y un tercer día, en torno a las cinco…

El diario fue un rotundo fracaso, apenas duró cuatro meses en la calle. Supongo que, entre otras causas, por mi falta de acierto (no de dedicación, porque llegaba a las 10 de la mañana y me iba a las 12 de la noche).

Vendíamos unos 130.000 ejemplares diarios, pero necesitábamos el doble para que las cuentas salieran. Cuando los editores cerraron el Claro y los empleados andábamos recogiendo nuestras cosas, una de las secretarias que compartía con X. me contó un secreto:

-Se iba todos los días a primera hora de la tarde, a las 4 o así, pero yo tenía órdenes suyas de no decírselo absolutamente a nadie y de mantener su despacho abierto hasta la ocho. A esta hora, yo guardaba la chaqueta de pega en el armario y las gafas también de pega en un cajón, tiraba los folios (donde nunca había nada importante anotado), recogía el vaso de agua, cerraba el ordenador, apagaba la luz…

9 comentarios

  1. Dice ser Rosicky

    Tras ver tu experiencia con los alemanes, cómo son tus jefes de ahora,los noruegos?? En España, al igual que los suecos, tienen también mucha fama de gente superpreparada, superinteligente…

    30 noviembre -0001 | 00:00

  2. Dice ser popopo

    El milagro alemás se produjo por la capacidad de producir productos de alta calidad tecnológica frente a sus competidores europeos o americanos.La irrupción en estos mercados de los países asiáticos con productos de calidad igual o incluso superior y a más bajo precio les ha supuesto un duro revés que no terminan de asimilar.Y eso que la inmigración, primero, y la reunificación, después, les permitió mantener unos niveles salariales medios aceptables.La entrada de China en el comercio mundial va a poner a prueba la economía de los países tradicionalmente exportadores (hoy día ya producen casi el 20% de todo) y cuando empiece a escasear el empleo, todos los ojos se volverán hacia la inmigración y surjirán los problemas, como en Francia.En España nos afectará menos porque crecemos con el consumo interno básicamente.Lo bueno de nuestra inmigración es que produce el efecto llamada, es decir que pasados unos meses los primeros inmigrantes se traen al resto de la familia y se quedan a vivir aquí, adoptando nuestro sistema de vida.

    10 noviembre 2005 | 02:38

  3. Dice ser Ciber-Algo

    Imaginemos que yo me llamo Kurt, o Wilhelm y nací en Hamburgo. Digamos que yo trabajaba en mi ciudad natal, en una empresa a la cual se adhirió un nuevo empleado español. Pongamos que a mí me encanta la juerga y el «cashondeo», en busca de jarana me encaminé al despacho de aquél, de nombre Manolo y… ¿saben? le encontré allí, trabajando. Pasaban las horas y no se permitía el mínimo receso, era una auténtica máquina de laborar, aquél insólito español.Supongamos que le insté a salir de marcha, putiferio y zascandileo, a lo cual me contestó que todo el tiempo que no empleaba trabajando, lo dedicaba amoroso a su familia. Y para más INRI, pensemos que dicho español no bailaba flamenco, ni había probado la «sangrrrrrría» en su vida; asimismo detestaba la fiesta taurina por sangrienta y atrasada.Añadamos algo más: aun siendo español, jamás intentó robarme la cartera, no tocaba la guitarra ni sabía hacer gazpacho o paella valenciana.Bien, ésas son mis suposiciones. Como hipotético alemán, habría cometido el mismo error que alguno comete en su rol de español efectivo: juzgar a los foráneos por tópicos, no por lo que son, personas, cada cuál de su padre y de su madre.Usted no se encontró con una excepción entre los laboriosos alemanes, sino con un jeta. Y un jeta, aunque en alemán se denomine «grossenjeten» o como quiera que sea, es un jeta al fin y al cabo.Un saludo y perdone por mi reflexión en voz alta.

    10 noviembre 2005 | 02:45

  4. Dice ser Alexis

    Los suecos trabajan mucho, sin generalizar, pero lo sé.

    10 noviembre 2005 | 14:12

  5. Dice ser matias guillan

    es un estupendo personaje. un gran simulador. se que en el momento, siendo su compañero, el primero sentimiento que uno tiene es bronca o alguno por el estilo porque está en juego su empleo. sin embargo, viéndolo desde afuera, me dibuja una sonrisa. es picarezco.

    10 noviembre 2005 | 14:28

  6. Dice ser David

    Veamos, salir escaldados de la 1ª guerra mundial y convertirse en unmosntruo capaz de tragarse a media europa… Perder la 2ª guerra mundial y convertirse en la primera economía europea…Parece que en términos generales son gente bastante trabajadora. A nosotros nos está costando llegar a su altura.Flojos y getas los hay en todos los países. Incluso en España…

    10 noviembre 2005 | 16:47

  7. Dice ser Jorge

    Pues mi experiencia en proyectos compartidos con alemanes coincide: mucho en sueldo y un caos a la hora de cumplir fechas y condiciones. Les damos unas cuantas vueltas, solo falta que nos quitemos los complejos y gestionemos mejor el tiempo.Por cierto, ¿mereció la pena trabajar tantas horas? Lo de sacrificar la familia por el trabajo sí es un poco calvinista…

    10 noviembre 2005 | 17:07

  8. Dice ser Arsenio Escolar

    Ciber-Algo: No generalizo (observa que titulo «Algunos laboriosos alemanes»), pero en aquella empresa, además de X., había otros «grossenjeten».Rosicky: Aunque están en Oslo, no en España, me consta que mis jefes noruegos trabajan bastante más que aquellos alemanes. Son además gente muy muy competente. Reúnen esfuerzo y talento, preparación y dedicación. Y ninguna prepotencia.Jorge: En los diarios en general se trabaja mucho: muy intensamente y muchas horas. Mis horarios en 20 minutos son parecidos a los que tenía en Claro, El País, Cinco Días, El Sol, Diario 16… Por fortuna mi familia está llena de periodistas, por lo que comprenden mis horarios.

    10 noviembre 2005 | 18:29

  9. Dice ser Jordi S. Berenguer (vetado en "20 minutos")

    He leido el último comentario de Carlos Fanlo en el que se habla de tiros a la pierna y al corazón refiriendose a F. Jimenez Losantos. Ya anteriormente en otro artículo parecía lamentarse de que el periodista de la COPE «no hubiera escarmentado» (textualmente)del tiro en la pierna que un nazi de Terra Lliure le disparó. Al margen de la consideración que pueda merecerme el periodista al que el Sr. Fanlo pone en la diana, no sé si para estimular el instinto criminal de algún que otro descerebrado, no creo que la libertad de expresión de la que hace gala ese periódico (¿hará falta aclarar que uno a veces le da por la vena irónica)justifique la publicación de un texto que, aparte del odio que destila, podría constituir una apología del terrorismo.

    13 noviembre 2005 | 20:46

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