De muy joven, me gustaba tanto el poeta cívico Miguel Hernández, de aliento épico, el de los aceituneros altivos , el de vientos del pueblo, el del niño yuntero, como el poeta lírico de la Elegía a Ramón Sijé. Luego me entibié mucho del primero y algo del segundo. De este último, aún me emocionan poemas como éste:
El amor ascendía entre nosotros
como la luna entre las dos palmeras
que nunca se abrazaron.
El íntimo rumor de los dos cuerpos
hacia el arrullo un oleaje trajo,
pero la ronca voz fue atenazada.
Fueron pétreos los labios.
El ansia de ceñir movió la carne,
esclareció los huesos inflamados,
pero los brazos al querer tenderse
murieron en los brazos.
Pasó el amor, la luna, entre nosotros
y devoró los cuerpos solitarios.
Y somos dos fantasmas que se buscan
y se encuentran lejanos.
A Hernández parece que se le ha pasado aquel momento de gloria de los años setenta y ochenta, al que le encumbraron las canciones de Paco Ibáñez y de Joan Manuel Serrat y sobre todo los vientos del pueblo del final del franquismo y de los primeros años de la transición. Ahora creo que se le lee poco y se le edita menos, que nadie le pone música y que los vientos del pueblo están no diré en calma sino totalmente apagados.
tienes razón, pero estamos en una época donde los ideales parecen que no existen, al menos para la gran mayoría. Aquello de pidamos lo imposible para conseguir lo posible ya murió.A mi personalmente me gusta mucho Miguel Hernández.
30 noviembre -0001 | 00:00
Es muy dificil que en éstos tiempos de lenguaje SMS, con olvido de gramáticas y perversión de semánticas, alguien todavía pueda apreciar un texto poético. Pero la poesía está ahí… como decía JRJ: «a la minoría, siempre»Jordi S. Berenguer(Vetado en «20 minutos»)
30 noviembre -0001 | 00:00
A mediados de los noventa, Enrique Canet, profesor del conservatorio de Alicante compuso un poema sinfónico denominado precisamente «Viento del Pueblo» al que se le añadió una parte recitada de poemas del libro. Eso sí, quien quiera oir una grabación de dicha obra tendrá que recurrir a la internet y a las redes de pares.
30 octubre 2005 | 13:15