Que los Países Bajos han tenido que desarrollar la técnica de trabajar sobre y bajo el agua para construir su territorio es algo que todos sabemos. Que lo hagan para cruzar una vía de agua en lugar de para ganarle terreno al mar y que además rompan con el concepto de puente elevado para sumergirlo en el lecho fluvial es más arriesgado y menos previsible y de ahí viene la genialidad de esta idea que tan buen resultado ha dado a sus arquitectos el estudio RO-AD
La West Brabant Water Line es una línea de defensa consistente en una serie de fosos y áreas inundadas en el suroeste de Holanda que data del siglo XVII y que empezó a deteriorarse en el XIX. Cuando la línea de agua fue finalmente restaurada se hizo necesario un acceso al Fort de Roovere, que con tan sencillo y osado diseño llevó a estos arquitectos a ser finalistas en los Ducht Design Awards 2011.
En la red podéis comprobar como hay listados de «los diez puentes más …(poned el calificativo que queráis)…del mundo» para aburrir al más fervoroso admirador de las pasarelas, puentes y pasos elevados de freekylandia, pero este ha llamado mi atención por varias razones:
–No es precisa una tecnología punta ni unas formas barrócamente retorcidas para encontrar algo nuevo y sorprendente.
–Acerca al usuario al medio, en este caso el agua, y no se me ocurre la manera de pasear por su trazado y evitar meter la mano en el agua. Lo sé, lo sé, no he madurado debidamente.
-Unos miles de años después, comprobamos que aún se puede innovar en algo que a estas alturas de la humanidad ya parecíamos tener muy mecanizado.
En definitiva, una idea simple, una ejecución limpia y un espacio nuevo hecho para ser disfrutado. No creo que la arquitectura pueda pedir más.
Nota del arquitectador: Hoy la mejor nota, es que no hay nota, mucho mejor os dejo con una serie de imágenes que hablan por si solas. Fotos Ro-Ad