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Si la arquitectura te rodea, deberías empezar a fijarte en ella

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El 15M y la arquitectura

En estos días de procesiones y sensaciones de grupo, que son en realidad lo que hay detrás de la Semana Santa, he recordado este post que escribí hace algunos meses:

Está en el lenguaje del arquitecto el decir a todas horas que trabajamos para crear un mundo mejor. Que desarrollamos nuestra labor para ayudar a las personas a vivir en entornos mejorados y enfocados a la sostenibilidad, la eficiencia, etc,etc, bla,bla,bla
Escuché en una conferencia a Rafael de la Hoz decir que los arquitectos debemos aprender, que no podemos cambiar el mundo por el hecho de serlo, que debemos realizar nuestro trabajo de la manera más profesional posible, sin pensar en que nuestra obra ostenta la responsabilidad de sostener el futuro. Casi me levanto, subo al estrado y le beso en la frente.

En la histórica acampada del 15M en la puerta del sol, una edificación sirvió para la centralización de la información a la gente que lo requería. Su forma de bóveda de medio punto, sus materiales-viejos palets reciclados- y la agilidad y protocolo con que era montado y desmontado, hacía pensar que algunos de estos indignados, con sus conocimientos de arquitectura habían realizado una pieza digna de mencionarse en revistas especializadas y ser objeto de estudio y análisis. Pero, he aquí que los hados volvieron a hacer de las suyas e iluminaron a un estudiante de Ciencias Ambientales, (¡¡anatema, anatema¡¡¡) que fue el que lo diseñó.Viene todo ésto para decir, que afortunadamente, los que allí estaban, eran estudiantes de todas las ciencias reconocidas, trabajadores de todos los sectores industriales, comerciales, administrativos y que en aquella marea humana podíamos encontrar la fuerza colectiva de la unión de todos y perdía valor la presunción de conocimiento por el hecho de ser, tal o cual cosa.En resumen: allí, no había arquitectos, empresarios, autónomos, parados, economistas, panaderos, zapateros (uy, perdón), allí simplemente se arremolinaron en torno a su indignación, muchos CIUDADANOS.

Nota del arquitectador: Como siempre que es verdaderamente necesario, el ser humano, se asocia y colabora para el bien procomún. Está en nuestro código genético. Me gusta mirar estas piezas surgidas del trabajo conjunto y terminadas unos segundos antes de que el gen de la individualidad se apodere de nosotros. Sabemos que el escorpión pica a la rana a mitad de camino cuando vadean el río, pero….que precioso navegar tenían hasta ese momento.

¿El 1% del presupuesto para cultura se gasta adecuadamente?

Hoy he leído un estupendo artículo de arquitectura en el que hablaban de la defensa del 1% del presupuesto de las grandes obras públicas para un uso cultural, pero tengo que decir que estoy absoluta y radicalmente en contra de esto y paso a explicaros las razones.

He tenido la suerte de participar en algunos proyectos que por su volumen y su calidad eran dignos de emplear ese porcentaje en uso cultural y he visto como se gastó el dinero. En una de ellas, se hizo una maqueta en madera del propio edificio y unas medallas conmemorativas que estarán -en el mejor de los casos- en algún despacho oficial o en la casa de algún gerifalte de la época. Como no se llegaba al presupuesto total, sucedió la siguiente historia.

Uy, cuanto pilar junto, ¿no?

Uy, cuanto pilar junto, ¿no?

La obra, que contaba entre sus virtudes la abundancia de elementos de hormigón visto, comenzó con el derribo de no pocos pilares porque su acabado no era el adecuado. Durante el primer mes de obra debimos derribar unos veinte o treinta pilares, que hubieron de rehacerse correctamente. Cuando el arquitecto de la obra lo vio , además de darnos las gracias por cuidar de los acabados, ordenó guardar en un rincón los restos de aquellos dólmenes de hormigón, con sus varillas oxidadas por el paso de los meses. Al final de la obra, se organizó una suerte de bosque de pilares derribados, de diferentes alturas, todos enhiestos conformando una «escultura» con no recuerdo que advocación. Eso justificó el resto del presupuesto que había que reservar al 1% cultural.

La cultura, como tantas otras cosas, debe ser defendida y puede que también subvencionada, pues de lo contrario desaparecería o se convertiría en otra cosa mucho más mercantilista, pero de esta manera, con estas leyes tan poco cuidadosas y tan desdeñosas con el arte de verdad, ni el dinero de la subvención sirve para fomentar que un artista pueda dedicarse a su obra, ni los ciudadanos pueden contar en sus espacios públicos con obras que verdaderamente les hagan disfrutar del arte. En definitiva, es todo un fiasco. Como lo son tantas otras cosas en la vida.

Si queremos fomentar el arte, hagamos que gente que tenga los conocimientos necesarios gestionen de manera lógica esas cantidades del presupuesto y no pongamos en manos de otros la necesidad de justificar un gasto absurdo, sin ningún sentido ni artístico ni práctico.