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Si la arquitectura te rodea, deberías empezar a fijarte en ella

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¿Se demolerán viviendas en España? ¿Para qué?

Leo y escucho como la Sareb (el banco malo) vislumbra la posibilidad de demoler inmuebles como medida para sanear esos activos tóxicos que pueblan su interminables listados del debe y el haber.

Se me hace cuesta arriba y no consigo acabar de entender, de que manera un edificio puede revalorizarse mediante la dinamita y la piqueta. No asimilo fácilmente que una estructura a medio construir adquiera un valor o mejore los números de ninguna cuenta de resultados mediante la desaparición de la misma para volver a ser un solar edificable.

¿Puede que el valor de un solar sea mayor que el de un edificio o una estructura a medio terminar? Pues se me ocurre que sí, si consideramos que una estructura inconclusa no vale nada por que nadie la comprará y el solar, más tarde o más temprano (que sea temprano, virgencita, que sea temprano) adquirirá un valor en su posible venta para la nueva edificación. Hablando en plata, sin estructura o edificio sin terminar alguien podría comprarlo dentro de ocho o nueve años para poder edificar, y con esa estructura que puede que tuviese de demoler o adaptar, habría unos costes que soportar, por lo que o no lo compraría o pagaría mucho menos por él.

Y aquí entra la gran pregunta. Esa demolición  que -no nos engañemos sale más cara que esos cumpleaños infantiles en los que se nada en confeti- quien la pagará? ¿La Sareb con los fondos recibidos del Estado? ¿La Sareb con lo que saque de las ventas de activos? ¿La Sareb con, …?…la Sareb, la Sareb…es decir, ¿ nosotros?, ¿tus impuestos y los míos?

Que lo que el cemento ha unido no lo separe la retroexcavadora. Foto de archivo.

No, no puede ser. Nuestros próceres no consentirán que un edificio que iba a construirse y no se concluyó por que el inversor no pudo acabarlo o simplemente por que no iba a poder conseguir unas plusvalías vendiéndolo, acabe siendo demolido a nuestra costa, con la esperanza (poco cierta) de recuperar ese dinero. ¿O sí?

Soy duro de mollera y no muy rápido con las ideas novedosas. Que el Corbu se me lleve si entiendo la economía y mucho menos la creativa. Yo solo entiendo de construir, y oiga eso en su día era un valor. No tan valioso como nos hicieron creer, pero sí lo suficiente como para que las familias pudiesen  vivir en esos objetos que construimos, lo bastante como para que el albañil trabajase, el fontanero pagase la factura de la luz y bajo sus techos se soñase con el futuro de nuestros jóvenes  Ahora la imaginativa contabilidad de esos que saben de economía  los mismos que sabían que las casas eran siempre una inversión segura, (?) nos convencen de que lo mejor es demoler. Años de formación y profesión en aras de la construcción perdidos sin entender que lo mejor del mundo, lo más adecuado, es demoler, ¡que zotes somos, caramba¡

Y mientras, familias enteras son desahuciadas de sus casas de forma lícita, con la ley en la mano y un secretario judicial dando fe. Y muchas otras familias no pueden adquirir una vivienda porque no pueden disponer del dinero que pague las cuotas. Y muchos profesionales de la construcción deambulando por las calles de un lado a otro. Los lunes al sol. Y los martes, y los miércoles. Los jueves no. Los jueves demolición.

Dice un amigo economista que lo que pasa es que soy un demagogo, que planteo argumentos basados en emociones o prejuicios.  No te digo que no alma de cántaro,  pero entonces no podremos ni mentar a  los desahuciados, los pobres y los parados. Además de hundirles, les ignoraremos para no caer en demagogias y otras degeneraciones de la democracia  Ojos que no ven, edificio que derribo. Borramos del debe y apuntamos en el haber. Y hablando de haber: a ver que hacemos con esos de los que ya no hablamos.

Nota del arquitectador: Hace más de veinte años me decía un agricultor que no entendía por que se pagaba dinero para sembrar unos girasoles que nunca se recogerían pues todo el mundo sabía que en su provincia ni el sol ni la tierra los permitirían crecer más allá del tamaño de una margarita. Yo no supe explicárselo. Hoy me siento como ese agricultor.