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Si la arquitectura te rodea, deberías empezar a fijarte en ella

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Arquitectura para vivir tras el apocalipsis

Me pueden los mundos post apocalípticos. Es decir, me dejan el alma y la hombría como pasas de Corinto, pero me atraen más allá de lo razonable, y no es poco el tiempo que dedico a pensar como sería este valle de lagrimas más allá de nuestras pequeñas cuitas, si a algún loco le diera por sentarse en el botón rojo por descuido, o simplemente nos dejaran destrozar la tierra a placer. Lo cierto es que no me decido sobre si me da más miedo llegar a verlo o marcharme antes (es que lo veo cerca, chavales).

Si el apocalipsis llega, aquí no se va a estar tan mal....al principio

Si el apocalipsis llega, aquí no se va a estar tan mal….al principio

En todo caso, imagino que tras el impacto inicial del meteorito, la llamarada nuclear o el virus mutante, nuestros edificios, como consecuencia de que nuestras preocupaciones se centrasen en otros menesteres, fuesen cayendo en el abandono y finalmente en la ruina. Por eso me sorprende que en todas las películas que uno puede ver con estás hipótesis tan poco halagüeñas para la humanidad, los edificios están casi impolutos y apenas un poco de basura mal repartida, nos recuerde que hay un director de atrezzo que hace su trabajo.

Verdaderamente, en no muchos años los revestimientos continuos se desprenderían, la humedad y la falta de mantenimiento de las cubiertas harían que se abriese la primera brecha en nuestras casas y en no más de diez o quince años la mayoría de los edificios normales tendrían severas muestras de necesitar una ITE o al menos un proyecto de reforma. La boca se me hace agua y podría llegar al climax solo de pensarlo si no fuese por esos malditos zombies que entorpecerán semejante burbuja.

Para solucionarlo, el estudio KWK Promes realizó este proyecto de vivienda de seguridad con muros móviles y huecos en las fachadas, que no son simplemente ventanas, sino que pueden convertir la vivienda en un cubo cerrado -la tentación era decir hermético, pero no será para tanto, digo yo- que impida la entrada de intrusos, visitas no deseadas y suegras que traen pañitos de ganchillo para los brazos del sofá. Evidentemente también puede utilizarse para mantener un tropel de zombies fuera de los límites de nuestro sereno hogar mientras damos buena cuenta de las latillas que nos quedan y de aquella pata de jamón rancia.

Me imagino un día dentro de esa casa, chupando esa pezuña reseca y preguntándome si esos chillones de ahí fuera no comen mejor que yo. Maldita sea, yo muto.

Nota del arquitectador: Observo con frustante resquemor como en ese proyecto falta la barbacoa y un buen cartel de forja a la entrada que ponga Villa Cubo. Esos pequeños detalles cuya falta destroza cualquier proyecto.