Arquitectación Arquitectación

Si la arquitectura te rodea, deberías empezar a fijarte en ella

Entradas etiquetadas como ‘arquitecto hambriento’

Los arquitectos zombies atacan de nuevo

Cuando aquel cliente me dijo que rescindía el contrato no pude resistir el impulso de abalanzarme sobre él. Quizá no fuese una buena idea seccionarle el cuello de un mordisco y dejarle vagando por la ciudad para que propagase la epidemia, pero ya no puedo volver el tiempo atrás.

Desde aquel día, en que la ciudad se fue llenando de zombies, yo busco a todas horas algo que proyectar, pero no consigo nunca preguntar a los clientes como es el proyecto que desean, algo me hace indagar antes entre sus jugosas vísceras cuáles son sus deseos, y finalmente aunque el sabor de su bazo o de sus intestinos me indique si son más de cubierta plana o de tejado de pizarra, nunca consiguen terminar de darme toda la información antes de que llegue otro arquitecto-zombie con una bajada de honorarios y un hambre feroz.

Cuando el hambre de proyectar aprieta...

Cuando el hambre de proyectar aprieta…

Nunca pensé, antes de convertirme en arquitecto-zombie que el sabor del humano proporcionase tanta información sobre las necesidades de sus hogares. He visto abogados-zombies indagar sobre los actos de sus defendidos mientras le masticaban los abductores, sastres-zombies que tomaban medidas exactas a aquellos cuerpos que iban desmembrando y por supuesto constructores-zombies que meditaban como clavarle un precio contradictorio por un añadido en el proyecto, a ese cliente que gritaba aterrorizado entre sus mandíbulas.

Ayer, mientras vagaba por una callejuela devoré medio cuerpo de un hombrecillo que yacía en una esquina. Su ácido aroma me indicó que era el banquero que no le dio el crédito a aquel primer infeliz al que mordí para poder comer. Le miré a los ojos con compasión y comprendí que no era yo el que había extendido la epidemia.

Tengo que decir que su sabor no era de lo mejor, pero no pude dejarle allí entero. Es curioso, mientras lo saboreaba supe que deseaba con todas sus fuerzas un unifamiliar de líneas rectas y grandes cristaleras. Yo podría habérselo hecho, pero no con el estómago vacío.

Ñam.

Nota del arquitectador: Recordatorio, no más maratones de The Walking Dead ni más clientes perdidos porque los bancos no sueltan la pasta.