En mi último post, hablaba de un edificio singular, pero son millones los edificios normales sin peculiaridades arquitectónicas por cada uno de esos pocos afortunados. Y es en esos en los que vivimos, amamos y odiamos a diario, como reza en mi presentación ahí arriba a la derecha. Por eso y porque llevo muchos años defendiendo que la arquitectura de «a diario» es la que de verdad importa, voy a contestar a algunas cuestiones muy interesantes, que en los comentarios de mi último post, me hacía una lectora, Mónica administradora de fincas:

Una sugerencia: el día que se vuelvan a construir bloques pisos, podríais tener en cuentas varias cosas para hacer más simple o sencilla la convivencia y entendimiento entre vecinos.
1- Poned sitio para colocar el tendedero
2- Dejaos de terrazas en los áticos que sean comunes de uso privado (evitaréis goteras y denuncias por las mismas y peleas entre vecinos que incluso pueden llegar a extremos muy caóticos)
3- Nada de azoteas… tejas y agua que no se encharque en ningún sitio que haya que vigilar..
4- Sitios para poner los aires en condiciones
Con esto también nos relajaremos los administradores… que no veas que trajín con las partes comunes y la estética del edificio, con lo fácil que sería contemplar estas pequeñeces, cuando se hace el proyecto…

El tendedero. Sí, sí, llevas mucha razón, uno se acuerda de Santa Bárbara cuando truena y del tendedero cuando no hay camisas limpias en los cajones. Lo cierto es que la normativa de vivienda protegida durante los últimos años ha incluido la obligación de reservar un espacio para tender e incluso las ordenanzas municipales «premian» a estos espacios permitiendo que los tres primeros metros no computen edificabilidad. Es por eso que en las casas más recientes tienen un tendedero de no más allá de tres metros. Sí, es pequeño, apenas cabe la lavadora y un tendedero plegable en el mejor de los casos, sobre todo porque aprovechamos para colocar ahí calderas, colectores de calefacción, registros, ….Eso sí, si la normativa municipal no lo contempla y debemos consumir edificabilidad para colocar un tendedero a costa de que las habitaciones sean más pequeñas (ay) en ese caso me temo que nos encontramos con la oposición de usuarios y promotores. Lógico.

El eterno dilema de dónde tender la ropa

En cuanto al asunto de  las terrazas suelen venir motivadas por una normativa municipal que permite retranquear unos tres metros desde la fachada para evitar que las últimas plantas conviertan las calles pequeñas en tubos. De esta forma el urbanismo puede tener una densidad mayor y las calles no son tan oscuras. El hecho de que se escrituren como propiedad común tiene una razón bastante evidente. Si en esa terraza se produce una gotera la reparación correrá de cuenta del propietario de la terraza si es privada o de cuenta de la comunidad si es de uso común. Si ahora tienes problemas con las goteras, imagina los que tendrías si solo uno de los propietarios, que además no estaría afectado por la humedad tuviese que reparar a su costa esa deficiencia. Se han organizado guerras por menos.

«Nada de azoteas, tejas y agua fuera»: Ahí tengo que alabarte el gusto y estar de acuerdo contigo. Te diré que a mi no me gustan las azoteas planas salvo cuando tienen un uso definido. Desde luego su existencia tiene sus motivos. Es más barato de construir, ofrece un lugar necesario en el que alojar determinadas instalaciones que en otro caso no podrían ubicarse allí, y permite una accesibilidad y una facilidad de mantenimiento muy superior a cualquier cubierta inclinada. Por otra parte, te diré que somos culpables de las goteras y deficiencias. Desde hace bastantes años se hace una prueba de inundación que se documenta y que consiste en llenar las cubiertas de agua durante más de veinticuatro horas para comprobar su estanqueidad. Aún así, durante el transcurso de la obra o de los primeros años de vida de la cubierta se pueden producir golpes, picaduras, u otros ataques o defectos que generan goteras, luego están las dilataciones y también los temidos procesos de frío calor que se suceden de manera estacional. No existe la solución perfecta, pero también es verdad que se ha mejorado mucho en los últimos años. Aún así somos culpables. Tantos años haciendo lo mismo y seguimos fallando en lo básico. Te podría contar….pero otro día, te lo prometo.

«Lugares para ubicar los aires acondicionados»: Vuelvo a darte la razón  En las últimas actuaciones que he hecho en vivienda protegida  y libre ya se contempla esto desde el proyecto, también como consecuencia de que las ordenanzas municipales han comenzado a ser sensibles con este tema. Generalmente se ubican en cubierta o en el mismo tendedero (sí, esos tres metros cuadrados son más fértiles que la vega del Ebro) y ya se dotan de desagües para la condensación y tomas de corriente adecuadas.

Bueno Mónica, no era mi intención que el blog se convirtiera en consultorio, -aunque esta bata blanca que me he puesto hoy, me sienta fetén- pero me pareció que era interesante poder responderte porque las cuestiones que planteas, en realidad nos las hemos planteado todos alguna vez. Gracias por pasarte por aquí.

Ah, pero espera, que ahora me toca a mí. No dejéis -los administradores de fincas- que vuestros administrados dejen para el lustro que viene las reparaciones y operaciones de mantenimiento del edificio -ya sé que depende del parné y la cosa está muy chunga- haceos acompañar por técnicos de cabecera, arquitectos, aparejadores o ingenieros de edificación y tomad en consideración la lectura del libro del edificio, donde se marcan las necesidades preventivas de este asunto. Desaconsejad que las comunidades empiecen una obra solo con la compañía de una empresa de reformas y tomad contacto con algún compañero mío, os aseguro que ya en la negociación de los precios de la reforma se va a ganar sus honorarios y se los va a ahorrar a la comunidad.

De nuevo gracias por tu visita, siento que las pastas no sean de hoy y lo del café de este lugar es pésimo lo sé, pero lo hemos solventado con la buena conversación.

Nota del arquitectador: Había puesto una foto de Monica Belluci después de tender la ropa,  con unos detalles anatómico-arquitectónicos dignos de un Pritzker, pero en el último momento se me ha encogido la mano. Con lo que uno ha sido.