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Si la arquitectura te rodea, deberías empezar a fijarte en ella

«No dejes que el minusválido te estropee el proyecto»

Cuenta la leyenda que hubo un profesor de la asignatura de proyectos de una afamada escuela de arquitectura que solía decir

«…no dejes que el minusválido te estropee el proyecto…»

en referencia a rampas, y otros elementos que ayudasen al discapacitado a salvar desniveles o a llegar hasta el último rincón.

Yo, la verdad, no me creo que lo dijese nunca, aunque… ¿quién sabe?. Cuando el ser humano sube a un estrado se le calienta la boca y dice estupideces de todo tipo. Lo que entiendo que querría decir es que no le echásemos la culpa de que el proyecto era normalito tirando a malo a aquellas rampas de largos desarrollos o a aquel hueco de ascensor que se llevaba la mejor parte de las zonas comunes y que no supimos integrar debidamente.

Esta semana, leía un artículo que me enviaron por twitter sobre la conveniencia de que los arquitectos diseñásemos con una pierna rota o los ojos vendados y más allá del impactante titular – que me ha hecho buscar uno de semejante impacto- y tras comprobar durante su lectura que hablaba de edificios bien y mal diseñados desde el punto de vista del buen uso y la accesibilidad de sus habitantes, ya tengan problemas de movilidad o no, tengo que decir que generalmente los legisladores tienen a bien no dejar que los arquitectos diseñemos con la libertad o la aleatoriedad de nuestra condición física el día que nos enfrentamos a un proyecto y que marcan, con bastante rigidez, las condiciones de acceso a personas con limitaciones físicas a las viviendas y sobre todo a los edificios públicos.

Plataforma salva escaleras en portal de mi casa

Plataforma salva escaleras en portal de mi casa

Es verdad que hay detalles, como la altura de buzones y otros elementos que con acierto nombraba el autor del artículo, que son claramente mejorables y en los que conviene revisar además de las normas y reglamentos, otros documentos que mejoran sensiblemente las condiciones, de la misma manera que hoy por hoy, incluso aunque no viva en un bloque de viviendas ninguna persona con problemas de movilidad y durante toda la vida del edificio no se utilice, existen medios que la normativa obliga a colocar para salvar los obstáculos de acceso, como por ejemplo esos incómodos cuatro o cinco peldaños que solemos encontrar en portales de edificios. Es el caso de la foto que coloco, que es el portal de mi propia casa, en la que en siete viviendas y sin existir ningún discapacitado hay una plataforma salva escaleras que jamás se ha usado. Y me alegro de ello, porque no sé muy bien lo que va a ser de este cuerpo que decidió hace tiempo seguir su propio y expansivo rumbo.

Pero, por supuesto, hay en el parque de edificios actual una cantidad importante de edificios que proceden de normativas anteriores y que no dotan al mismo de las condiciones necesarias. Sobre si hay que obligar a los propietarios a actualizar todos los edificios, aunque no exista ninguna persona con discapacidad en ellos, podemos hablar largo y tendido, porque casos hay muchos y todos distintos, pero se están tomando medidas en este sentido, como por ejemplo el plan de ayudas a la instalación de ascensores en Madrid (es el caso que me pilla más cerca) y otros en otras comunidades.

Conozco el caso contrario muy de cerca, una promoción en Guadalajara en la que las únicas viviendas de protección oficial que no se vendieron fueron las dos adaptadas para personas con movilidad reducida que la normativa obligó a hacer, y hechas y terminadas están. Y vacías. Y baratas eran pues ya os digo que eran de protección oficial.

Siempre hay mucho por hacer, pero desde luego no es porque no se piense en ello o porque el arquitecto olvide a la persona con movilidad reducida. Podríamos hacer baños que tuviesen inscrito en ellos el famoso círculo de metro y medio de diámetro y que permitiese en todas las viviendas del país el giro de una silla de ruedas, o hacer las puertas tan grandes y accesibles que la silla pudiese circular por toda la casa sin problemas, aunque me pregunto que dirían los usuarios de esas viviendas cuando sacrificasen metros cuadrados.

Por mucho que critiquemos las normativas y al legislador -este escribano es un experto polemizador sobre ello- tengamos en cuenta que los casos son muy variables y que, aunque haya que seguir mejorando y trabajando en ello, no es fácil hacer una norma que valga para todos, por eso hay cuotas y porcentajes aplicables a los discapacitados y normas que regulan el acceso general al edificio haya o no usuarios que lo necesiten. No todo está tan mal.

Nota del arquitectador: A día de hoy y aunque no me hayan escayolado nunca nada -tocaremos madera- seguiremos proyectando con la norma encima de la mesa y con las recomendaciones de las organizaciones y estamentos que estudian la accesibilidad y lo haremos contentos.

 

 

 

7 comentarios

  1. Dice ser Mac

    Yo soy minusválido y es cierto que queda mucho por mejorar. Debeis trabajar pensando en combinar belleza con practicidad para facilitarnos la vida a los que tenemos desgracias. Y como no todo son penas aprovecho para dejaros algo que seguro os alegrará la mañana: http://xurl.es/h2jx8

    30 julio 2013 | 12:53

  2. Dice ser Syl

    Puede que ese salvaescaleras sea muy útil en el futuro, cuando los habitantes del edificio vayan llegando a ciertas edades. A nosotros nos hubiera venido muy bien cuando mis abuelos se vinieron a vivir con nosotros, y cuando mis padres alcanzaron cierta edad. Hablo de un piso en una planta 4ª sin ascensor…

    30 julio 2013 | 13:48

  3. Dice ser almenara

    Cuando nació mi primer hijo lo llevaba en su carrito, y no me imaginaba la cantidad de trabas y barreras arquitectónicas que tiene una persona que use silla de ruedas. El carrito de bebé es más pequeño, estrecho y lo maneja un adulto llevando poco peso (el del niño y el bolso, pañales…). Y aun así me quedaba fuera de algunos comercios que tenían varios escalones o escaso tramo de pasillo… mi librería favorita, pasé meses sin visitarla porque era un engorro.
    Y encima me miraban como diciendo: «A dónde va esta con el carro arrasando».
    Dejé de ir a casa de algún que otro amigo o familiar porque no podía subir el carro y el niño tantos pisos a patita… y me ví limitada en muchos aspectos.
    Desde entonces me suelo fijar mucho, y creo muy necesario que los arquitectos se apliquen al máximo, porque si han sido capaces de construir edificaciones increíbles, enrevesadas y a veces de una belleza poética… son capaces de hacer felices a unos inquilinos, que en algún punto de su vida, ya sea por tener un bebé, por ser anciano, por enfermedad, accidente, etc, se vean constreñidos a esta situación.

    30 julio 2013 | 14:56

  4. Dice ser LuZz

    Yo también soy discapacitado, y a veces voy en muletas (trayectos muy cortos), o en silla de ruedas. Y es cierto que hace falta bastante por mejorar, aunque la cosa no esté tan mal como hace unos 20 años atrás.

    Ahora bien, creo que los arquitectos os complicais mucho la vida: hay que dieseñar para todos, pero que el diseño que uséis sea integrador y para todos, no de forma separada para separarnos del resto de la sociedad y practicar así la exclusión social… Con el tema de las rampas y las escaleras: ¿porqué hay que hacer las dos? ¿Acaso no se puede hacer una sola rampa suave con antideslizantes en los portales? De esa manera, no sólo pasamos los discapacitados, sino las mujeres con carritos de la compra o los padres en padres en paro paseando al niño en su carrito o al perro. Todo el mundo puede subir o bajar una una rampa, siempre que sea suave y tenga antideslizantes.

    Y por ejemplo orto tipo de «pequeños inconvenientes» que demuestran la exclusión que hay que aguantar cada día, es por ejemplo, en el tema de los servicios públicos, tenemos siempre el mismo problema: los servicios de discapacitados siempre están cerrados con llave, y hay que pedirla a otro sitio, y esperar a que te la den, o bien alguien tenga tiempo para ir al servicio y abrirte la puerta, lo que hace que si tienes prisa puedes hacerte encima porque la media que tardan para abrirte la puerta son unos 20 minutos o más…

    O que te quiten el aparcamiento de minusválidos personas con coches sin el carnet de discapacitado ni la tarjeta de parking. O que no te ofrezcan soluciones para hacer muchas gestiones que implican subir o bajar escaleras, o incluso cursos del INEM.

    En este sentido, creo que al construir, también se debería de pensar en los aparcamientos, y en especial, aparcamientos para discapacitados, y servicios más cuadrados, y accesos y puertas más anchas, como mínimo de 80 o 90cm. Tampoco es pedir tanto.

    Ahora bien, casi siempre se ve discapacitados sólo a los que llevan silla de ruedas para tomarte en serio, y la gente, aunque te vea con muletas, les da igual, y si pueden te empujan, o se creen en el derecho a quitarte tu turno porque vas más lento (aunque también hay gente solidaria de vez en cuando que te deja pasar primero).

    En fin, el caso es que no somos ni más ni menos que otros, y tenemos los mismos derechos, aunque nos inflan a obstáculos (por ejemplo, con el carnet de conducir, que es injusto que lo tengamos menos años que otros, o cualquier otra cosa), cuando deberían de ayudarnos en facilitarnos las cosas, que tanto esfuerzo nos cuestan…

    Otra cosa: es curioso como muchos sitios públicos tienen un sube-escaleras o una especie de montacargas, pero que en realidad no funciona ni funcionarán nunca para ahorrarse gastos de electricidad (vamos, que tienen los sube-escaleras nada más para aparentar ser muy modernos y muy solidarios), o liarte a pegar gritos para que alguien se apiade de ti y te baje la llave (si funciona, claro) y tengas que esperar unos 15 minutos como mínimo para que puedas subir adonde tengas que ir.

    30 julio 2013 | 15:52

  5. Dice ser madre reciente

    Maese Morea, que conste que tu adaptado portal es uno de los que más incómodos me he encontrado para entrar con carrito de bebé. Que ese es otro tema… 😉

    31 julio 2013 | 10:59

  6. Dice ser Lola

    Por mi zona hay edificios de 30 y 40 años que tienen escaleras de más de 20 escalones para acceder al portal, entresuelos donde están las oficinas a los que sólo se puede acceder por las escaleras, también interminables. Pero lo realmente triste es cuando en una junta de vecinos se hace la propuesta de poner una rampa o un sube escaleras y algunas personas se niegan de rotundo, aún viviendo personas con discapacidad en el edificio, la falta de empatía o el pensamiento de que nunca llegarán a viejos o puedan tener un accidente hacen difícil llegar a un acuerdo, eso sí, si se hace la obra son los primeros en subir por ahí el carrito de la compra.

    31 julio 2013 | 11:56

  7. Dice ser Arquitectador

    Madre reciente, sí es que lo primero que tenéis que enseñarles es a andar, que luego se amohínan

    31 julio 2013 | 17:11

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