Cuando por el camino nos quedamos en los detalles y perdemos el objetivo, culminamos los procesos con sonoros fracasos.
En arquitectura, esto sucede a menudo, como en otros aspectos de la vida.
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Museo Guggenheim, Bilbao |
En nuestro país, en los últimos años hemos vivido la proliferación de un número impensable de centros culturales, museos, centros sociales, archivos y otros hitos arquitectónicos que a mayor gloria de alcaldes y proyectistas adornan ahora ciudades y en algún que otro caso desamparados parajes deshumanizados.
Todos y cada uno de ellos tienen un referente común. Bilbao y el museo Guggenheim del arquitecto canadiense Frank Ghery y personalmente creo que de aquí parte el error.
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Ría de Bilbao 2005 |
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Ría de Bilbao 1976 |
La ría de Bilbao, eje sobre el que se asienta el museo fue profundamente transformada por las obras realizadas en un plan global urbanístico, que modifico el aspecto y función de la ría, convirtiéndola de industrial y llena de espacios residuales en lugar hecho para el disfrute y el aprovechamiento de los ciudadanos.
Y el museo, era, y es, un hito, un centro, un emblema y un punto de atracción de turistas. Pero el ciudadano, el bilbaíno, vive el entorno del museo, disfruta de la transformación de la ria que antes sufría. Y ese es el motivo desde el punto de vista arquitectónico y no otro. No el museo.Galería fotográfica de la ría de Bilbao, antes y después.
Y sin embargo, hemos plantado como si de setas se tratasen museos aquí o allá, despreocupándonos de los entornos y promocionando el hito y no el plan en el que se enmarcaba.
Aprendamos de Bilbao. No nos limitemos a copiar la guinda del pastel.
Nota del arquitectador: Pluralizo de forma consciente y malintencionada en el post, haciendo (haciéndonos) responsables a todos de lo que hacen los que gestionan nuestros euros.
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