Ayer salió el tema de la desungulación (extirpar quirúrgicamente las uñas) de los gatos, que en determinadas épocas y lugares ha sido una práctica habitual.
Afortunadamente cada vez se hace menos. Aunque yo conozco veterinarios que la realizan si sospechan que, en caso contrario, el gato puede acabar de patitas en la calle.
Es uno de esos casos en los que se decide que lo mejor es enemigo de lo bueno. Y yo no me atrevo a juzgar a esos profesionales.
Es cierto que los gatos pueden arañar muebles, cortinas y/o alfombras, sobre todo cuando son cachorros. Y también es cierto que algunos ejemplares son especialmente destrozones, pero la desungulación no es la solución.
Es una práctica cruel que afecta sobremanera la sensibilidad de los gatos (es como si a un humano le cortaran la últma falange de los dedos) y atenta contra su forma felina de ser. Si además se pierden o son abandonados, lo llevan crudo.
A los gatos se les puede educar para usar un rascador. O adoptar un adulto que se sepa que no araña si es muy importante que no participe activamente en la decoración de la casa.
Pero lo que yo siempre le digo a aquellos que desean adoptar un gato o un perro es:
Piensa en tu mueble favorito o en tu prenda de ropa más querida. Si un día al volver a casa te la encuentras destrozada y no eres capaz de perdonar al animal, entonces no estás preparado para compartir tu vida con él.
Milo fue recogido de la perrera cuando era un cachorro. Con cuatro meses, lo castraron y lo desungularon.
Ahora, con año y medio, su dueña no lo puede tener porque se ha separado y ha vuelto a casa de su madre, que es alérgica y padece una grave enfermedad.
Milo es un gato tranquilo y muy bueno, apenas maúlla (sólo cuando quiere agua o comida) y se pasa horas tumbado en la cama, o si quiere compañía, en el brazo del sofá. Le cuesta coger confianza, así que es necesario tener paciencia con él, porque al principio se esconde o se pone nervioso.
Cuando ya se suelta, te sigue por la casa, ronronea y hasta se te tumba encima para que le hagas cariños. Se ha acostumbrado a los perros, a veces juega con ellos, pero es un poco bruto.
Se entregará desparasitado, vacunado y esterilizado. Está en Zaragoza, en la protectora Alborada.
Contacto: 645 887 628 alborada.noemi@gmail.com