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Por un protocolo para atender a los animales implicados en accidentes de tráfico

En mayo os contaba en este mismo blog que nadie rescata a los animales implicados en un accidente, no existen protocolos para ayudarles.

Si tenemos la terrible suerte de tener un accidente de tráfico y vamos con nuestros animales, lo que pase con ellos va a depender de demasiadas variables: nuestro estado, el de los animales, la buena voluntad de los servicios de emergencias implicados, si el accidentes ha sido cerca o lejos de nuestra red de amigos y familiares…

Desde que lo escribí, en el marco de la campaña de Fundación Affinity y el Observatorio Justicia y Defensa Animal que pide que los animales no tengan consideración de objetos (la foto es suya), me han llegado algunos testimonios de personas que han pasado por esa situación. Personas que fueron ingresadas con la angustia de no saber que había pasado con su perro o su gato, que son miembros de su familia, que aún conmocionados tuvieron que disponer cómo hacerse cargo de residencias caninas cercanas, ingresos en hospitales veterinarios o contactar con amigos que echaran un cable, que nunca agradecerán lo suficiente al profesional que les atendió y además les ayudó por su cuenta y riesgo a ubicar a su animal.

Juan Luis Castellví trabaja para la UE y está especializado en seguridad y emergencias. También es un amante de los animales y tiene el blog Emergencias112 y otro sobre etología canina.

Tras mi post ha escrito recientemente otro titulado ¿quién atiende a tu perro si tienes un accidente?.

Yo os dejo aquí algunos fragmentos de ese contenido de Castellví, pero os recomiendo que leáis a fondo, visitando los enlaces que menciona, si el tema os interesa.

Yo había intentado generar un debate al respecto allá por el año 2013, cuando publiqué ¿Podemos atender a las mascotas de nuestros pacientes? en mi blog Emergencias112. Pero desde entonces nada, o poco, ha cambiado.
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La competencias de tráfico son de la policía local en los cascos urbanos, y de la guardia civil en las vías interurbanas. Pues podrían localizar en sus respectivas áreas de influencia los medios disponibles para poder hacerse cargo de los animales en cada zona, horario y situación. Esto implica algo de trabajo de campo para saber qué refugios (públicos y privados), hay en su jurisdicción. Así mismo para saber qué vehículos hay disponibles para trasladar animales (los propios cuerpos policiales suelen tener unidades caninas, pero también se puede contar con otros recursos municipales, incluyendo la protección civil), o de centros veterinarios.

Hay dos casos que podemos encontrar, que alguien tenga un accidente y el animal esté ileso pero el vehículo haya quedado inutilizado, o el conductor vaya a ser trasladado a un centro sanitario. En este caso sólo habría que trasladar al perro a un sitio designado por el dueño, o a la dirección que figure en la documentación de la persona. O en el peor de los casos al albergue municipal o de la zona que corresponda, hasta que su dueño pueda hacerse cargo del mismo de nuevo.

El otro caso es que sea el animal el que está herido. Es entonces cuando sería necesario tener algún tipo de “ambulancia” para animales, ya que el traslado requerirá algo más de atención. De nuevo se pueden buscar conciertos con clínicas veterinarias de la zona, hablar con las aseguradoras para que empiecen a incluir esta posibilidad, o que el dueño acuerde hacerse cargo de los gastos derivados de la atención del animal, que quedará ingresado en un centro veterinario de la zona, para evitar problemas, puede haber una lista de clínicas de la zona, y cada caso se lleva a una diferente en un orden predeterminado.
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Son cosas bastante fáciles de lograr, que sólo necesitan algo de buena voluntad, porque una vez aprobado un procedimiento, ya no dependemos de la opinión del profesional que esté de servicio ese día, de su sensibilidad hacia los animales, o de su empatía hacia los dueños accidentados. Simplemente hay que cumplir con lo regulado.