En septiembre de 2012, vinculado a la crisis, se subió el IVA veterinario en nuestro país del 8% al 21%. Una medida que hizo que muchos protestáramos, porque le hacía un flaco favor a los animales y porque suponía un agravio comparativo con el IVA de la rama de veterinaria dedicada a la ganadería, que pasó del 8% al 10%.
Es una pésima noticia de la que pronto hará un lustro sin que se haya puesto remedio. Por eso somos muchos los que seguimos protestando. Los últimos, la Asociación Madrileña de Veterinarios de Animales de Compañía (AMVAC) en una nota de prensa:
En España «tributa más curar a nuestras mascotas que la fiesta y las copas», pues los servicios veterinarios pagan impuestos «como bienes de lujo» pese a que el 40 % de familias tienen al menos un animal en casa.
El pasado mes de octubre se aprobó una propuesta no de ley para bajar el IVA veterinario, en el 21% desde 2012, al 10% pero, en palabras de Jaime Díaz, gerente de AMVAC, «un año más, los veterinarios clínicos de animales de compañía volvemos a ser los grandes olvidados en los Presupuestos Generales. Los únicos sanitarios que mantenemos el 21 % en nuestras consultas».
Díaz cree que es «increíble que esté gravado con más IVA curar a un perro o a un gato que ir a un concierto, al teatro o a los toros», cuando el último informe sectorial facilitado por esta organización cifra en más de 20 millones el número de animales de compañía en España.
La subida de 2012 provocó el cierre de 730 centros veterinarios en España, lo que desde entonces ha afectado no sólo al personal de las propias clínicas, sus clientes o sus mascotas sino «a la sociedad en general y a la salud pública».
Ello ha motivado que «desciendan los tratamientos preventivos en mascotas para controlar enfermedades infectocontagiosas y parasitarias, lo que puede llegar a traducirse en problemas sanitarios importantes» ha advertido el gerente de AMVAC.
En la actualidad «muchos propietarios obvian las revisiones y las vacunas de sus mascotas» a pesar del riesgo de algunas enfermedades animales que pueden afectar a los humanos y «en este sentido, las visitas periódicas al veterinario son la única garantía real para la salud pública».
Una subida del precio en vacunaciones, desparasitaciones, chips, esterilizaciones, etc. redunda en más abandonos, animales peor atendidos, más camadas indeseadas, zoonosis…
La veterinaria de animales de compañía es salud, tanto para los animales como para los humanos.
Y la salud no es un lujo, por mucho que pronto haga cinco años que como tal se la considera en términos impositivos.