El secreto para que todo vaya bien al ir a adoptar un perro a una protectora

Hace un par de semanas tuve el honor de ser firma invitada en la web (que os recomiendo fichar porque semanalmente publican contenidos sobre animales de interés) de la Cátedra Animales y Sociedad de la Universidad Rey Juan Carlos I con un texto bastante extenso que se titula Es muy díficil adoptar un perro en una protectora.

Tras el enlace tenéis el contenido completo, pero hoy he querido compartir aquí un fragmento, ese en el que explico el secreto para que una adopción vaya rodada, porque he oído con demasiada frecuencia esa queja. No es difícil, os lo aseguro.

Lo primero es verdaderamente haber pensado en si podemos asumir la responsabilidad de un animal durante muchos años. No acudir por impulso. Y hacerlo estando de acuerdo toda la familia y presentes en el proceso. Un animal no puede ser un regalo sorpresa a un tercero. Es un mensaje que se repite hasta el hartazgo, pero que no parece calar. Pensar, valorar si estamos dispuestos a responsabilizarnos del coste en tiempo, dinero, organización… que implica.

Lo segundo es acudir a la protectora sabiendo de antemano que tendrán que ‘examinarnos’ para ver si somos aptos. Es su obligación, es lo que deben hacer. Otra cosa diría muy poco de su quehacer salvando seres vivos. Acudir sabiendo también ese coste existente y que la mayoría de los perros que habrá allí serán mestizos, perros de caza o sus cruces, PPPs, perros de tamaño mediano sobre todo, aunque también grandes y pequeños, pero rara vez diminutos.

Y lo tercero es ir a adoptar con el corazón abierto y una actitud asertiva. Si al voluntario que sale a atender le decimos, en lugar de «quiero un cachorro que vaya a ser pequeño», «algún adulto de tamaño toy» o «un border collie» o «un galgo», cómo es nuestro estilo de vida, lo que nos gusta hacer, el tiempo que podemos dedicar al animal, si tenemos experiencia previa con perros, si tendrá que convivir con niños o con gatos… entraremos con buen pie.

Por supuesto, podemos añadir si nos gustan con pelo largo o corto; medianos, pequeños o grandes; juguetones o tranquilos. Pero lo que debe primar siempre es el carácter y las necesidades de ejercicio del animal. Si en esos dos aspectos son compatibles con nosotros, la adopción será un éxito y tendremos un nuevo miembro de la familia al que querremos con todo nuestro corazón.

El perro más bonito del mundo, si no casa con nosotros, es muy probable que nos parezca horroroso al poco tiempo. La belleza está en el interior, y todo eso que tampoco termina de calar.

Yo a los novios de mis hijos los quiero buenos, no guapos. Con mis perros, igual.

«Quiero un perro que se adapte a mí, acabo de irme a vivir solo con mi novia, nos encanta hacer deporte y tenemos bastante tiempo libre por las tardes» o «quiero un perro para mi familia, somos bastante sedentarios, nos gusta vivir tranquilos y tenemos niños» o «nos hemos jubilado, queremos un perrito al que atender, pero tengo problemas de movilidad y viajamos mucho al piso de la playa»…. Ese tipo de cosas hay que empezar diciendo.

Y luego tenemos que dejarnos asesorar. Ellos conocen a sus animales mejor que nosotros. Quieren conocernos para acertar. Si nos recomiendan determinados perros no es porque quieran colocarnos los que nadie quiere; lo que quieren es que todos salgamos de allí con un futuro feliz por delante.

El empeño por el cachorro es comprensible. Nada tan lindo como una bolita de pelo. Pero esa bolita no sabemos qué carácter y necesidades tendrá y la fase de cachorro/bolita dura muy poco para dar paso luego a la adolescencia canina. Educar a un cachorro y luego a un perro joven requiere mucha energía y tiempo, más desde luego que abrir las puertas de nuestro hogar a un animal adulto. Aunque bastante bien salen los pobres por ellos solitos en la mayoría de los casos.

A nuestras parejas es raro que las conociéramos cuando fueron adorables bebés. De hecho, haber elegido a nuestra pareja de bebé hubiera sido más arriesgado que jugar con los trileros de la plaza Mayor. No queremos la incógnita de cómo puedan salir de mayores, queremos conocer cómo son ya de adultos antes de meterlos en nuestra vida. ¿Por qué no con los perros?

De hecho, el tercer motivo de abandono de un animal es su comportamiento (último estudio de Fundación Affinity).

 

Todo eso en buenas protectoras, claro, en aquellas que se toman su labor en serio e intentan, contra viento y marea, trabajar de la manera más profesional posible. Aunque de la necesaria profesionalización de las asociaciones protectoras ya hablaremos en un futuro, porque da para mucho. Hay demasiado voluntarismo, unas dosis considerables de caos y diferencias notables entre las distintas zonas de España.

A veces se equivocan, por supuesto. A veces niegan un animal a una familia que podría haber sido excelente. A veces se pasan de frenada, claro que sí. Son humanos. Humanos escarmentados, que han visto demasiado.

Creo sinceramente que la labor de recibir y valorar a los potenciales adoptantes es la más compleja en una protectora. Eso sí que es difícil. Y lo hace gente a la que no necesariamente se ha preparado para ello. Tenedlo presente, porque ese sería el cuarto y último consejo. 

La perrita de un blanco inmaculado que acompaña este post apenas tiene año y medio y se llama Chasca. Es una mestiza de tamaño mediano que fue rescatada de una perrera de Albacete.

En la protectora madrileña Animales con un Nuevo Ritmo cuentan que «es muy dulce y tranquila, un amor de perrita. Con otros perros tiene muy buena relación».

Está sana y se entrega desparasitada, vacunada, chipada, esterilizada y con contrato de adopción.

Para apadrinar o adoptar a Chaska: acunrmadrid@gmail.com o acunrmadrid1@hotmail.com

3 comentarios

  1. Dice ser María Orozco

    Me interesa la perrita Chasca.
    Como reaciona Con. Los gatos
    Agradecida.

    27 octubre 2019 | 1:34

  2. Dice ser Araceli

    Me interesa la perrita,

    11 noviembre 2019 | 23:58

  3. Dice ser carlos barquero

    sino la an adoptado me haria ilucion adoptarla

    10 diciembre 2019 | 18:43

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