Si tenéis cierta edad seguro que lo recordaréis. Era adulto, algo feúcho, no tenía ninguna raza definida, le habían echado de su casa y buscaba un hogar.
Puede que incluso podáis cantar la canción del anuncio que se emitió en los ochenta de principio a fin. “Le han echado, no le hieren, pobrecito, ¿qué va a hacer? Busca alguien que lo cuide y lo sepa comprender. Tristón solo busca un amiguito, un hogar y mucho amor“.
Tristón fue un peluche que se convirtió en un juguete estrella en ventas. Y con ello, tal vez involuntariamente, también fue una estupenda campaña a favor de la adopción de animales y no primar su aspecto o edad.
Puede que haya sido (pagando el pequeño peaje del chantaje emocional a la infancia y del ánimo de lucro) uno de los puntales de muchas actuales conciencias a favor de los derechos de los animales.
Me gustaría mucho conocer al que concibió este juguete y esa campaña, intuyo que sí había buena voluntad detrás, amor por los animales.
Hoy me he reencontrado en Twitter con Tristón:
A las muy buenas queridos, ayer en casa de mis padres me hizo muy feliz reencontrarme con un juguete de mi niñez 😊. A ver cuántos de vosotros sois lo suficientemente viejunos como para acordaros de este muñeco y de su impactante anuncio 🤶 👴 📺 🐶 #AporElViernes #FelizFinde pic.twitter.com/xpy5ao7LPs
— Yeswecan (@Yeswecanandcat) August 2, 2019
Hace seis años me pasó lo mismo, me lo encontré en casa de mis padres con su sonrisa mellada y unas orejas mucho más pequeñitas, desconozco si es que cada peluche venía con variantes, aunque sí recuerdo que los hubo más tarde blancos y más chiquititos, igual que me acuerdo que el mío fue ‘una primera edición’. El primer año que asomó el anuncio ya le quise dar un hogar.
Encontré a mi Tristón en 2013 y os lo conté desde este mismo blog. Entonces os decía que prefería con mucho este juguete a ese otro estilo de peluches y muñecos que priman razas y caprichos, el tratar a los animales como bolsos de moda, sujetos a las nuevas tendencias y a ponerles accesorios más que discutibles (collares, perfumes, distintos tipos de ropa…).
No sé si conocéis a los chihuahuas Chi Chi Love, un éxito los últimos años. Lo ejemplifica bastante bien. Prefiero mil veces al nada glamuroso Tristón.
Ojalá alguna juguetera se animase a lanzar para la próxima campaña navideña un perro de peluche que fuera digno heredero de Tristón. Y si donase parte de los beneficios a una o varias protectoras, aún mejor.